Encuentro

De pronto pasaron muchas sirenas de ambulancias, me asomé y sí, eran carros de emergencia que iban uno tras otro. ¿Qué ocurría?

Mire el teléfono y tenía diez llamadas perdidas de Dalas, inmediatamente se la devolví.

—¿Qué pasó? —

—Mira las noticias Zoe —ordenó.

Corrí y tomé el control para encender la televisión, enseguida salió el gobernador de Cirus hablando:

"Debido a las muertes que se han presenciado en las últimas horas, hemos decido poner la ciudad en un toque de queda hasta encontrar el culpable, quédense en sus casas cierren puertas y ventanas no salgan”

—Esto está empeorando Dalas —dije preocupada.

—Hoy hubo cincuenta muertes incluyendo la vecina de a lado —comentó—Y todos de manera diferente.

—Hay que buscar una solución —propuse sin saber cómo.

—No, lo mejor es que cumplamos con el toque de queda. Te hablo luego —Y colgó.

Bien, piensa Zoe, piensa. Si estás muertes tenían que ver con esos objetos malditos quizás la respuesta se hallaba en Astalon, el profesor Pérez informó que la fotografía parecía ser de una preparatoria, lo que me lleva a la conclusión de que puede que sea del instituto donde fuimos ¡Debía volver allá e investigar!

Me prepare y tome la bicicleta del garage, maneje pasando con precaución las alcabalas de los militares y llegué a la barricada de la ciudad.

¿Valiente o tonta? No sé cuál de esas dos palabras me definían, únicamente quería averiguar que era lo que sucedía. El lugar parecía más lúgubre que la vez anterior, fui directo al instituto y alumbre cada vitrina de todos los pisos.

En una de esas me percaté que en la última había un collage con un espacio en blanco ¿Podría ser el espacio de la imagen maldita? Tomé fotos y dirigí mis pasos hacia la dirección.

Busque entre los expedientes alguna cara que se me hiciese familiar con las evidencias recolectadas; sin embargo, al ser muchas perdí la paciencia y metí todas las carpetas en el bolso.

—Bueno ya es hora de partir —dije en camino hacia la salida.

No obstante cuando llegue hacia la misma quede perpleja, fuera del lugar la oscuridad gobernaba.

—¡Que! —exclamé asombrada—Esto es imposible.

El pavimento parecía resplandecer en lo profundo como una caldera hirviendo, hasta vapor emergía de este.

Al final de la calle se encontraban un grupo de personas, me sentí aliviada les pediría ayuda, ya que estaba sumamente desorientada.

—Hola, disculpen. Necesito ayuda... —

Estos se giraron y cuando vi sus rostros grite de pavor pues no tenían nariz, ni ojos, ni bocas. Comencé a correr sin voltear debido a que presentí que estos me seguían, corrí pidiendo ayuda; sin embargo, el eco era el único que me daba una respuesta. Vi una cabina telefónica cerca de una parada de bus y me encerré.

—Esto no es real, esto no es real —dije repetidamente.

De pronto tocaron el cristal pero no hice caso estaba muy asustada como para mirar.

—¡Ey niña tonta! —

Su voz me pareció conocida, alce la vista y me encontré con el chico de mechón blanco.

—¿Qué mierda haces aquí? —preguntó.

—¿Qué es este lugar? Vi unas personas sin rostro, no tenían... —

—Sí, son inofensivos. Tienes que irte ¡Ahora! —ordenó.

Salí de la cabina y quedé frente a él. Tenía el semblante serio y con una mirada de fastidio hacia mí.

—Es que no, no sé cómo volver —sollocé—Esta oscuridad me aterra.

—Así mismo como te metiste de metiche, así mismo debes de salir —vocifero dándome la espalda para irse.

—Espera —dije dando varios pasos hacia él—No me dejes aquí. Ayúdame.

Este lo pensó por varios minutos y luego hizo una seña con su cabeza para que lo siguiera. Justo en la esquina nos esperaba un mustang negro, cuando quito el seguro me subí enseguida.

Lo encendió y comenzó a sonar Welcome to the Jungle de Guns N' Roses a todo volumen.

—Es mejor que te agarres, se ve que eres bien miedosa —dijo en tono arrogante—Zoe Morgan.

—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté.

—Además de sorda eres descuidada —dijo esté señalando mi credencial la cual había pegado en su espejo retrovisor.

Iba a agarrarla, pero él evitó que lo hiciera.

—Mi auto, mis normas —recalcó.

—Si, pero eso no te da derecho a quedarte lo que me pertenece —

—Lo dice la loca que se metió al instituto y robo unos archivos —se burló.

¿Cómo sabía eso? ¿Quién era este chico? ¿Acaso me estuvo espiando todo este tiempo?

—Es de vida o muerte, necesito averiguar que está causando los fallecimientos de las personas en Cirus —recalqué.

Este se burló y guardo silencio.

—¿Por qué la risa? —pregunté hostigada.

Él detuvo el auto de a golpe y suspiro.

—Por lo ingenua y estúpida que te ves creyéndote la superdetective Sherlock Holmes —ofendió—No sabes lo que realmente está pasando aquí, y aun así persistes en meterte en la llaga.

¡Sí que es arrogante! Pero de cierto modo tenía razón, no sabía qué ocurría, lo que sí tenía en cuenta es que existían cosas que únicamente se podían ver en pesadillas y películas de terror.

—Entonces explícame para saber que es a lo que me enfrentó —pedí.

—No —dijo decidido—Lo único que te sugiero es que dejes esos expedientes, y que busques las mierdas que se llevaron porque las muertes seguirán.

—Osea que los objetos que nos llevamos están malditos también —solté.

Este rodeo los ojos al darse cuenta de que había dicho algo que no debía decir.

—Si —suspiro mientras comenzaba a explicar un poco—Todo lo que se lleven de aquí está maldito, así sea la tapa de una gaseosa o un lápiz ¡Todoo!

—¿Por qué? ¿Sucedió algo en este lugar? —

Este me ignoro y volvió a la marcha con el auto. Decidí no seguir atosigándolo con mis preguntas, pues cabía la posibilidad de dejarme varada por preguntona.

Entonces me puse a detallar sus tatuajes con la poca luz que entraba al auto, luego me fije en su rostro y en el mechón blanco que caía sobre su frente. ¿Si no era un humano? ¿Qué cosa era? ¿Por qué no me producía miedo, solo intimidación?

Llegamos a la verja y él me paso la credencial a cambio de los documentos. Camine decida en salir, aunque decepcionada de aún no tener la respuesta que necesitaba; sin embargo, cuando estaba a punto de pasar me detuvo.

—¡Espera! —exclamó acercándose y jalándome del brazo.

—¿Qué sucede? —pregunté consternada.

—¿Aparte de la credencial que más dejaste aquí? —

—Que yo recuerde nada —reflexione—Bueno, el pedazo de una manga de suéter es que al momento de salir...

—¡Rayos! Ya me lo imaginaba—exclamó interrumpiendo —Vas a tener que quedarte.

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Comments

NEGLIMAR RIVAS

NEGLIMAR RIVAS

esto se está poniendo bueno

2023-11-10

1

💖Elismar💋

💖Elismar💋

por culpa de los amigos 😭 va a tener que quedarse en ese horrible lugar

2023-10-21

1

corina

corina

no puede ser ahora ella tiene que vivir ahi

2023-08-26

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