CAPÍTULO 12

Juan David, que la adoraba también, le regalo un rosario y unos chocolates, ella se lo agradeció con mimos y besos, ella me regalo un bolso negro de cuero que sabía que me gustaba, a Juan David una camisa de color azul marino juvenil, estaba encantado con su regalo, su euforia se hacía notar, también nos trajo el desayuno y parte del pastel que había hecho en su casa, desayunamos los tres juntos entre  risas y los ladridos de Azabache, que también estrenó su nuevo camisita roja.

+++Darío Mendoza+++

La mañana de Navidad mi casa estaba en caos, había montones de regalos bajo el árbol de Navidad, la mayoría eran para mí Fabiana, cuando mi niña se despertó y vio los regalos, se puso tan nerviosa y alegre que salió disparada hacia mi cuarto para llamarle.

Fabiana: “¡papi, papi! tienes que levantarte y ver lo que hay debajo del árbol de Navidad” - gritó nerviosa, - “¡anda, levántate! seguro que hay alguno para ti, voy a avisarle a la abuelita” - salió corriendo.

Es fascinante ver a mi hija tan contenta, es mi niña adorada, es inteligente, independiente, a su corta edad entiende las cosas, mi pequeño terremoto que impulsa mi vida con su luz, hago todo por ella, desde que su madre la rechazó trato de llenar ese espacio que dejó en ella, este año Santa Claus le trajo todo lo que pidió, la veo abrir los regalos y apareció un perro de peluche,  mi hija me ve y me dice.

Fabiana: “lo voy a llamar azabache, como la perrita de Mariana, ¿cuándo la volveremos a ver papi?”, - me miró esperando respuesta pero no sé qué decirle, me quedo mudo y ella sigue hablando, - “a mí me gustó mucho la perrita, ¿puedo tener también un perro de verdad, papi?”.

Sorprendido por aquello, la miró y respondo antes de besarla en la frente, - “de momento, princesa, tienes que conformarte con tu nuevo perrito”.

Por la tarde, salí a dar una vuelta con el auto, con ganas de ver a la gruñona y conocerla, puedo averiguar donde vive, pero sería patético, con qué pretexto me presentaría en su casa, tras pensarlo mucho, decidí regresar a mi casa, me siento ridículo ante la situación.

+++Mariana Díaz+++

Llegó el día esperado, Azabache la cuidara mi adorada amiga Rebeca, salimos de la estación de pasajeros a las ocho de la mañana en un expreso ejecutivo, con sus respectivas paradas, para descansar y comer; estoy sumergida en mis pensamientos, viendo a través del ventanal los hermanos países de la zona, pueblos con maravillosas playas que se visualizan desde la carretera.

Llegamos al pueblo, estamos cansados pero felices, cuando llegó lo primero que hago es abrazar a mi mamá, luego a mi papá, después a los demás, cenamos en familia, conversamos, nos reímos a carcajadas de los cuentos de cada uno.

El 31 de diciembre nos quedamos en casa, preparando la comida para la cena en familia, todos colaboramos mientras nos tomábamos unas cervecitas para el calor que estaba fuerte; mientras los niños juegan, las mujeres conversamos de nuestras vidas y los hombres jugaban dominó con el sonido la música típica de la región.

Cada vez que vengo a mi pueblo pocas veces salgo de casa, de salir es a disfrutar de las playas, aprovecho de descansar, dormir, comer la comida rica de mi madre.

Llega el día de regresar a la capital con lágrimas en los ojos me despido de mi familia, no quiero irme, la paz que se respira en el aire no tiene descripción.

+++Darío Mendoza+++

Estoy en la oficina, revisando un contrato de una obra civil, soy Arquitecto, mi empresa está más dirigida a construcción de edificaciones, por el tipo de trabajo que realizó viajo constantemente, supervisó las obras personalmente.

Suena el intercomunicador de la oficina es mi secretaria Manuela, lleva trabajado en la empresa dos años, tuve suerte con ella, es casada y tiene hijos, no ha pasado el límite de secretaria – jefe, como en otros casos, después de que me divorcie, tenía que estar cambiando secretaria querían estar entre mis piernas, las dejaba ser y luego tenía que despedirlas.

Manuela: Señor Mendoza, el Señor Ignacio Croos lo solicita.

Darío: suspiro - “déjalo pasar”, - es una de las personas que estuvo allí en ese momento difícil de mi vida, apoyándome y animándome, es un gran ser humano, tiene una agencia de seguridad, en sus tiempos libres se la pasa de fiestas y con mujeres que no duran más de una noche en la habitación de algún hotel, se puede decir que es uno de los solteros más cotizados de la Capital.

Ignacio: “hermano ¿cómo estás?, si no me presento aquí, no sé nada de ti, ni una llamada, ni un mensaje, ya te olvidaste de los amigos”.

Darío: levantó la vista, con voz seria le digo - “hola Ignacio, ya ves estoy bien, pareces una novia celosa, entre Fabiana y el trabajo no me queda chance de establecer vida social”.

Ignacio: suelto una Carcajada, - "sabes que soy más que tu novia, ¿cómo está mi princesa?, le debo una visita".

Darío: con voz entusiasmada le digo - “encantara, si la vieras está en esa etapa que pregunta por todo y genera más tiempo; el tiempo que estoy en la ciudad se lo debo a ella”.

Ignacio: sonriendo, digo - “me imagino a esa tremedura, como están las cosas el trabajo y la preciosura de Danna?".

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