Reviviendo El Pasado
Hoy es un día como cualquier otro desde hace ya un tiempo, mi nombre es Gabriela Contreras, tengo 28 años de los cuales llevo ya 7 años casada con un hombre maravilloso que me adora pero, ya siento que estamos cayendo en la monotonía sin que ninguno de los dos haga nada al respecto.
Mido 1.60 metros, tez morena, cabello castaño y ojos color avellana, tengo un lindo cuerpo heredado de mi madre, la cual aun vive y está conmigo en casa ayudándome con mi hijo de 3 años mientras mi esposo y yo trabajamos.
Mi esposo es administrador en una gran empresa y se llama Ricardo, hace poco tiempo le ofrecieron el cargo de CEO pero no quiso aceptarlo, ya que a pesar de ser un excelente puesto y con grandes beneficios económicos iba a carecer de tiempo para estar con su familia.
Yo le proporciono asesoría a pequeñas empresas que están en proceso de crecimiento, trabajo medio tiempo para poder estar con mi pequeño y no dejarle su crianza únicamente a mi madre.
Hoy me levante como cualquier otro día, bebí mi café matutino, el cual me da ese aporte de energía que tanto necesito para iniciar mi día, me di un baño para arreglarme y desayunar con mi hijo y mi madre ya que hoy como todos los días, mi esposo salió muy temprano a su trabajo.
Cosa que no entiendo porque su hora de entrada es media hora luego de la mía, pero el dice que debe estar antes que el jefe para tener todo al día, el CEO por lo que me cuenta es alguien demasiado perfeccionista y exigente a nivel laboral, cosa que hace que mi esposo trabaja hasta muy tarde casi todos los días, incluyendo los fines de semana.
Así que adiós a la idea de pasar más tiempo con la familia. Salí de casa como siempre a las 7:30 para poder llegar a las 8:00 a la empresa que me tocaba asesorar el día de hoy, no sin antes pasar por mi cafetería favorita para comprar un capuchino que me encanta.
Al entrar en la cafetería pude ver que había otras personas esperando para ser atendidas y observé la espalda de un hombre alto como de 1,90mts, cabello negro, piel bronceada, no sé porque pero me pareció conocido y en ese momento me cayó una llamada.
Estoy muy entretenida hablando por mi celular cuando escucho esa voz, la misma que me había enamorado años atrás y de la que tenía tantos recuerdos, algunos muy felices pero otros no tanto.
Lo escuche pedir su café, con su voz tan varonil que no me permitió decir una palabra más a la persona con quien hablaba por teléfono, tranque inmediatamente la llamada y únicamente podía mirarlo, mi mirada era tan fija que creo que lo notó y se volteó.
En ese momento sentí que el mundo y el tiempo se detenían, era él, era Antonio Fernández, mi gran amor de la secundaria y parte de mi vida universitaria, el primer hombre en mi vida y el que yo quería que fuera el último, pero las cosas no se dieron como yo las quise.
Cuando íbamos por el segundo semestre de la universidad a él le surgió una gran oportunidad, una beca en Alemania para estudiar Finanzas y el obviamente la aceptó, durante algunos meses tuvimos una relación a distancia, pero poco a poco se fue alejando hasta que un día terminó nuestra relación sin un porqué.
Luego de eso no me escribió más nunca, no volvimos a hablar y supuse que había seguido su vida con alguien más, nunca pensé en volver a verlo ya que siempre me habló de quedarse viviendo en Alemania.
Yo al ver sus ojos de nuevo no supe que hacer, creo que me puse de cada color del arco iris y no podía reaccionar, no sabía si saludarlo con actitud amistosa o simplemente mirar hacia otro lado e ignorarlo, me quede fría ante su mirada penetrante.
El volvió a voltear terminó de realizar su pedido con total tranquilidad y se apartó para que la persona que seguía pasara, solo se quedó allí parado, sacó su celular hizo una llamada y me ignoró completamente.
Yo con unas horribles ganas de abrazarlo, de besarlo, de preguntar miles de cosas y lo veía tan tranquilo como cuando ves un auto pasar frente a ti, me tocó pasar a realizar mi pedido y escucho nuevamente su voz.
-Te pedí un capuchino con canela y poca azúcar, recuerdo que así lo tomabas en las mañanas.
En ese momento volteé y lo único que pude decirle fue: -Muchas Gracias, no te hubieras molestado.
Por dentro estaba que saltaba de la emoción, no se había olvidado de mi!
Bueno, yo se que era solo un café pero se acordaba después de tantos años…
Le dieron su pedido y me dio mi café, yo temblaba de los nervios y creo que se dio cuenta porque miraba mis manos a la vez que sonreía.
Antonio: tendrás unos minutos? ¿Cómo has estado? Me gustaría saber un poco de ti, hace muchos años que no hablamos. Claro si se puede.
Yo le respondí que sí, aunque sabía que tenía el tiempo justo para llegar pero como dejar pasar esta oportunidad de saber que había sucedido con él durante todos estos años y además, yo estaba como embobada con su sola presencia.
Nos sentamos en una de las mesas del local y él fue el primero en hablar:
Antonio: cómo has estado? ¿Qué has hecho? ¿Te casaste?
Gabriela: he estado muy bien, termine la universidad, soy asesora para algunas empresas y si me case y tengo un hermoso niño de tres años, y tu, ¿ tienes pareja?
Antonio: me he dedicado a los negocios, soy un hombre bastante ocupado.
Estas palabras las dijo con un tono totalmente frio, por lo que comencé a hablar de mis cosas ya que soy bastante parlanchina y el solo se limitaba a escuchar, hasta que vi la hora y eran las 9:45 a.m.
Era tardísimo, me disculpé con él y casi que me fui corriendo al trabajo, no podía dejar al cliente esperando, de verdad que se me fue el tiempo súper rápido.
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Updated 59 Episodes
Comments
Geraldine Vdz
...
2024-10-21
0
Maricarmen Barajas
por lo que se observa El marido ya le es infiel, qui n trabaja como burro todo el día y fines de semana para el patrón
2024-08-28
1
Madelainy Meza
sin duda se mujer oh varón no m gusta las infidelidades
2023-09-23
4