CAPÍTULO 16

Mariana: a paso acelerado camino hacia la salida, cuando siento que alguien me agarra suavemente del brazo, me volteo y allí estaba él, - oh, no, no, no, - pensé al tenerlo tan cerca.

Darío: susurró - “Hola Mariana”, - la había visto salir de la pista con ese joven, me puse celoso, con la mirada los seguí y me fije que la dejo en la barra y se fue, llego una chica estaba conversando con ella, cuando de repente vi que se movieron, no podía creer que de nuevo tuviera la oportunidad de encontrarla, sin importarme Danna la dejó sola en la pista, la sigo hasta que la alcanzo, la miraba hipnotizado, estaba preciosa con ese vestido negro y su cabellera larga, por un momento pasó por mi cabeza la idea de besarla, pero me contengo, no sabía cómo podría reaccionar.

Mariana: “Hola Darío”, - dije tratando de hacerse la sorprendida - “¿cómo estás?”

Darío: “bien, estas hermosa, estoy con un grupo de amigos”, - contestó señalando hacia donde estaban, - “¿quieres que te los presente?, o mejor ven conmigo te invito a una copa”, - digo devorándome con la mirada, sin soltarla la dirijo de nuevo al área de la barra, pero ella con un rápido movimiento se soltó y se separó de mí.

Mariana: mirándolo a los ojos, con una sensación de lanzarme a su boca y probar esos labios que me llaman, solo digo - “¡no!, gracias, ya me iba, llevo aquí desde las nueve de la noche y ya es tarde, ¡estoy agotada! Quiero llegar a casa, quitarme los zapatos que me están matando y meterme en la cama, así que hasta luego, me están esperando, me tengo que ir”.

Darío: estoy furioso, porque me está tratado así, ¿quién la esperaba? no quiero que se marche, deseo estar con ella, agarrándola del brazo, - “te acompaño hasta la puerta”.

Mariana: molesta, lo miró - “no hace falta, sé cuidarme yo sola”.

De pronto apareció Rebeca y preguntó.

Rebeca: “Mariana quien este tipo, te está molestando”.

Darío: “mucho gusto señorita, Darío Mendoza”, - le digo sin soltar a su amiga.

Rebeca: al verme la cara de Mariana supe que era la persona que la tenía incomoda, - “mucho gusto Rebeca, si nos disculpa ya nos vamos, estamos agotadas”.

Darío, sin darme por vencido, comentó, - “le estaba invitando una copa a su amiga”.

En ese momento la rubia se acercó por detrás, le cogió cariñosamente por la cintura y apoyándose en el brazo de él, sonrió, mimosa, aquello me puso más molesta.

Mariana: digo con frialdad, - "pues no!, ya que estás tan bien acompañado, te dejamos, que lo pases bien, hasta luego”, - sin darle tiempo a decir nada más, me suelto de su agarre, me di la vuelta y salí por la puerta del local.

Rebeca: incrédula por cómo se había comportado mi Mariana sonrió, me parece que mi amiga está celosa y este hombre es el causante, veo que señor le dice a la rubia y se va.

Darío: molesto por cómo llegó Danna y la mirada triste de Mariana, Le indico a Danna que me espere en la mesa, de mala gana se va, cuando voy a moverme para ver si la logro alcanzarla su amiga me habla.

Rebeca: “Bueno señor, ¿casado o algo por el estilo?”.

Darío: “divorciado, sin compromiso” - contestó, al entender lo que quería saber.

Rebeca: después de pensar que hacer sonrió y miró hacia la puerta por donde había desaparecido, indicó sin dejar de sonreír, - “si realmente te gusta, adelante, ve a por ella, pero como la hagas sufrir sabes de mí".

Darío: gracias Rebeca”, - ella asistió y me fui rápido por donde Mariana salió del local, cuando la veo a está a un lado de la entrada abrazándose a sí misma, se ve tan hermosa que me acerco a ella y le di el beso que tanto ansiaba, no fue un beso largo pero delicioso, me alejo de ella, mira mi rostro confundida totalmente desconcentrada, provecho y la tomo de la mano, la jalo hasta el carro, la subo al asiento del copiloto, le pongo el cinturón de seguridad y antes de retirarme beso sus labios carnosos, rodeo el carro y me monto feliz.

Mariana: quedé paralizada al sentir sus suaves labios, estoy aturdida, me beso!, realmente me beso, ¿por qué deseo más de ese beso?, estoy sumergida en mis pensamientos, cientos sus manos que me agarran y me dejo guiar, miro su espalda perfecta; cuando reaccionó estoy montada en su vehículo, solo puedo pronunciar - "estás loco, ¿qué hago aquí? ¿para dónde me llevas?".

Darío: volteo a verla, me mira embelesada y le sonrió, con voz tranquila, contesto, - “yo  en ningún momento te escuche decir que no querías venir conmigo o protestar y menos te opusiste cuando te metí en el carro, dime que quieres estar conmigo?, esta noche la vamos a pasar juntos”.

Mariana: no sé qué responderle, esto es una locura, pero ese beso me hizo sentir en las nubes, no sabía si enojarme o simplemente déjame llevar, volteo la mirada hacia la ventanilla y empiezo a ver las calles de la Capital.

Darío: íbamos en silencio, me detengo en un edificio, voy hacia el estacionamiento y sitúo el carro, me bajo del carro, voy hacia ella, abro la puerta y le quitó el cinturón, con voz inquieta le digo, - “ven” – le extiendo la mano y  la guió hacia el ascensor.

Mariana: todo pasa tan rápido que no puedo aclarar mis emociones, esperando el ascensor los nervios se hicieron más intensos.

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