Capitulo 5

Comemos en silencio cada uno, se acabaron la ideas de que decir, el mesonero recoge la mesa en lo que terminamos y él suelta la bomba:

Ricardo: desde hace algunos meses he estado saliendo con otra persona y estoy confundido, porque aun siento que te quiero pero también la quiero a ella, sé que esto te hace daño pero no quiero seguir mintiéndote, lo que sucedió en la mañana me ha hecho reflexionar y no mereces que te rechace.

Gabriela: debes estar bromeando.

Eso fue lo único que pude decir, sentí como si me hubieran lanzado un balde de agua fría encima, quería gritar, quería llorar, quería golpearlo, todo a la vez y no sabía qué decir.

Ricardo: solo eso me vas a decir? Pensé que me ibas a asesinar por eso quería decírtelo en un lugar público, para que no hicieras un espectáculo.

Gabriela: déjame entender lo que me dices, me quieres pero tienes otra, me quieres pero no me tocas, me quieres pero hace meses que le dedicas tiempo a otra persona.

Esto último me salió en un grito casi histérico, él comenzó a ver a los lados e hizo una seña para que le llevaran la cuenta, yo estaba que le pegaba la silla encima, por lo que me paré y me fui, me monté en el auto, lo encendí y comencé a manejar sin rumbo, solo recordaba todas las noches que me quede dormida esperando a que llegara.

Todas esas veces que lo excusaba diciendo que estaba trabajando en un proyecto especial, las veces que Fer me preguntaba por su papá y yo decía que estaba en el trabajo, quería llorar pero las lágrimas no me salían, solo sentía una rabia inmensa en mi interior.

Maneje no se por cuanto tiempo, solo sé que vi un hotel en la vía y allí estacioné, ya que me sentía muy cansada, sentía que en un momento todo en mi vida se había desmoronado, cada día de mi vida lo sentía como una mentira.

Tomé mi teléfono y vi un montón de llamadas perdidas, pero en el lugar donde estaba no había señal, alquilé una habitación por toda la noche, subí al cuarto y llamé a mi madre porque supuse que estaría preocupada.

Gabriela: Hola mamá

Mamá de Gabriela: hija dónde estás? Te he llamado muchas veces y no me contestabas, Ricardo llegó, me preguntó por ti y se volvió a ir llevándose toda su ropa, no me dijo nada y las horas pasaban sin saber nada de ti.

Gabriela: todo está bien mamá, tuvimos una discusión y necesito pensar algunas cosas, mañana voy a la casa y hablamos, tengo que tomar algunas decisiones.

Mamá de Gabriela: hija si todo estuviera bien estarías aquí, por favor cuídate mucho, te espero mañana

Gabriela: tranquila mamá todo va a estar bien, no te preocupes, acuéstate a descansar y mañana hablamos, te quiero

Mamá de Gabriela: yo también.

Tranque la llamada y me eche un baño, al sentir el agua caer en mi cuerpo mis defensas cayeron y comencé a llorar como una niña pequeña, después de tantos años de matrimonio él está con otra persona, cómo le explico eso a mi hijo y ahora que voy a hacer.

El no habló de divorcio, pero yo no puedo estar con un hombre que me engaña, ya veo el porqué no llegaba a casa temprano, los fines de semana en la oficina, los viajes de trabajo inesperados y que no podía ir con él.

Me sentí como una idiota y volvía a estar sola, ya que según me había dicho mi mamá se había llevado sus cosas de la casa, en otras palabras me estaba dejando, otra vez me estaban abandonando y ahora tenía un hijo.

Menos mal que tenía mi trabajo de asesora, pero me siento muy mal, tengo una mezcla de tristeza y de rabia que no cabe en mi cuerpo, hoy voy a dejar que esas emociones me invadan y mañana vuelvo a ser yo, regreso a mi casa a ordenar todo este desastre que Ricardo ha creado en mi vida.

Lloro hasta más no poder y me quedo dormida en medio de mis lágrimas. A la mañana siguiente me levanto, me aseo y me veo en el espejo, mi aspecto es terrible, esa noche de llanto y decepción me ha dejado con un aspecto horroroso, me arreglo lo más que puedo y me dirijo de vuelta a mi casa.

Tengo que volver a hablar con Ricardo, tenemos un hijo en común del cual hacernos cargo y un divorcio que tramitar, me imagino que quiere su libertad para disfrutarla con su amante, pero algo me voy a idear para fastidiarle la vida.

Llego a casa, saludo a mi madre y le cuento todo lo sucedido, para mi sorpresa mi madre se pone de parte de él, lanzándome a mí toda la culpa, que porque trabajo descuidé a mi marido, a mi hijo y a mi hogar, yo me quedo fría ante esos comentarios.

Dejo la conservación hasta allí y me voy a mi habitación, desde allí llamó a Nathaly y le cuento todo lo sucedido, en este momento lo que menos necesito es alguien que me culpe de todo, le digo para vernos en su casa luego de su trabajo.

Paso el día trabajando desde casa, ya que mi trabajo no requiere que me encuentre de forma presencial en las oficinas de los clientes, necesito dejar de pensar en Ricardo y en su engaño, ya como a las 3 de la tarde noto que mi celular no ha sonado en todo el día, cuando lo reviso no tengo nada de batería y lo pongo a cargar.

Al encenderlo noto que comienzan a llegar gran cantidad de notificaciones de llamadas perdidas, correos y mensajes, comienzo a verificar los mensajes y a responderlos, ya que los correos los revisé en mi computadora personal, entre todos ellos hay uno que me llama la atención: Hola preciosa te escribo para verificar que sea tu numero, es Antonio.

Y luego hay otro: o me diste un número equivocado o me estas ignorando. Con todo lo que había pasado me había olvidado de Antonio, por lo que le respondo: Hola es Gabriela, me había quedado sin batería, me imagino que este es tu número ya lo voy a guardar.

Necesito saber que busca Antonio con este acercamiento, en este momento no tengo cabeza para nada, ni siquiera sé que voy a hacer con Ricardo y otra vez vuelvo a llorar como una niña.

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