Pamela

Me he cansado de llamarlo y el no me contesta. Sabía que algo andaba mal, no era tonta y después de casi cinco años en una relación y tres de noviazgo uno como mujer presentía que algo estaba molestando a Martin. Lo conocía desde muy pequeña nuestros padres eran militares de carrera y todo nuestro entorno estaba ligado a ese mundo. Martin siempre me gustó, era muy atractivo, alegre y encantador. Estaba destinado a llegar a ser un general como nuestros abuelos. Yo era hija única y nací cuando ya mis padres habían perdido la esperanza de tener hijos.

Estaba en cuarto año de arquitectura y aunque estudiaba para tener una carrera, nunca ejerceria, yo estaba preparada para ser la esposa de un oficial.

Tampoco negaría que sabía de los affaire de Martin, pero como había aprendido esos eran tonteos sin importancia. Que todo hombre tenía y tendría en su vida. Pero esposa es una sola, la compañera, la amante, la socia, la Madre ese rol solo lo tenemos nosotras. Y con eso me bastaba.

Pero últimamente lo veía raro. Ya había faltado a varios almuerzos y otras reuniones que se hacían en nuestros hogares. Mis celos me llevaron a indagar por cualquier chica que estuviese en nuestro círculo. Pero no era ninguna de ellas. Y alguna colega oficial ? Investigué con algunas oficiales que conocía y nada... Finalmente mi humor y tristeza hizo que papá se diera cuenta, que Martin estaba algo raro y distanciado y yo andaba apenada y me preguntó que pasaba? Mi papá me amaba y él no permitiría que nada me pasara.

--Pamela...mi niña que pasa con Martin ? Ha ocurrido algo de que no me enterara?...Te veo melancólica, te ha hecho algo ? Se está portando mal contigo?....no dudes en decírmelo. Él te debe cuidar como la joya que eres, él cuando pidió tu mano sabía bien

--No papá, ha tenido algunos problemas en el regimiento con algunos oficiales y tú sabes lo responsable que es él.Algunos no marchan al ritmo de él y eso lo desencajada...Es tan perfeccionista que raya en la obsesión.

No quería que papá tomara cartas en el asunto, dos veces había visto actuar a Martin de mala forma, fueron arranques de furia. Confieso que tuve mucho miedo, jamás nadie me había llamado la atención y menos recibir un golpe. La primera vez fue que se molestó conmigo por llegar atrasada, me dió una cachetada fuerte. Qué me dejó mi mejilla marcada, y me rompió el labio también, tuve que rápidamente inventar una caída, mi mentira funcionó para que mis padres no se enteraran. El después recapacitó y me pidió perdón. Me regaló un lindo oso de peluche y un bello arreglo floral.

La segunda vez fue también mi culpa, lo alteré cuando le discutí que no quería ir a una fiesta donde estábamos invitados. También se molestó y me tiró al suelo de un empujón. Se me rajó el vestido y cuando volvió a buscarme y no me vió se desespero. Me fuí a dónde una amiga y me quedé con ella en la noche. Al otro día me pidió nuevamente perdón y empezamos de cero. Me regaló un lindo anillo, que no lo uso mucho, me recuerda ese episodio y no me agrada recordarlo. Ahora somos felices, nunca más me ha tocado y no me ha faltado el respeto. Trato de que el no se moleste en nada, siempre estoy dispuesta a cumplir con todos sus pedidos, si quiere sexo o si quiere jugar o cumplir alguna fantasía siempre estoy dispuesta a todo por mi amorcito.

Si papá o mi abuelito se enteraran, todo se volvería una tragedia. Mi papá sería capaz de matarlo y jamás permitiría que me casara con él. Y no podría permitirlo. Me muero antes de separarme del amor de mi vida. Sin Martin no soy nada. Me volvería loca y no lo resistiría.

Contaba los días, ya estaba lista la fecha del matrimonio. En tres meses más sería la señora Sotomayor y nada más podría separarnos.

Le pediría que éste domingo fuéramos a la casa de mis abuelitos. Mi tatita quiere que vaya en compañía de mi futuro esposo. Me dijo que tiene nuestro regalo de matrimonio. Será una sorpresa....No podíamos cometer un desaire con él.