capítulo 9: “la estrategia perfecta"

Salgo de la oficina de Ryuken con mi cabello desarreglado... Hicimos un desorden, pues con ese beso que le di, el deseo algo más, tuve que complacerlo, ya que si deseó hacer que se enamore de mi tendré que poner más empeño... Una sirvienta pasa apresurada a mi lado, en sus brazos llevaba una bandeja con antídotos y remedio...

— disculpa, ¿Quien está enfermo?

Se detiene y me dice preocupada– la concubina Sayuri... Ahora está pasando una fiebre crítica. El médico está en camino pero dudo mucho a que llegue a tiempo. Ahora mismo le llevaré este antídoto para el dolor...

— si quiere, yo se lo llevó...

— ¿Eh?... No se moleste por favor.

— no es molestia, ella es mi hermana y quiero ayudarla...— la sirvienta me ve con gentileza y me entrega los instrumentos... El veneno que le coloque a Sayuri es el mismo con que envenenó a Saori de esta historia, dió efecto rápidamente... Una vez que la sirvienta se fue, me encaminé hasta la habitación de la concubina Sayuri. Llegué y ella se encontraba de un color amarillo, ojera de una enfermedad terrible, su débil vista se desvía a la mía. Nada más se encontraba su acompañante. Le pedí que nos dejará solas... Ella accedé ya que pensó que yo iba a curar a su doncella. Dejándonos solas, le hablé...

— te ves horrible...— expresé yo sin problema, puse la bandeja al lado de su cama en el piso.

— ¿Que me hicistes?...— preguntó ella con una agonía.

— lo mismo que tú planeabas hacer con conmigo con el té...— Sayuri se impresiona—... Tenía que quitarte del camino, ya no eres nadie para el emperador, sin embargo, tenía que cuidarme de tí... Una vez muerta, Ryuken solo tendrá a esta doncella...— miré a un lado y hable con algo de preocupación—... Hasta que llegue ella... Bueno, creo que seré piadosa y te daré el antídoto para que no te duela...— una vez más, tumbé a propósito el frasco del antídoto derramando el líquido que tranquilizaria el dolor de Sayuri...—... ¡Vaya!... Mi manos si son torpes, perdoname, hermana Sayuri. Creo que tendrás que irte al infierno con un dolor tormentoso...— limpié el líquido y puse el frasco en la bandeja.

Me miraba resentida y con odio profundo...— maldita seas... No creas que su majestad te tendrá siempre a su lado. Como a mi me olvidó, para ti sera peor. El jamás te amara y nunca serás emperatriz, pues no tienes ni dónde caerte muerta.

— la única que caerá muerta eres tú... Me aseguraré que nadie te moleste en tu sufrimiento...—me puse de pie y le aclaré lo siguiente— no me interesa ser emperatriz, pero sí que él me ame... Hasta nunca, primera concubina...— le expliqué a su acompañante que Sayuri quería permanecer sola, puesto a que no le gusta que la vean con lastima. Ella entiende y va a ver si el médico llegó... Pero para cuando el llegue a su cuarto será demasiado tardes... Y efectivamente, a la media hora después, Sayuri se encontraba sin signos vitales...

Ryuken lo tomó como una muerte natural por la enfermedad, y por tal, le pidió al medico que no la examinará para saber la causa de su muerte, ya que no valía la pena y sería una pérdida de tiempo... No me sentía mal por ella, si no por ver las emociones fría de su majestad, esto pasó en la historia original pero con Saori. Verlo todo de cerca me da un escalofríos en toda mi columna vertebral... A la vez que me sentía aliviada de no tener más estorbo...

-------- imperio lunar.

— ¡Princesa Mizuki!

— ¿Que ocurre, consejal? Estoy ocupada leyendo unos documentos...

— se ah reportado un grupo de exploradores en nuestro territorio... Al parecer, ese grupo pertenece al reino de la dinastía del dragón. Su emperador, Ryuken ya ah tomado dos territorios de diferentes reino, expandiendo así más su nación. Y temo que vayan hacer lo mismo en éste.

— entonces, prepara nuestro hombre, en cualquier momento pueden atacar, hay que estar con la retaguardia en todo los rincones del imperio...— saca una débil sonrisa — el emperador Ryuken ¿Eh?... Es alguien poderoso y no quiero que mi gente sufra la consecuencia de una guerra, lucharé solo para conocerlo, si tengo la oportunidad, haré una alianza con el para beneficiar a mi imperio...

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El canto del grillo anunciando la noche, hace que busque al emperador, después de declara la muerte de Sayuri como algo normal, él se fue a trabajar... Decidí dejarlo y me fuí a visitar a Kaito. Hablamos por un buen rato, le conté de todo... Desde que le di una paliza a el emperador y de cómo conocí a Sakura. Por supuesto que el se rió como loco cuando le conté esa parte del golpe...

— como me hubiese gustado estar en ése momento...

— luego se molestó por eso... Fue agradable hablar contigo Kaito–sama.... Me iré a descansar. Buenas noches— me frena en la puerta con las siguiente pregunta.

— ¿Cómo vas con Ryuken?

— ¿Eh?... Bueno, yo diría que excelente...

— ¿Viste su expresiones al enterarse de la muerte de Sayuri?...

— una fría y sin emoción. Tienes miedo a que eso me pase a mí ¿Verdad?... En el sentido de que ya no sienta nada hacia mi.

— Saori... Quiero que sepas que si el te hace llorar estaré aquí. Y aunque no quiero que ese día llegué, solo espero que te des cuenta como es él en realidad, ante de que te lastime.

Le sonreí con mi mano en la puerta — eres tan dulce con tu palabra y comprendo lo que me tratas de decir, Kaito–sama... Mañana seguiremos con la charla... Buenas noches...— Saori cierra la puerta.

Murmuró las palabras con melancolía — buenas noches... Saori.

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Llegué a mi cuarto pensando que Ryuken se encontraría ahí. La habitación estaba desierta... ¿Donde está, su majestad?... Salí nuevamente. Pregunté con alguien su paradero y me informaron que estaba en la sala de estrategia... Me dirigí ahí, abrí lentamente la puerta, el lugar es grande y con varios documentos, en el medio, una gran mesa y encima de ella un mapa que marcaban las naciones vecinas... Entré y me senté a su lado, estaba solo y con un estrés encima...

— no logro ubicar a mis hombres en el territorio lunar, hay demasiada brecha en cada rincón de ese reino que podrían atacarnos fácilmente...— miré el mapa con las fichas de nuestra bandera con la de ellos... Nosotros somos los rojos mientras que ellos los azules...

— su majestad, creo que solo lo ve al punto de vista de nuestro ejército. Mírelo desde la vista del enemigo... Por ejemplo...— moví una ficha a otro lado...— podemos hacer una emboscada en este lugar sin que se lo esperen ya que suele ser su índice de reunión, podemos llegar antes que ellos y tomar ventaja...

Me mira un poco impresionado — mis exploradores no sabían de esa abertura... ¿Como es que tú sí?...— leí nuevamente el libro de la historia y pude memorizar los puestos de batalla en esa guerra.

— como le expliqué. Lo miré donde ellos se colocarían para atacarnos... Sí hacemos exactamente lo que ellos piensan, claramente tendrán una ventaja sobre nosotros...— el me pidió más explicación en dónde colocar a los soldados. Pues quedó fascinado en cómo se estaba formando la estrategia perfecta...

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