capítulo 20

“Maestra usted me llamó”

-Uber llévame hasta la academia de magia-

“¡maestra, yo no soy su maldito transporte, soy una bestia muy respetada como osa a darme tal trato!”

Solo la mirada pulsante de Mirey fue bastante para que la furiosa pantera actuará diferente

“maestra por favor suba, la llevaré rápido a donde quiera” la bestia estaba con miedo

Sus pensamientos surgen “no sé que da más miedo si su aura o su mirada”

La bestia de inmediato lleva a Mirey hasta su destino, Mirey desciende del lomo de tal bestia.

“Como pensé, es bueno tener un transporte como este”

Entre los pueblerinos, esa bestia de pelo brillante y de un porte espléndido llamaban mucho la atención, quien pasaba cerca de ese par no podría ignorarlos, simplemente quedaban mirando, la gente un poco inquieta murmuraba.

-¿eso es una bestia de alto nivel? –

-imposible, además hay una niña cerca de ella, lo más seguro que sea alguna niña mimada y rica, algún noble con dinero le habrá regalado esa bestia-

Uber captaba las miradas de los demás, mientras posaba tan egocéntrico.

Mirey mira a la bestia con desconformidad - ¿no puedes hacerte más pequeño? Creo que llamas mucho la atención si mantienes ese tamaño-

La bestia alardeando “claro que llamo la atención, soy nada más y nada menos que la honorífica pantera colmilluda, rey del bosque y la montaña, nadie es digno de estar frente a mi presencia”

-contesta, si no quieres que te coma asado-

“si maestra soy muy compacto, puedo hacerme más pequeñito, también puedo meterme en su sombra si usted gusta”

-bien, quédate en mi sombra, si nadie te ve es mejor-

“la maestra es muy cruel”

Mirey se acerca hasta las grandes puertas de la academia, la entrada estaba reforzada con dos hojas de metal muy gruesas, decorada con unas figuras que demostraban poder, las cuales estaban hechas con mucha dedicación y detalle, solo la entrada detona poder.

Tras ingresar más adentro, un hombre de edad adulta, de unos 50 años apx, el cual portaba unas pocas canas, se hace de la presencia de Mirey, este tras verla se acerca con pasos largos,

-¿niña que haces aquí, has perdido a tu mami? –

Mirey un poco desconcertada “¿por qué todo el mundo cree que ando perdida?”

-solo vine porque quería hacer la prueba de ingreso-

El señor al no tomar en serio las palabras de Mirey ríe – oh vamos, vete de aquí, me darás problemas si te quedas-

“creo que no entendió bien, se lo repetiré por las dudas.”

– Vine a realizar la prueba de ingreso-

El hombre mayor demostraba enojo en su cara, su paciencia parecía agotada – oye niña, deberías irte, este es un lugar serio, si quieres jugar hazlo en otro lado-

-soy muy seria, señor, vine a dar la prueba-

El señor fruncía el ceño mientras su voz se ponía más grave – dudo mucho que una niña como tú pueda ni siquiera pasar la primera parte de la prueba, ¿por qué no vas primero a la primaria?, Dudo mucho que tengas la educación básica para empezar, ni sabes cómo tratar a tus mayores, es la última vez que te pido que te vayas-

El hombre se mantenía con una postura firme mientras entrelaza a sus brazos tras su espalda.

Un chico de unos 20 años, muy alto, pelo oscuro como el carbón y ojos tan verdes como el césped de primavera, finos rasgos faciales que destacaban a lo lejos, una elegante manera de caminar, vestía ropa muy fina, hecha a la medida. Este Contemplaba aquella escena desde no muy lejos, se aproxima por detrás del hombre mayor e interviene en su conversación, mientras tocaba su hombro momentáneamente, el hombre se percata de la presencia de esa persona y se queda mudo.

Con mucha confianza el joven habla – viejo, creo que deberías dejarla hacer la prueba, no pierdes nada-.

El anciano demostraba su desconformidad antes las palabras del joven, pero también demostraba respeto por su nivel social.

-pe-pero príncipe, sería una pérdida de tiempo- el hombre mayor trata de que el joven retracte sus palabras.

