Episodio 12: Hipócritas

^^^Nina Klein.^^^

Dos semanas después de la muerte de mis padres y finalmente decidimos salir de la casa para conseguir carne. Nos estábamos aburriendo de comer arroz y sopa, no me quejó de la comida de Jack, pero incluso él admite odiarla.

...¡BANG!...

Un limpió disparo en la cabeza del conejo y este murió sin haber previsto su final.

—La carne de conejo es deliciosa, es imposible que lo pueda arruinar.—Comentó Jack mientras se acercaba a la pequeña criatura sin vida y la guardaba en un saco.

—Es aburrido si no fallas en los tiros.—Me quejé.

—No voy a desperdiciar balas para ganarme tu diversión, angelito.—Me dio una sonrisa de boca cerrada.

...Las últimas dos semanas han sido para mi hermano y solo para él....

Los gritos de papá y mamá desaparecen cuando estoy a su lado, solo entonces puedo intentar olvidar el dolor y seguir adelante con sus cuidados.

Debido a que es invierno, nadie se atreve a salir de sus casas, por lo que el pueblo parece estar desierto y los pequeños animales se acercan para evitar una muerte dolorosa por causa de los lobos, mismos lobos que deben estar buscando la poca comida que pueden obtener en esta época del año.

...Ellos estarían molestos al ver como le quitamos la poca carne que pueden conseguir....

No fue fácil convencer a Jack para permitirme venir con él, pero al final aceptó y ahora lo estoy acompañando en su cacería.

—Tenemos un conejo, dos zorros y 5 huevos que recogimos de aquel nido cuando su mamá pájaro se escapó al verte.—Comenté mientras me acercaba a Jack.—Creo que será suficiente por esta semana.

Jack terminó de atar el saco guardando nuestra comida de la semana y lo dejó a un lado para rodear mi cintura con sus brazos y atraerme hacia él.

—¿Quieres regresar a casa?.—Preguntó apartando de mi rostro un mechón de cabello rebelde que molestaba mi visión.

—Sería un desperdicio volver a casa tan pronto.—Hice un puchero con mi boca.

—¿Tienes una mejor idea, angelito?

—Conozco un hermoso lugar libre de lobos y de cualquier amenaza.—Sonreí.—Podría llevarte hasta ahí, aunque es mi lugar secreto, creo que podría compartirlo contigo.

—Debes conocer muy bien el bosque como para tener un lugar secreto.—Frunció levemente su ceño sin perder la media sonrisa que me estaba dedicando.

—Tengo 17 años.—Le recordé.—Es imposible que durante ese tiempo no haya decidido explorar a los alrededores.—Jack entrecerró los ojos.—Puedo cuidarme sola, el señor Vicente me enseñó a disparar muy bien.

—Yo pude haberte enseñado.

—Eras un idiota conmigo hace dos semanas.—Respondí.—Aunque la única diferencia de entonces es que ahora eres un idiota lindo.

—Lindo no es una definición que me guste.—Hizo una mueca y yo me reí de ello.

—Entonces cambiemos el lindo por sádico.—Besé su mejilla.—Mi idiota sádico.—Besé la comisura de sus labios.—¿Ese apodo está bien?.—Pregunté en su boca, rozando nuestros labios sin unirlos en un beso, al menos no por ahora.

...Latido tras latido....

...Mi corazón no parece tener descanso a su alrededor....

—Ese apodo se ajusta mejor.—Bastó que se inclinará solo un centímetro para sellar nuestros labios en un dulce e inocente beso.

...Sin mordidas....

—Odio el invierno.—Hablé entre nuestro beso.—Pero tú me haces amarlo y odio amarlo.

Jack sostuvo mi cintura levantándome del suelo para poner mis piernas alrededor de su cintura y dejó caer sus labios en mi oreja para besarla, lamerla y finalmente morderla.

—Odio jodidamente todo de ti.—Confesó en mi oído.—Y, sin embargo, mi corazón nunca latió tan rápido como lo hace ahora.—Su aliento me provocó un cosquilleo en la zona de mi oído izquierdo.—Amamos lo que deseamos odiar y eso demuestra la jodida realidad del ser humano.—Respiró en mi cuello y su mirada volvió a encontrar mis ojos.—Somos un desastre porque el impulso de cumplir nuestros deseos hace que seamos unos idiotas hipócritas.

—Yo también.—Asentí con la cabeza.—También odio tu actitud de mierda, pero no quiero vivir sin ella.—Mantuve mis ojos en los suyos y mi reflejo en ellos mostraba una expresión que nunca conocí de mi misma.—Odio quererte a mi lado, sin embargo, nunca me he sentido tan completa como ahora.

...Jack se robó otro beso de mis labios....

—Jodida hipócrita.—Dijo entre ellos.—Solo admite que me amas.

...¿Amarte?...

...Eres mi hermano....

—Tú también eres un hipócrita, Jack.—Susurré.—Dices odiarme, pero tu corazón indica lo contrario.

...¿Qué importa que seas mi hermano?...

...No le estamos haciendo daño a nadie....

—Bien, supongo que ambos mantendremos esta farsa por más tiempo.—Sonrió.

...Odiarte es mi manera de protegerme....

...Si digo un te amo, sería el fin....

...Sería un camino sin retorno....

...Eso sería jodidamente aterrador....

Aunque creo que ya hemos llegado lo suficientemente lejos como para no tener un camino de regreso.

...No hay espacio para el arrepentimiento....

...¿Y sabes qué?...

...Prefiero tragarme mil agujas antes que arrepentirme por ser honesta con mis sentimientos y necesidades....

...Aunque tal vez no sea tan honesta como para ponerlo en palabras....

—¿Entonces que dices?.—Pregunté volvieron al tema anterior.—¿Quieres conocer mi lugar favorito?

...Mi lugar secreto....

...Dónde podía ser yo misma....

...Mi escondite cuando deseaba desaparecer....

—Por supuesto, angelito.—Besó mi frente.—Quiero conocer todo de ti, así que no me ocultes nada.

—Bien.—Sonreí.—No puedes arrepentirte.

—Podría decir lo mismo.—Me guiñó un ojo y me permitió volver al suelo para recoger el saco en donde se encontraba nuestra comida.—Muéstrame el camino.

...Le sonreí y asentí con la cabeza....

Mi lugar secreto no estaba muy lejos del pueblo, pero no era un lugar al cual visitar y los lobos nunca irían a un sitió tan apartado y poco conveniente para vivir o cazar.

...Era el lugar perfecto para una chica solitaria y rechazada por la sociedad....

...Justamente como yo....

Tardaríamos alrededor de una hora y media en llegar, pero sé los caminos del bosque como si fueran la palma de mi mano, por lo que sé de un atajó que nos llevaría solo unos 30 minutos de caminata para llegar.

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