Nigromante: El Regreso Del Amante Perdido.

Capítulo 04: El camino que elijo.

Charles intentó inmovilizarlos con su poder, pero aquella mujer era feroz y diestra a la hora de manejar su magia y devolverle los ataques con mayor fuerza. Pasó por encima del cuerpo de su compañero que parecía tan solo inconsciente y se defendió como pudo de los ataques de aquella mujer. Los intrusos aprovecharon para acercarse a la salida y pudo distinguir a la mujer tratando de lograr des materializarse del lugar. Afortunadamente, había podido alcanzarlos para tomar el hombro del hombre justo en el momento de la desmaterialización, era arriesgado, pero no había otra forma, si llegaba a perder a aquellos invasores, tendría graves problemas.

Se materializaron dentro de una habitación de hotel que muy poco tenía de decente. Miro alrededor del lugar sin saber por qué se encontraban en aquel lugar hasta que noto las dos figuras, una de ellas de cara hacia su persona. No tuvo tiempo de siquiera reaccionar. La mujer encapuchada había realizado un par de movimientos con sus manos, hilos de magia aparecieron a su alrededor lanzándolo por la habitación hasta golpearse con la pared. El cuerpo le dolía horrores, pero nunca espero ver a la mujer des materializarse para aparecer frente a sus ojos y molerlo a golpes, lo golpeaba en puntos que lo dejaban paralizado. Usaba magia antigua celta para afectar a su sistema nervioso con cada movimiento.

Estaba asegurándose de que no pudiera seguirlos.

No pensaba dejárselo fácil. Busco en su mente cualquier barrera protectora que pudiera convocar con su magia, pero no encontraba una lo suficientemente fuerte como para repeler el poder y los ataques de aquella mujer, necesitaba un par de minutos para poder recuperar su movilidad. Si no lograba encontrar una barrera, esa mujer lograría terminar el encantamiento y sería imposible seguirlos.

La otra figura encapuchada se doblaba sobre sí misma vomitando, mientras él era golpeado por la mujer y su magia. No tenía descanso y tampoco esperaba que la mujer se detuviera siquiera para ver el estado de su compañero, aquella encapuchada tenía una meta y era lograr que él quedara incapacitado. Le tomo solo tres minutos más entender por qué dejaba que lanzara sus hechizos de defensa, lo acorralaba hasta que no le quedó más remedio que esperar el siguiente golpe. Pero lo que sintió, fue una explosión de magia que lo atravesó por completo, al mismo tiempo, que una ola de poder salía de él y regresaba a la mujer, quien se apartó del hombre y volvió a des materializarse dejándolo en aquella habitación apestosa.

Se levantó dispuesto a seguirlos cuando se percató de un detalle, no sentía ningún rastro mágico. Intento realizar alguna barrera, sin éxito. Paso varios minutos intentando realizar cualquier tipo de magia, pero nada pudo lograr. Entrando en pánico, se dio cuenta de que esa mujer sabía muy bien lo que tenía que hacer para dejarlo incapacitado.

Su último pensamiento, antes de caer inerte en el suelo preso del dolor de los golpes. Fue que hubiera sido mejor, nunca haber conseguido ese trabajo en el consejo.

Camelia miró con pánico el cuerpo que yacía en el suelo inconsciente.

¿De dónde carajo salió este imbécil?

El maldito se había aferrado a ellos, haciéndole imposible deshacerse por él por otro medio que no fuera la fuerza, le sorprendía que se hubiera podido sujetar a tiempo de Sebastián en plena desmaterialización.

Había tenido que sacrificar el refugio de aquel hotel de mala muerte, era una pena que hubieran descubierto aquel lugar roñoso. Había perdido un puesto privilegiado de vigilancia que daba al consejo y un lugar donde poder pernoctar. Ni pensar en ir a su casa, ese lugar era el primer lugar donde la buscarían en caso de identificar su rastro mágico, y no deseaba poner a sus padres en peligro. Su cerebro funcionaba a toda velocidad intentando saber que paso dar ahora.