capítulo 9

Un gran hombre, con orígenes nobles por pura coincidencia la rescato de ese bosque, era nada más y nada menos que el rey de Monsanca, Ella por fin pasó la frontera y llegó al reino vecino. Tras contar todo lo que le pasó al rey él se ha apiadado de ella adoptándola como su hija y ocultó su verdadera identidad dándole así otro nombre, Mirey, y ella se volvió la nueva princesa de Monsanca, ocultó su hermoso rostro tras una máscara horrible para que la gente no se le acercara y no la pudieran reconocer, y para tapar el hecho de su inmortalidad gracias al poder divino y su poder mágico, esparció rumores falsos de que era una bruja, la gente misma se encargó del resto. Pasaron los años y un tratado entre Chapal y Monsanca surgió, un tratado de paz para prevenir la guerra, la cual se sellaría con un matrimonio, entre el príncipe de Chapal y la princesa de Monsanca. El matrimonio estaba arreglado y la boda entre el primer príncipe y Mirey se llevó a cabo. El primer príncipe disgustado de su matrimonio, maltrato a Mirey verbal y físicamente. Estaba tan frustrado que la mando a encerrar en la habitación más alejada del palacio, una que estaba abandonada y en tan malas condiciones que su deterioro se veía tanto afuera como adentro, no era apta para un humano. El príncipe, egoístamente, no le permitió a Mirey salir de ahí, él nunca más la vio, la dejó en el olvido abandonándola en ese decadente lugar. Las sirvientas nunca entraban por miedo, siempre dejaban la comida en la puerta la cual era de madera sin color y muy apolillada, Mirey, aprovechó su soledad positivamente, practicando su magia y entrenando.

10 años había pasado encerrada ahí sin que nadie la viera, pero avanzó mucho en esos años, se había vuelto muy capaz. Con el paso del tiempo, ella aprovechó la oportunidad para escabullirse hacia un pequeño bosque, que no estaba muy lejos de ahí, y así, recolectaba plantas medicinales para sus prácticas. Cuando salía no llevaba su fea mascara, ya que no le preocupaba ocultar su rostro en un bosque en el que nadie transitaba, ella llevaba puesto un vestido muy hermoso que el rey de Monsanca le había regalado para su cumpleaños, era de color blanco, fino y se adaptaba bien a su fina silueta destacando con elegancia sus delicadas curvas. El rey de Monsanca siempre preocupaba por ella, aunque no fuera su verdadera hija, la trataba como a una, siempre estaba mandándole presente para compensar su mala estadía en ese horrible lugar.

Un día como cualquiera en los cuales ella recolectaba yerbas medicinales en ese pequeño bosque, vio un hombre a caballo, tenía un arco el cual estaba cargado con una flecha, noto que trataba de cazar a un conejo que verdeaba cerca de un gran árbol, él estaba a punto de dispararle a aquel inofensivo conejo, pero Mirey al pisar una rama produjo un sonido fuerte el cual puso en alerta al conejo y este corrió lejos, El hombre a caballo notó la presencia de Mirey y se sorprendió.

En aquel bosque, Vio la delicada figura de Mirey, unos hermosos ojos verdes profundos y un largo y brilloso pelo castaño rojizo, no pudo negarlo, él se enamoró a primera vista. Mirey noto que aquel hombre era su esposo, el cual le había negado su amor y la encerró en lo más lejos del castillo, actuó calmadamente, ya que sabía que él no podría reconocerla, puesto que nunca vio su cara. Mirey mantuvo su tranquilidad, la vista que obtuvo ese hombre de ella era la de un ángel pelirroja rodeada de hermosas mariposas, taloneo su caballo y avanzó suavemente hacia donde se encontraba ella.

-que hace una bella dama en un lugar como este-

-solo recolectó hierbas medicinales, discúlpeme por espantar a su presa no era mi intención -

-no se preocupe el conejo, no era de importancia-

Luego de ese día el encontrarla en ese bosque se volvió algo cotidiano, empezaron a cambiar cortas y simples palabras cada vez que los días avanzaban esas simples palabras se convirtieron en conversaciones complejas. El hombre cegado por el amor que tenía, quiso casarse con ella, sin darse cuenta de que ya estaba casado con tal persona.

Este príncipe empezó a exigir el divorcio entre él y Mirey para poder casarse con la mujer que había conocido en el bosque...

El rey no quería deshacer el tratado entre los países por un simple berrinche de aquel príncipe, pero este cada vez se puso más y más terco, llegó hasta el punto de ir hasta donde estaba Mirey y exigirle que hablara con el rey de Chapal, para poder conseguir el divorcio.

- ¿Está el príncipe seguro de esto? -

El príncipe enfadado la empujó cruelmente tirándole al suelo, de manera firme le gritó que estaba más seguro que nunca, y así, ella accedió a hablar con el rey...

-Espero que no llegues a arrepentirte-

-Jamás lo haría-

-El príncipe debe de recordar estas palabras-

-Lo haré-

Luego de que el rey le otorgará el divorcio, el príncipe satisfactoriamente vio como Mirey se iba. Mientras Mirey salía de esa habitación decadente, se cruzó con el príncipe en la puerta, ella se retiró su máscara y lo vio a los ojos.

- Hice lo que tú querías-

El príncipe se dio cuenta de que Mirey era la chica que él conoció en el bosque, la chica que más amaba en el mundo, trató de tomarle la mano, pero ella lo rechazo.

-Dijiste que no te arrepentirías, mantén tus palabras-

Le dejó en claro que no importa lo que hiciera, ella se iría, él tuvo su oportunidad y nunca la aprovecho. Mirey se fue a Monsanca mientras que el príncipe quedó solo en su agonía, siempre lamentando su ignorancia y lo cruel que fue. Eventualmente, este príncipe, con el tiempo, tuvo hijos y nietos, sus nietos actuales eran Arthur y Louis. Mirey tras la muerte de su padre adoptivo subió al trono, volviéndose el único gobernante de Monsanca, con sus conocimientos del otro mundo hizo próspero a su pueblo junto con su gente.

El reino tras muchos años gobernado por ella, tuvo un avance inimaginable para los ciudadanos, no solamente aportó con sus ideas sino también con su magia. Mientras el príncipe de Chapal se convirtió en un emperador sabio, Mirey se hizo una gobernante digna, ambos estaban gobernando distintos territorios, pero, siguieron conservando su amistad, hasta el punto de no tener secretos entre ellos. Tiempo después, el emperador de Chapal fue a visitar a la reina de Monsanca, con la excusa de arreglar lazos políticos entre ellos, ya que estos estaban resueltos con su fuerte lazo amistoso.

El emperador tras su llegada a Monsanca ingresa a la Gran Castillo con mucha tranquilidad, no duda en toma asiento, apenas se hace la vista de unos cómodos sillones. Mientras él se acomoda entre los cojines, la reina ingresa a la sala, sin impresionarse de la presencia extra que había ahí, se sienta en un sillón frente a esa persona. La reina hace omisión a la presencia del emperador mientras vierte agua dentro de una tasa de té. Mirey estaba frente a una figura de gran importancia, cualquier persona se arrodillaría frente al emperador para mostrar sus respetos, pero ella era distinta a todos, el emperador estaba acostumbrado a los actos irrespetuosos de Mirey, tampoco les prestaba importancia a tales actos, al contrario, él se sentía cómodo con esa forma de ser de ella.

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