CAPÍTULO 18

Una mañana fría de esas que no quieres levantarte para asistir al trabajo, desanimada por pensar en Darío, reprimo el llanto y me trago las lágrimas, no quiero que noten en la oficina que he llorado, tengo que ser una mujer fuerte; salí desgranada hacia el trabajo, sabía el duro trabajo que  me esperaba, la crisis económica que enfrenta mi País a afecto a muchas empresas, con su reducción de personal, gracias a dios hasta los momentos no afectado a la nuestra y no habido despidos, aquello era un tema sobre el que no había querido pensar durante las vacaciones, el señor Escobar convocó una reunión sorpresa, como siempre lo hace en estas fechas.

Recordé todo el trayecto que enfrente para llegar donde estoy, tiempos que trabajaba doce horas al día sin parar, hubo momentos que me llevaba los viernes trabajos difíciles a la casa y pasaba el fin de semana sumergida entre estadísticas y documentos no paraba hasta que terminaba, me enfrentaba a clientes difíciles de tratar o contratos con muchas clausulas pequeñas que tenía que descifrar, pero al final lograba mí objetivo, me sintió la mujer más feliz del mundo por ser una abogada reconocida en mi área.

Me dolía pensar en lo poco humana que se volvía la gente cuando escalaba niveles en la empresa, como en el caso de Luis Carson, un abogado que llego a la empresa al poco tiempo que yo, con poca experiencia en el área, como abogada responsable lo asesore, oriente y le presente a los clientes en asuntos legales, al poco tiempo se reunía en la pláticas entre compañeros de trabajos y en horas del almuerzo siempre lo veíamos comiendo con algún otros trabajador, luego un momento a otro subió de cargo, de allí empezó a relacionarse con el desagradable de Señor Aníbal Escobar y dejo de tratar con los empleados que no estaban a su nivel, se volvió un hombre insufrible, medio tonto, pero que se cree alguien importante desde que lo habían ascendido, muchas veces mientras yo me quedaba en la oficina revisando informes, veía cómo Escobar salía con Luis para comer, ¡Comidas de negocios!, decían ellos, ya estaba acostumbrada a este tipo de eventos y lo tomaba con indiferencia, con tal que no afectara mi trabajo no tenía problemas.

Lo malo era cuando me tocaba trabajar el Señor Aníbal Escobar, un hombre sin escrúpulos y a quien no le hizo gracia que fuera una mujer y no un hombre uno de los nuevos abogados de la empresa, que en aquel momento fue el Señor Thomas Grau quien me dio la oportunidad de formar parte de su organización, siempre me miraba como si por ser mujer fuera inferior, de hecho, cuando le tocaba asignarse labores intentaba darme los trabajos menos importantes, mientras que a Luis Carson, le trataba con respetos.

La mañana transcurrió con normalidad hasta que entra Rebeca hecha un manojo de nervios a mí oficina.

Rebeca: la empresa está revuelta porque hay reunión de ejecutivos, por la situación del país en este tipo de reuniones siempre estamos pendiente de la nuevas noticias nerviosa - “Mariana, tienes que ir al despacho del señor Grau te solicita urgentemente”

Mariana: no estoy acostumbrada asistir a este tipo de reuniones, - “¿qué pasa?, ¿porque tengo que ir yo?”, - preguntó extrañada mientras me levantaba.

Rebeca: "no lo sé, pero creo que es algo relacionado con el viaje que tenían que hacer Grau, Escobar y Luis a la convención anual en Colombia, al parecer, Escobar está molesto porque Luis no tiene las informes y estadísticas de este último año y Grau lo está pidiendo desde hace una semana y según su secretaria el Señor Grau está seguro que tú lo puedes apoyar con eso".

Mariana: eso sí es un problema que nos involucra a todos, rápidamente sacó una carpeta y tomó un pendrive con toda la información de los informes de los últimos 4 años, los tenía no porque me lo hayan pedido, según el señor Escobar aquello no era de mi incumbencia, si no por cuestiones de trabajo que tenía que resolver y así podía ubicar la información más detallada, seguí mirando y recordé el archivo que tenía lo  que había ido preparando del informe general del último año, de pronto allí estaba lo que buscaba.

Levantó la mirada y fijó la vista en Rebeca, tendiéndole el pendrive, y con voz temblorosa pero decidida, susurró, - "comunícale que en diez minutos estoy allí, sácame varias copias a los informes y estadísticas que hay en este pendrive rápido, por favor amiga".

Rebeca salió de mi oficina dejándome en con los nervios de punta, no sabía si estaba bien lo que había hecho, pero era una información valiosa que se necesitaba y yo la tenía; me estaba encomendando a dios para que todo salga bien, cuando entra una frenética Rebeca con las copias que le había pedido, las repasó durante unos segundos comprobando que la información que no contenga errores, menos mal que soy ordenada y me gusta llevarlo todo al día.

Tomó aire y, ante la atenta mirada penetrante de Rebeca, murmuró de lo tranquila que pudo, - "toma llévale estas copias Anna, y dile que voy para allá”.

Rebeca salió disparada hacia el despacho del jefe Grau, cuando estaba de regreso, me dispongo a salir de mi oficina con los nervios de punta, iba camino al ascensor cuando escucho la voz de rebeca que me llama, me volteo para verla.

Mariana: preguntó con el corazón a mil, - “¿qué pasa ahora?”.

Rebeca: me acerco y le digo, hecha nervios - “solo era para decirte que están todos los jefes”.

Mariana: con cara de asustada y me pongo más nerviosa, - pienso - ay Dios mío presiento que el ser Escobar no me la va poner fácil, - “de acuerdo, espérame aquí, por si te tengo que llamar por algo, ¿de acuerdo?”.

Rebeca: me acerco a ella cogiéndola de las manos para darme ánimos y prosigo, - “aquí estaré, piensa soy la mejor, la más lista, la más profesional y deja al bobo de Luis en ridículo”.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***