El hombre miraba tan fijamente por la ventana de su habitación, que no se había percatado de la presencia de la joven mujer que había entrado, y que lo observaba desde hacía diez minutos con evidente amor.
–Hay días en los que me gustaría mucho saber en qué piensas tan intensamente. –Le dijo ella sonriendo, observando como el hombre volteaba el rostro para verle y darle una mirada seria.
–Solo tienes que preguntarme para saberlo, pensaba en ti mi amor. Tengo miedo de perderte.
–Nunca me vas a perder Sebastián, para perderme tienes que soltarme y sé que nunca lo harás.
El hombre se levantó del escritorio, acercándose a la mujer apoyada contra la puerta, acorralándola sin posibilidad de escaparse.
–Nunca Camelia, nunca podría dejarte ir porque eres mía, yo vivo en tu piel, en tus besos, en tus jadeos. Todo cuanto tú eres y tienes es mío. Así como todo lo que soy y tengo es tuyo.
La mujer llevó sus manos al cuello del hombre, adoraba la forma en la cual le hablaba, su amor era tan apasionado que no dejaba de sorprenderla.
–Ni siquiera la muerte podría apartarte de mi lado.
–Camelia...
–No son palabras vacías, Sebastián, te amo tanto que sin ti moriré, y si de alguna forma no logro hacerlo. Te aseguro que iré hasta el mismo infierno para tenerte de nuevo conmigo.
–La muerte, no es alguien con quien debas jugar.
–Y, sin embargo, tú arriesgas tu vida en una guerra que no te pertenece. Jugando a la ruleta rusa sabiendo que mañana puedes aparecer muerto en cualquier lugar.
–Tengo una responsabilidad.
–Tienes una carga que no deseas soltar. –La mujer murmuro aquellas palabras con suavidad y seriedad, pero dejó de hablar de aquello, no deseaba abordar el mismo tema sin sentido nuevamente. – Pero aunque todo este en nuestra contra, aunque el mundo diga que no debamos estar juntos, aunque la misma muerte te aseche cada día que dura esta guerra... Yo te amo, te amo tanto que sé que no existe otra persona para mí que no seas tú, y sé que si llego a perderte no voy a querer seguir sin ti. Sin embargo, lo haré, porque es lo que tú deseas que haga. Pero nunca me pidas que intente amar a otro Sebastián, porque aunque lo intente, tú eres mío y yo soy tuya. Y amar a otro, es pedirme que te traicione. Y no sé si podré lidiar con eso una vez lo haya hecho.
–Yo solo quiero que seas feliz.
– ¿Me amas? –El hombre asintió.– ¿Harías todo cuanto puedas para hacerme feliz?
–Mataría a cualquiera por hacerte feliz, no soy un héroe Camelia, un héroe buscaría salvar a otros y sacrificarte. Y yo sacrificaría al mundo, solo por asegurarme de que tú te encuentres a salvo.
–Y también eres capaz de sacrificarte a ti mismo.
Sebastián suspiró sabiendo que era cierto. Su hermosa compañera, su vida misma, le decía la verdad que el tanto odiaba, deseaba como un loco asegurar que ella era suya y al mismo tiempo, deseaba que siguiera adelante si él no estaba.
–Soy egoísta en lo concerniente a ti, mi amor.
–Yo también lo soy. Por eso te juro Sebastián, que por ti sería capaz de ir al mismo infierno.
Llevo sus manos a su espalda para buscar el pomo de la puerta, al girarlo, desestabilizo al hombre que la miraba incrédulo.
Camelia solo le sonrió y salió de aquel lugar, luchando con las lágrimas que no quería dejar salir frente a él nuevamente.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 140 Episodes
Comments