Pero el joven inmerso en su seguridad afirma – vamos Héctor, esto será divertido- mientras da una vista aguda sobre la pequeña niña.

Mirey tras ver su cara con intenciones oculta que ni ella podía ver pensó “este sujeto no me da buena espina”

No obstante, Mirey es conducida hasta el lugar de la prueba, al ser guiada por el ingrato sujeto que le negó la entrada desde un principio, ella notaba su enojo, pero notó que el joven era muy superior y Héctor no tuvo opción en guiarla hasta la prueba, este hombre dejó su frustración de lado en el momento de pensar “es cierto, es imposible que ella pase la prueba, se verá humillada, al final cavó su propia tumba, este hecho solo me hará perder el tiempo."

Una risa sale de la malvada cara de ese viejo.

Mirey fue escoltada hasta el salón principal, era muy amplio, techos altos, ventanas grandes las cuales brindaban buena iluminación al gran salón, una gran alfombra roja dividía aquel salón por la mitad, esa alfombra terminaba a los pies de un gran escritorio, este tenía al frente una esfera blanca, sostenida por delicado soporte, de madera pulida y bien trabajada, cerca de él se localizaba el gran decano, este cuando vio la presencia de Héctor y Mirey, de inmediato cuestionó. Ojos afilados, serios, palabras secas y cortantes.

-¿Qué lo trae por aquí? –

-esta niña quiere hacer la prueba-

El decano sorprendió mientras daba unos toques sigilosos a su gran barba blanca – ya veo, pensé que era tu nieta-

El decano se colocó de cuclillas frente a la niña, sus palabras fluyeron más dulces y tranquilas. – nunca había venido alguien tan joven a dar la prueba, esta es la primera vez en todos mis años-

"esta niña... ojos verdes, y pelo rojo cómo el fuego, que peculiar aspecto"

El decano, luego de observar los ojos de Mirey apuntó hacia la esfera y le pidió que colocará sus manos sobre ella.

Mirey se aproximó a la esfera, observo por un tiempo limitado y colocó la palma de su mano sobre esta, la esfera enseguida reaccionó dando un color blanco y puro.

El decano sorprendió mucho, con alegría habla– nunca había visto un color así de puro en toda mi vida, estás dentro, bienvenida a nuestra academia, es bueno tener un talento como tú aquí –

-gracias, me alaga- “solo impregne un poco de mí mana, si dejaba que todo fluyera de seguro esa bola de cristal explotaría en miles de pedazos, no es fácil para mí controlarlo en su totalidad”

Héctor estaba de boca abierta “realmente no me esperaba que esa mocosa pudiera usar mana, tiene tan solo 5 años ¿ha esa edad tiene esa cantidad de mana? En el futuro será un monstruo”

-Héctor no te quedes ahí parado sin hacer nada, guía a nuestra nueva miembro a los dormitorios, dale un cuarto que sea cómodo, y amplio. De inmediato organiza su estadía-

-pero señor, ¿Qué hay con la prueba escrita? –

-es innecesaria, con solo su poder mágico es más que suficiente para ser admitida, ¿dónde has visto un talento así de igual?, deberíamos estar orgullosos por tener un genio así en nuestra instalación, no hagas nada que me decepcione, vete ya y has lo que te pedí-

-si señor- Héctor hace una leve referencia y se retira calmado y decepcionado por dentro, era muy estricto, no le gustaban los plebeyos, demostraba su desconformidad tras personas simples, pero cuando veía personas con estatus era un perro lambe botas. Mientras entrecerraba la puerta de la administración principal, el decano siguió exigiendo desde adentro.

-muéstrale las aulas, y los horarios- “por fin un alumno con buenas capacidades mágicas”- el decano feliz se sonrojaba un poco.

Mientras Mirey se retiraba tras Héctor este le señaló el camino con mala gana – por aquí-

Mirey suspiró y siguió tras el arrogante hombre. Mientras caminaban por el gran y elegante pasillo, una persona se aproximó frente a Mirey, ella levantó su mirada de inmediato.

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