Episodio 2: Pesadillas

^^^Nina Klein.^^^

Sus gritos ahogan mis pensamientos, la desesperación de sus voces pidiendo ayuda es lo único que puedo escuchar.

...Los gritos de mamá....

...Los gritos de papá....

—¡¡No!!, ¡¡por favor, basta!!.—Tapé mis oídos, pero todavía podía escucharlos, sus gritos son todo lo que escucho, solo sus gritos se grabaron en mi cabeza y no puedo sacarlos.—¡¡Ya basta!!, ¡¡por favor, por favor!!

—¿Nina?

—¡¡Por favor!!.—Mis lágrimas se deslizaron por mis mejillas.—¡¡Mamá, Papá!!

—Fue una pesadilla.—Afirmó mi hermano cuando sostuvo mi rostro con sus manos e hizo que mantuviera contacto visual con él.

...¿Cuándo entró a mi habitación?...

—Fue una pesadilla.—Repetí para mí.—Una horrible pesadilla.

Jack limpió mis lágrimas con sus manos y su expresión era suave, no era la típica cara inexpresiva que siempre me daba. Ahora estaba actuando más amable de lo que nunca fue conmigo.

—Me diste un susto de muerte, Nina.—Suspiró.

—Lo siento, no era mi intención despertarte.—Mi cuerpo estaba tembloroso y mordí mi labio inferior por instinto para confirmar con el dolor el despertar de aquella pesadilla, y si, estaba despierta porque la mordida si me dolió.

—Eso no importa ahora.—Sus manos abandonaron mi rostro y me empujó suavemente de regreso a la cama.—Intenta conciliar el sueño.

—No quiero tener otra pesadilla.—Supliqué como si mi hermano pudiera evitar que los recuerdos recientes sean borrados.—No puedo olvidar sus gritos, Jack.

—No puedes olvidar algo que ocurrió esta mañana, sería imposible para cualquiera.—Respondió.—Solo el tiempo te ayudará, ahora vuelve a dormir.

—No quiero estar sola.—Aferré mi mano en la suya.

Jack permaneció parado a un lado de mi cama mientras observaba mi rostro lleno de lágrimas.

—Tienes 17 años, ya no eres una niña.

—Lo sé, pero realmente no quiero estar sola ahora.

—¿Y qué?, ¿acaso quieres dormir conmigo?.—Su voz tranquila y suave fue remplazada por una tosca y molesta.

—¿No puedes hacerlo solo por esta noche?.—Pregunté con esperanza.

Jack sería la última persona en este pueblo en ayudarme, por otro lado, prefiero buscar ayuda en alguien más antes que recurrir a mi hermano, pero ahora es distinto porque ambos estamos compartiendo un mismo dolor y solo él puede entender como me siento.

—Por favor, hermano.—Pedí.—Tengo miedo.

Jack se rascó la cabeza y desordenó su cabello castaño con el movimiento, luego dio un breve suspiro y levantó las mantas para acostarse a un lado mío.

—Te mataré si le cuentas a alguien.—Sé dio la vuelta dándome la espalda.

—¿Puedo abrazarte?.—Susurré.

—Hazlo y tu pesadilla ahora será muriendo asfixiada por mis manos.—Amenazó.

Supongo que este es su límite, no puedo pedirle demasiado a un hermano que me estuvo ignorado hasta esta mañana cuando nuestros padres murieron.

—Buenas noches, Jack.—Limpié otra lágrima que se había escapado de mi ojo.

—Dulces sueños, Nina.—Respondió sin signos de emoción.

...¿Acaso es un robot?...

Su sistema se habrá descompuesto con la muerte de papá y mamá, pero ahora volvió a estabilizarse.

—Me preguntó donde estará el botón de reinicio.—Murmure.—Tal vez con una nueva configuración pueda cambiar tu horrible actitud.

—Guarda silencio, intento dormir.

—Todavía estamos en invierno y nadie puede salir de sus casas, ¿qué haremos cuando se acaben nuestros suministros?

En invierno, cuando la nieve cubre todo a nuestro alrededor es cuando inicia el encierro para evitar ser alimento de lobos, debemos quedarnos en casa y sobrevivir la estación con el alimento que hemos guardado con anticipación, pero en algunas ocasiones el invierno se niega a marcharse y los suministros se acaban provocando nuestra salida y de ese modo corrimos el riesgo de encontrarnos con los lobos antes que lograr conseguir algo que comer.

—Ahora que nuestros padres están muertos, el alimento nos dudará incluso para la próxima estación.—Respondió Jack.

—Idiota insensible.—Me queje porque lo dijo como si estuviera aliviado de no tener que preocuparse por nuestro alimento.

—Seré un insensible, pero aquí tú eres la idiota.—Sé dio una media vuelta y ahora su rostro estaba enfrente del mío.—Ahora duerme.

—No necesito que lo repitas, ahora me iba a dormir.—Está vez fui yo quién le dio la espalda.

No sé en qué estaba pensando cuando le pedí que se quedara.

—Será un largo invierno.—Murmure lo suficientemente bajo como para no molestar el jodido oído sensible de mi molesto hermano mayor.

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Los rayos del sol atravesaron la delgada tela de la cortina de mi ventana, llegando su luz en mis ojos y provocando mi despertar.

Di un pequeño bostezo y cuando deseé estirar mis brazos como lo hacía por costumbre, unos brazos que estaban rodeando mi cintura me lo impidieron.

Abrí mis ojos como platos por la sorpresa, pero cuando gire un poco mi cabeza me encontré con el rostro dormido de Jack.

...Dios, lo había olvidado....

Casi me dio un infarto cuando lo sentí alrededor mío y estoy segura de que a él también le daría un infarto si descubre que me abrazó mientras dormía.

Mi hermano es demasiado orgulloso y poco afectivo como para abrazar a su hermana, eso es algo que odio de él.

Puedo entender que deseé su propio espacio con los demás, pero yo soy parte de su familia y que nunca haya demostrado algún tipo de afecto hacia nadie, ni siquiera por nuestros padres es algo que me niego a comprender.

—Jack.—Susurré su nombre.

Intenté salirme de su agarre, pero es inútil, mi hermano es más fuerte y grande que yo. Solo puedo optar por despertarlo para tener la libertad de levantarme e ir al baño.

—¡Joder Jack, me estás aplastando!.—Grité y el cuerpo de mi hermano se alejó de mí en un milisegundo.

—Que..—Sé sentó en la cama.—¿Qué haces aquí?

Ahora sin sus brazos rodeando mi cintura, pude salir de la cama con mucha facilidad.

—Te quedaste a dormir conmigo.—Le recordé.—Y no sabía que te gustaba abrazar a los demás durante la noche, eso es lindo viniendo de ti.

—¿Dices que te abracé?.—Hizo una mueca.—Debiste haberlo soñado, hermanita.

—Oh créeme, lo último que quiero es tenerte en mis sueños.—Rodee los ojos y me fui de la habitación para entrar en el baño.

No se lo diré, pero estar entre sus brazos hizo que me sintiera segura y un extraño sentimiento de calidez perturbó mi estómago.

No quiero pensarlo demasiado, pero creo que Jack es el mejor soporte que tengo para superar la trágica muerte de nuestros padres y me gustaría creer que yo también puedo ser de ayuda para él.

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