capítulo 5: “los encantos de la concubina Saori "

El emperador Ryuken llega a su destino en una gran casa de una familia con un poder casi igual a la de él. Sin embargo, a donde él llegue, siempre será tratado con sumo respeto y benevolencia...

— su majestad... Que fortuna que nos honre con su presencia. Supongo que busca al líder Yuri.

— exacto. ¿Donde se encuentra ahora?

— en su despacho. Por favor, sígame...

Tocan la puerta — Yuri–sama... El emperador Ryuken a...— el emperador ni se espera a que el sirviente termine y entra al despacho...— s-su... Majestad...

— déjalo, Lin...— habló un hombre que escribía en su escritorio sin quitar su vista del papel...

— sí, mi señor...— cierra la puerta una vez que el emperador está adentro.

— Yuri...

— estoy ocupado, Ryuken. Pero...— deja la pluma a un lado y le mira con una sonrisa—... Siempre tengo tiempo para mí mejor amigo. Bien... ¿Que es lo que quieres?

— eh oído que falleció tu padre. Y has estado todo este tiempo desde su muerte hundido en el trabajo... Levántate y vámonos al palacio. También te necesito para una misión que pronto tendré.

— si sabes que mi padre me dejó toda la responsabilidad de cuidar al clan Yato. No puedo abandonar mi deber...

— bla, bla, bla... Vienes por qué vienes. Además, tengo a una doncella nueva. Una guerrera con una belleza natural y sobresaliente quiero que la conozcas y me des tu opinión... Y hablando sobre esa mujer... ¿Tiene un libro con algo de romance?... Cielos — se toma el cuello y mira a otro lado—... No eh podido encontrar una historia con ese género en el transcurso del camino para acá.

— ¿El motivo?

— ella... Mi nueva concubina me pidió algo tan simple que no eh podido encontrar.

— tengo, pero no con romance...

— ese es el maldito problema. Sí no tiene amor no lo quiere... Veré cómo resuelvo con ella más tarde. Vamonos, tengo preparado dejarte descansar para luego planear un ataque al nuevo territorio que quiero conquistar.

— sabía muy bien que no venías a darme tu pésame... De acuerdo. Solo déjame dejar a alguien a cargo. Y cabe destacar que no me interesa conocer a tu concubina, a la última me cayó de la patada...

— ¿Quién?... ¿A Sayuri?... Puede ser un poco arrogante y recta, aún me sirve... No mentira, ya me aburrí de ella. Tal vez la mandé lejos un día de estos...

— tú y tu mala costumbre de tratar a la mujeres como un objeto. Algún días llevarás tú merecido...

— no me importa y dejas de darme sermones, que no eres mi madre.

— ah, es cierto, utilizas a tus doncellas como modo de distracción para olvidarte de las frustraciones que llevas por cargar el peso de ser emperador... ¿O me equivoco, Ryuken?

— te esperaré afuera...— sacó las palabras con gran seriedad. Saliendo del despacho de Yuri.

Él, al ver a su amigo irse, suspira con cansancio, deja sus deberes a un lado y sale de su escritorio para avisarle a la persona con quién va dejar a cargo el clan Yato por un corto periodo. Al salir de su casa, ve a Ryuken esperándolo en su caballo. El sirviente de Yuri le trae uno a él y con todo en orden ambos se van galopando director al gran palacio imperial.

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Saori estaba sola en su habitación mirando el horizonte desde su ventana, el atardecer es más hermoso en esta época, pensó ella, pues en su tiempo toda la contaminación, más los edificios opacando tal vista y no la hacían disfrutar como ahora. Escondió el libro en un lugar donde nadie se imaginaría su ubicación, excepto ella, su último recurso de volver a casa es ese texto. Ahora más que nada no tiene pensado en regresar, aquí puede hacer su vida, con la clara ventaja de saber lo que va a ocurrir y tomar riendas en ellas...

— hermana Saori...— ¿Quién es?... Me levanté de mi cojín y deslicé la puerta.

— Sayuri...— pronuncié su nombre sin creeme lo que mis ojos ven. Era ella con su acompañante sosteniendo una bandeja de té.

— el emperador ah hablado conmigo esta mañana que teníamos que llevarnos bien...

