CAPÍTULO 4

Nina, estaba tendiendo las blancas sábanas en una tensa cuerda, el viento las meneaba un poco. Cuando terminó de tender todo, levantó su cesta vacía y fue hacia el castillo, Nina iba tan rápido sin mirar hacia donde se dirigía que chocó contra Sebastián. Nina cayó al piso a causa del gran empujón, chocar contra Sebastián era como chocar contra una gruesa pared de hierro.

-Lo siento, Señor Sebastián-

-Ten cuidado, fíjate por donde vas-

Sebastián con su mirada fría siguió caminando como sin nada y se alejó ignorando a Nina.

El cocinero era un hombre de mayor edad muy amable y atento, se llevaba bien con todos, al ver a Nina chocar con Sebastián, el cocinero se apresuró y extendió su mano para ayudar a Nina a levantarse

- ¿Estás bien? -

-Sí, lo estoy, gracias. -

-No le des mucha importancia, eres nueva y él no tiende a ser amistoso con extraños, pero no es un mal sujeto-

Todos parecían llevarse bien con Sebastián menos Nina y Louis, era como un lobo defendiendo su territorio de los extraños.

Hubo un tiempo en el que ver hombres lobo era algo natural. Pero esos días llegaron a su fin por las matanzas indiscriminadas de los humanos hacia ellos.

Los hombres lobos, era tratados por los humanos de una manera cruel y despiadada, hasta los esclavos eran tratados mejor que ellos, por su gran fuerza y resistencia fueron explotados y esclavizados, usados de forma inhumana para los trabajos más pesados, cuando llegaban a ser inútiles eran desechados como basura, la gran mayoría de los que no podían ser explotados eran aniquilados. Los humanos pensaban que era inútil tener un hombre lobo que no les sirviera, ya que ser alimentados era un gasto de recursos, que ellos no querían darse el lujo de perder. Egoístamente los humanos pensaban solamente en ellos, no querían gastar alimento para mantener a sus esclavos, esto llevó a que la una vez grandiosa raza de hombre lobo se viera arruinada, su número había bajado dramáticamente, empezaron a ser tan raros que algunos eran vendidos en el mercado negro, al mejor postor.

Aquel niño de pelo blanco, cuyos ojos violetas no tenían vida, ni siquiera estaba bien alimentado, débilmente caminaba, apuntó de desmayarse por la desnutrición, pero no podía parar, si lo hacía su dueño lo castigaría y sería otro día sin comer, al menos él mantenía la esperanza de ser alimentado. Caminaba en la calle fría llena de nieve, vestía unos harapos por ropa que no servían de mucho para mantener su temperatura corporal, si no fuera por su sangre de lobo él ya habría muerto hace mucho tiempo, su alma gritaba por ayuda, pero los ojos de las personas solo lo miraban con desprecio, al tropezar en la nieve espesa, sus piernas dejaron de funcionar, había perdido su voluntad de pararse, nadie lo ayudó solo miraron. Los murmullos de la gente que observaba la situación, se sentían claramente en la silenciosa calle

-Mira la basura se sigue moviendo-

Intento pararse, pero sus brazos estaban demasiado débiles, temblaban y la nieve estaba haciendo su trabajo, entumeciendo su cuerpo. Alguien se paró frente al niño agarrotado, solo pudo observar unos zapatos negros y muy finos típicos de la nobleza, levantó su cara temblorosa y miró con la poca energía que tenía "¿Quién es? El chico vio a alguien alto, vestido de negro, con su cara huesuda, sus ojos negros, tenía dos cuernos sobre su cabeza "¿La muerte vino por mí? Supongo que es mi hora» El chico sonrió y con la poca fuerza que le quedaba le dijo: -Por favor, llévame- Entonces la figura humanoide respondió -...Si es lo que quieres, con gusto lo haré- Sus brazos se enrollaron sobre su cuerpo y lo levantó, el chico lobo pensó que los brazos de la muerte serían fríos, pero, al sentir el calor que emanaban de ellos se dio cuenta de que eran acogedores, él tranquilamente se durmió en sus brazos, creyendo que había muerto, por fin.

