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—¿Por qué? —pregunte.

—Si no quieres morir, es mejor que me sigas —sugirió.

Mire la verja luego a él y suspiré. Me hallaba en una encrucijada ¿No se que rayos era el? pero este si sabia lo que ocurría ¿Quizás era un mago? ¿O un brujo? la verdad de encontrarme en una situación desconocida y que este si lo supiera me atemorizaba. Subí al auto, y este condujo en retroceso para luego volver a la ciudad.

Llegamos a un edificio abandonado, en donde antes solía ser viviendas departamentales. Antes de abrir la puerta se giró y me aclaró algunas cosas.

—Sin tocar absolutamente nada, ni tampoco estar curioseando, tampoco salgas a ver que hay en las demás viviendas —ordenó—Cuando esto acabe podrás largarte.

—De acuerdo ¿Y cuándo terminará esto? —pregunté mientras este abría la puerta.

—Dentro de unas horas —dijo mientras entrábamos.

A pesar de lo feo que se veía por fuera, dentro era hermoso. Muy bien amueblado y con toda las comodidades que un humano o lo que fuese él, desearía tener.

Me senté silenciosamente, mientras miraba alrededor. Una chaqueta negra sobre el perchero, unos cuantos discos viejos en la esquina y libros que llenaban la estantería.

—Y ¿Cómo te llamas? —pregunté mientras este tomaba un líquido marrón de un vaso.

—No es necesario que te lo diga, esta será la última vez que nos veamos —recalcó.

—No lo creo, porque si encuentro los objetos ¿A quién se los entrego? —contradije—Osea no puedo dejarlos por ahí con el riesgo de que alguien se los lleve nuevamente, porque no fuimos los únicos que nos hemos llevado cosas. La fotografía se la llevó alguien ajeno a nosotros.

Este guardo silencio, al parecer reflexionando un poco para luego decir.

—Axel —

—Bueno, un gusto Axel. Soy Zoe —dije tratando de parecer simpática —Aunque eso ya lo sabes.

Este se dejó caer en uno de los sofás, así que traté de entablar un poco de conversación.

—¿Siempre has vivido aquí? Te veo muy acostumbrado a este lugar —

—Obviamente, estaba en paz hasta que llegaron ustedes a desequilibrar todo —

—¿Desequilibrar? —pregunté— ¿Es que esto se rige por un equilibrio?

Aguardo callado y me dio a entender que a esto no contestaría.

—¿Tienes familia? ¿Padre? ¿Madre? ¿Hermanos? —

—¿Por qué tantas preguntas? —preguntó lanzándome una mirada de enfado.

— Mejor olvídalo —dije cruzándome de brazos y relajándome un poco en el sofá.

Pensé que el silencio continuaría; sin embargo, me sorprendió muchísimo porque este lo rompió.

—Jamás conocí a mi madre, me dijeron que me abandono para salvar su vida —relató.

—¿Salvar su vida de este sitio? —

—Por supuesto y la entiendo —comentó—Nadie se quedaría aquí ni aunque se trate de un hijo.

—¿Y tu padre? — pregunté—¿El sí estuvo contigo?

Justo cuando iba a contestar el timbre sonó, y una mujer desaliñada, con ropa un tanto sugerente apareció en el umbral.

—Hola Axel... La —Hizo una pausa y me miró perpleja— ¿Y esa humana? No me digas que te la trajiste para follar.

Abrí los ojos como platos porque lo que dijo lo escuche con claridad.

—Pará nada, no es de mi gusto —Aclaró él—¿Tienes lo que te pedí?

—Si, lo conseguí —murmuró.

Este salió y me dejó sola. Necesitaba ir al baño, así que me arriesgue en buscarlo, abrí puerta por puerta y en una de esas me lleve una gran impresión. Supuse que era su dormitorio, ya que fue el único que vi con una cama, lo relevante de todo esto es que el tapiz de la pared se hallaba rasgado parecían rasguños hechos por garras y no únicamente eso, el techo también.

— Las metiches como tu, no duran mucho —dijo esté a mi oído.

Me sobresalté y volteé quedando cerca de este, trague grueso y abrí mis labios para susurrar.

—¿Qué eres? –

Él alzó una ceja, se le veía molesto. Se había disgustado pues empezó a soltar todo para atemorizarme.

—Soy un demonio, pero no uno simple —confesó mientras yo daba pasos hacia atrás y el se acercaba—Este es el Nexus un mundo que se creó a base del infierno y el abismo.

—¿Demo... Demonio? — dije sin percatarme que ya me hallaba en la cama.

—Aquí habitan toda clase de criaturas, y ustedes se llevaron varias al momento de robarse las cosas —comentó encima de mí—Eso es lo que está produciendo las muertes. Tendrás que resolverlo o toda tu puta ciudad será también tragada por el abismo. ¡Ahora lárgate!

Este se bajó y fue lo primero que hice, corrí fuera del lugar. Por suerte la oscuridad se había disipado, llegué a la verja y atemorizada pasé entre ella. Me encontraba tan aterrada que me espante cuando me jalaron y me abrazaron.

—Tranquila, tranquila —

Mire y me encontré con el rostro de Alex.

—Vi un... Vi un —dije tratando de calmar la respiración— Pensarás que estoy loca.

—Pará nada, trata de calmarte —sugirió—¿Qué viste?

—Un demonio —aseguré— Y muchas otras cosas más ¡Estoy enloqueciendo Alex! Y... ¿Qué haces aquí?

—Nada, yo... Vámonos —ordenó.

Me subí a su moto, y mientras conducía me abrace a él sintiéndome segura. Al momento de aparcar, me di cuenta de que no me había llevado a casa, sino a otro lugar enorme.

—Lo siento, pero necesitaba traerte aquí primero —comento— No tienes nada que temer, aquí vivo.

Afirme y me llevó dentro. Pasamos a la sala y grito.

—¡Abuela Shandu! —

De inmediato una mujer de vestido negro y pelo canoso hizo presencia.

—¿Qué pasa? ¿Por qué los gritos? —

—Creo que tenemos un caso de emergencia ¿Y mamá? —

—Salió, ya viene —aseguró, sentándose en frente.

—Zoe, mi abuela es una como explicarte... —

—¿Estuviste en el Nexus? —preguntó ella interrumpiendo a Alex.

—Si ¿Cómo lo sabe? —pregunté.

—Entonces ¿Me imagino que debes de saber lo que hay ahí? —

—Sí, vi cosas tan irreales — comenté—Fui porque necesitaba averiguar sobre las muertes misteriosas que están ocurriendo, luego conocí a un chico que... Bueno resultó no ser un chico y.

—¡Espera! ¿Cómo era ese chico? —preguntó curiosa.

—Pálido, tatuado así como Alex —describí—. Cabello negro con un mechón blanco, dijo que se llamaba...

—Axel —dijo una voz detrás de nosotros, gire y vi una mujer de mediana estatura, con cabello castaño y rostro aún juvenil. Lloraba por lo que había dicho— Es mi bebé, mi pequeño está vivo.

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