— y comprendo que no te sentó bien la idea por como me miraste al principio— expresé yo con frialdad.

ella apenada me explica— por eso vengo a pedirte que me perdones por mi comportamiento tan inapropiado... Te eh traído té de hierbas frescas como ofrenda de paz...— sabía cuál era su maldito juego. De acuerdo, veré qué es lo que me tiene.

Le sonreí sin compromiso y la hice pasar— adelante, entiendo cómo te hayas sentido por esa noticia, pero podemos arreglar nuestras diferencias...— tomamos lugar en los cómodos cojines al rededor de la mesa, en donde la acompañante de Sayuri sirve el té...

Me da una taza específicamente para mí, de inmediato cuando veo al fondo del pocillo supe que traía una sustancia... ¿Como lo descubrí?... El líquido dió un pequeño indicios de burbujas salir del fondo de la taza... Volví a subir mi mirada y notaba como bebían su infusión de hierbas tranquilamente. Ya veo, está taza ya tenía el veneno y al echar el líquido se mezclaría en ella... Cualquier persona sin imaginarse ser envenenado podría cae fácilmente en la trampa... Yo no. Deje el objeto en la mesa nuevamente.

— ¿Que ocurre?... ¿Acaso no te gusta el té, hermana Saori?— que hipocresía, pero si quiero seguir con lo que tengo planeado con ella tendré que hacer lo mismo.

— te equivocas hermana Sayuri. Solo respiraba su aroma tan dulce...— hice un movimiento torpe con mi mano y a propósito tumbé la taza al suelo derramándose por completo...— ¡Oh, perdoname!... ¡Mis manos son algo obtusas, qué pena, tan buen té que se veía!

Ella se ríe débilmente— no te preocupes, los accidentes son normales aquí...— su acompañante limpia el piso, cuando una criada llega y avisa desde la puerta la llega de Ryuken.

Sayuri se levanta primero y sale tomando la ventaja. Esperé pacientemente y colocándome de pié caminé por los pasillos para ir a verlo... La sirvienta me digieron en donde se encontraba el emperador, llegué hasta una habitación super espaciosa y acomodado con almohadas en ellas, pues su majestad estaba acostado en una pila de cojín abrazando a Sayuri cómodamente, la primera concubina estaba más que complacida por estar en su brazo. Ryuken me miraba con una risa...

— Saori... Ven a mi lado— me extiende su brazo disponible...

— ¿Me trajiste lo que pedí?...

— ¿Ah?... Eso no tiene importancia ahora, te eh dado una orden de que fueras al lado de tu emperador...

— no lo encontraste ¿Verdad?...

—.....

— vamos mi señor... Solo yo le puedo bastar en sus necesidades, tres son multitud...— habló Sayuri de forma seductora mientras lo acariciaba con su cabeza en el pecho de él...

— tienes razón. Tres son multitud. Me voy su majestad. No lo esperaré en la recámara si va estar ocupado con Sayuri...— Saori sale del lugar y es cuando Ryuken se levanta... Sayuri miraba confundida y con frustración al emperador.

El dice entre apuros... — ¡Oye... Saori, ven...!— pero ya era tarde, su majestad buscaba de ambos lados en que dirección se fue su concubina...

Saori caminaba hacia su alcoba para descansar, sin darse cuenta, Yuri la observaba desde la sombra los movimientos de la joven. Siendo un guerrero con dotes de ninja, sus habilidades para esconderse son sorprendentes pues a la vista de alguien no existe al menos que el desee mostrar su paradero... Además, el encanto inocente de Saori le ha llamado la atención, una belleza única a manos de quién no la merece, pensó él. A punto de aparecer frente a la concubina, es interrumpido por Ryuken, que sale más atrás de ella...

— Saori, eh dicho que esperes... ¿Acaso quiere que te dé un castigo por tu rebeldía?— habló el con su voz de regaño. Ella sólo le veía con el ceño fruncido y desde el marco de dicha habitación... Entra y cierra la puerta ignorando las advertencias del emperador. Él chasquea la lengua disgustado y sigue hasta la puerta del cuarto... La abre bruscamente, de igual manera arrastra la puerta para darle privacidad...

Gracias por leer 😁 una historia original de Afrodita 💓

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