Mientras el niño inconsciente descansaba sobre la bruja, está lo abrigo entre sus brazos. En el actuar de la bruja, solo se veía el desprecio y la ira, ante tal injusticia contra aquel pobre niño, habló fuertemente: - ¿Quién es el dueño? -

-Soy yo, madame ¿Le ha causado alguna molestia? - Un hombre con sobre peso se acercó con sus pies regordetes y torpes hacia ella, con miedo en sus ojos por la apariencia de la bruja, con los hombros un poco encorvados y agarrando sus manos temblorosas.

- ¿No ve en las condiciones qué lo tiene? -

-No se preocupe por él, pronto morirá, de todos modos, es solo un hombre lobo-

La bruja se enfureció por las palabras del hombre, sacó su espada y le cortó el rostro al hombre, sin darle ni siquiera oportunidad de protegerse.

-Ahora el chico es mío, espero que no tengas más esclavos en este estado tan crítico, si llego a enterarme de algo así, la próxima vez te mataré-

El hombre quedó temblando con miedo en el piso, mientras agarraba su rostro, el miedo lo dejó congelado, la bruja se retiró tranquilamente de ese lugar con el niño entre sus brazos.

El niño despertó, en una cálida cama con una estufa prendida, lo primero que observo fueron sus manos, las cicatrices que cargaba ya no están, una sirvienta se encargó de atenderlo y darle alimento, el niño se sorprendió del buen cuido que recibió, sus ojos se llenaron de lágrimas y se quebró en llanto - ¿Es así cómo es el cielo? -

La suave risita de la sirvienta lo hizo salir de su ensoñación.

-Este no es el cielo, Su Majestad ordenó que lo cuidáramos, ella lo vio en la calle mientras circulaba en la ciudad, usted extendió su mano diciendo que lo llevara, ¿No lo recuerda? -

"¿Era una persona y no la muerte?" -Lo, lo siento, pensé que era la muerte-

-Pff ¿la muerte? - exclamó la bruja que entraba a la habitación El chico enseguida salió de la cama y se arrodilló ante ella

-L-lo lamento, merezco morir por mi insolencia- La bruja se conmovió, abrazó al niño y lo subió sobre la cama -No deberías de caminar con los pies descalzos, el suelo está frío, te enfermaras-

-Lo entiendo, gracias-

el chico seguía con su cabeza baja, la bruja pensó que, si acariciaba su cabeza, el niño se tranquilizaría, ella quería demostrarle a él, que no era hostil por más que su apariencia dijera lo contrario

-Está bien, trata de alimentarte para que puedas recuperarte más rápido, he curado tus heridas, pero no puedo reponer tu peso hay cosas que la magia no puede hacer-

El niño quedó sorprendido, porque la bruja había usado magia en él. La magia era considerada un privilegió y solo se podía usar para curar reyes o nobles no se podía imaginar a un plebeyo siendo curado por magia, y mucho menos a un hombre lobo que es considerado basura.

-Y-yo no me merezco tal privilegio, soy una basura...-

-No eres una basura-

-Pero, las personas dicen que los hombres lobos son basura, y que deben ser eliminados porque no sirven-

-Es una mentira, los humanos dicen eso porque están envidiosos de los hombres lobos, son más fuertes, resistentes e incluso viven muchos más años, es normal que estén celosos y quieran eliminarlos-

El chico levantó su cabeza y sus ojos se llenaron de luz -Entonces, ¿No soy una basura? -

-No lo eres, más bien eres un tesoro, pero pocas personas podrían verlo-

-Gracias- Lágrimas se alojaron en los ojos del chico, y junto con él, la sirvienta que estaba en la misma habitación, llora.

- ¿Tienes un nombre? -

-No, los hombres lobos no tienen el privilegio de tener uno-

-Entonces, te llamaras Sebastián, si realmente te sientes agradecido en el futuro demuéstralo-

- ¡Sí! -

El chico estudió tanto esgrima como economía, dio lo mejor de él, siempre por ser el mejor y servirle a la reina, no quería que todo el trabajo que ella pasó para salvarlo fueran en vano, él dio todo de sí para estar siempre a su lado, convirtiéndose en su más fiel mayordomo. Los años pasaron y Sebastián ya se había convertido en un adulto digno, empezó a trabajar más y más, para su majestad como mayordomo.

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