capítulo 17: “una realidad engañosa"

Que frío... Tan rápido que me quería ir de ahí que se me olvidó el abrigo... Iba lento pues este camino es horrible, no se cómo pasan la mayoría aquí... El camino del risco, un lugar en una gran altura que no es nada agradable mira al otro lado del camino, pues había una caída a muerte... Suspiré afligida, comenzaré de nuevo... Sin él. Ya que todo lo que quería era tenerme en la palma de su mano. Si el me ama de verdad ya estuviera detras de mí, buscándome... ¿Que hago pensando así de el?... Debo odiarlo profundamente... Pero odiarlo es amarlo... Veo que alguien se acerca doblando el camino contrario... El me reconoce ya que dice mi nombre en alto.

— ¡Saori!

— ¿Yuri?— me baje del caballo y jale su cuerda para acercarme a él— ¿Que haces aquí?

— lo mismo. ¿Tu qué haces tan alejada del palacio?— sopla el viento fuertemente —... Mejor hablemos allá. Se avecina una tormenta.

— ¡No!... Yuri, no deseo volver. Te lo contaré todo menos volver...

— atrás de nosotros hay una tormenta de nieve peligrosa... Tendrás que dejar tu caballo, tomaremos una ruta un poco estrecha que el animal no entra...

— ¿Que pasará con él?... ¿Y a donde vamos?

— el caballo esta entrenado para volver. Y nos iremos a un lugar donde puedas hablar mejor...— le sonreí y solté el corsel... Mis sandalias se rompieron. Sí, ambas al mismo tiempo... Tropecé y Yuri me atrapa en el aire chocando contra su pecho...— veo que tu suerte no va bien...

— no creo en la suerte pero le agradezco porqué te puso en mi camino en esta situación...— el se agacha y toma los zapatos, camina hasta la orilla y lo suelta en la caída...— pensaba en remendarlo...

— eso trae mal augurio...— me da la espalda y se agacha— sube...

— Yuri...

— eres delgada no te preocupes...— me subí y Yuri chilla un poco por mi peso engañoso... Me carga y caminamos antes de que el frío se ponga peor, el viento se lleva mi cinta verde del cabello... Él hace que el caballo regrese. Nosotros caminamos por el contrario del sendero, hasta que Yuri se detiene en un lugar específico y se adentra a una brecha de la montaña, el tamaño era lo justo para entrar los dos...

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— ¡Saori!... ¡Saori!... ¡¿Donde estás?!— gritó él emperador Ryuken en la tempestad del invierno, su caballo caminaba siendo arrastrado por las ráfagas hostiles...— ¡Sao-...— mira en el aire la cinta verde la cual ella usaba para adornar su cabello. El la toma saltando un poco y mira con más preocupación...

Sus angustias aumentan más al ver el corsel regresar sin ella.... Se baja rápidamente del suyo para montarse en ese, como está domesticado, el caballo dejará a su majestad donde estuvo Saori por última vez... Llegan no muy alejado del camino, se detiene y vuelve a gritar su nombre mientras que los vientos fuertes soplan sin piedad... Su última opción era revisar la caída del risco... Y solo quería comprobar si le pasó una tragedia. Deseaba que no fuera así.

Caminaba lentamente hacia la caída, a la vez que protegía sus ojos de la nieve... Aparta su mano de su vista y lo que ve lo hace caer de rodillas como plomo en la orilla del vacio... Las zapatillas de Saori estaban colgado en una rama seca a mitad del risco... Era inevitable que el pensara lo peor, pues al ver la escena tan explícita lo hace comprender lo equivocado. Creyendo que su amada había muerto en la gran bajada...

— ¡¡¡SAORI...!!!— gritó él con gran dolor en su corazón. Arrepentido se encontraba pues no pudo arreglar la cosa que la hizo perderla. Más que nada, quería volver el tiempo atrás y solo rechazar la oferta de Mizuki... Ahora, Ryuken vive una realidad llena de sufrimientos y desdicha que no es, pues Saori se encontraba sana y salva, pero ella no está dispuesta a volver... Aún.

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— oye, Yuri... ¿Aquí fue donde saliste para encontrarme en el camino?...

— si, la tormenta la podía ver desde el principio del camino del sendero... Tomé un atajo evitandola antes de hallarte. Quería ir al palacio para visitar a Ryuken y a ti...

— Yuri...— pronunció Saori con sufrimiento al recordar a su majestad...

— Saori, espera al lugar donde te quiero llevar. Ahí no podrá sentir dolor en contame tu pena. Pero primero vamos a un pueblo a buscarte calzado... Ya que no podré aguantar más el peso en mi espalda...— Saori aprovecha que tenía sus brazos en sus hombros para luego apretar su cuello por decirle que estaba pesada...— Sao-ri... Fue mentira...— trató de hablar mientras que ella lo ahorcaba...

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