Pesadillas en la vida real

Leonel aplicó la técnica de respiración boca a boca para ayudar a Dairys hasta que ella vomitó agua y tosió fuertemente. Estaba asustada y llorando. Él simplemente la abrazó y le dijo que todo iba a estar bien.

Leonel y Gustavo explicaron lo sucedido a los guardias del club y a la policía que también había llegado. Una patrulla los escoltó hasta la mansión Raggi, y Andrés estaba siendo buscado.

Leonel la sostuvo en sus brazos durante todo el camino a casa.

Cuando llegaron la llevó directo a su habitación y le pidió a Cristina que le llevará ropa hasta allá para cambiarle la mojada.

- No puedo dormir en tu habitación Leonel, de verdad estoy bien.

- Casi mueres, no hay forma de que duermas allá sola Dai.

- ¿Señorita necesita algo? Voy a traerle un té y calmantes. - Dijo Cristina preocupada cuando trajo la ropa, ya Leonel la había puesto al tanto.

- Estoy bien Cristina, gracias - Le respondió con una sonrisa.

- Cristina, llama a Doctor Gutiérrez, que venga de inmediato.

- Si señor, enseguida. - Y salió de la habitación.

- No necesito un doctor.

- Solo quiero estar seguro, pasaste unos minutos inconsciente y tenías agua en tus pulmones.

Ella asintió, trataba de ser fuerte pero la verdad seguía asustada. Leonel la llevó al baño y con mucha delicadeza lavó su cuerpo, su cabello, mientras la llenaba de besos. Luego la ayudó a vestirse y él hizo lo mismo.

Tocaron la puerta y era Cristina con el Doctor.

La revisó en presencia de Leonel y luego dijo que todo estaba bien, aunque su frecuencia cardíaca seguía un poco agitada debido al susto. Le recetó unos calmantes y descanso.

Leonel le agradeció y Cristina acompañó al doctor a la salida.

Él se subió a la cama e hizo que ella se acostara sobre su cuerpo.

- Disculpa, si no fuera por mi, no estarías pasando por esto.- Le dijo avergonzado.

- No es tu culpa de que Andrés esté loco.

- Siento que no te pude proteger.

- Si lo hiciste, me salvaste de ahogarme ¡Grácias mi.. - pero se detuvo.

- ¿No lo vas a decir?

- Disculpa... no debí...

- No te disculpes, yo quiero que lo digas. Lo que dije en el club es cierto, eres mi novia, eres mía.

- pero si yo no te he dicho que si, bromeó ella.

- ¿Me dirás qué sí?

Dairys hundió su cara en el pecho de Leonel y asintió. Él la levantó y la besó tiernamente en los labios, mientras sostenía su cuerpo contra el suyo.

Al poco tiempo y con las caricias de Leonel, Dairys se quedó dormida.

Él no dejaba de pensar en su plan. En teoría iba perfecto, lo único fuera de lugar es que él estaba teniendo sentimientos por Dairys y eso era algo que no podía controlar. Tenía que hacer algo.

Los calmantes hicieron que Dairys durmiera horas extra en la mañana. Leonel aprovechó el tiempo para reunirse con Gustavo.

- ¿Aún no lo encuentras?

- No señor. - Respondió Gustavo avergonzado.

- ¡Esa basura! probablemente quiera acercarse de nuevo a ella. Debemos estar preparados.

Gustavo asintió y se marchó de la oficina.

Leonel buscó unos papeles que tenía bajo llave, ya había tomado una determinación la noche anterior. Encontró el contrato de Dairys y lo rompió. Ya no le importaba su venganza en contra de Daniel, ahora solo le importaba ella.

Dairys se despertó gritando, había soñado que se ahogaba de nuevo y que Leonel no podía alcanzarla.

- Mi amor, todo está bien, solo fue una pesadilla. - Le dijo y corrió a abrazarla.

Ella lloraba un poco y lo abrazó también.

- ¡Todo va a estar bien!

Él besó sus labios.

- Desde ayer te deseo tanto. - Le dijo paseando sus dedos por toda su espalda.

Dairys le correspondía los besos, pero seguía temblando.

- Soñé que me ahogaba. - Le dijo en tono triste.

- Todo está bien Dai, jamás dejaría que nada malo te pasara.

Ella asintió.

Un sonido extraño inundó la habitación.

- Creo que está sonando tu teléfono. - Le dijo Dairys.

- No, a decir verdad, es el tuyo. Ayer tu celular, tu iPad y tu cámara se arruinaron al caer en la piscina. Pero ya te las compré de vuelta. Espero que la memoria de tu antigua cámara funcione y puedas recuperar las fotos. - Le entregó un iPhone último modelo en color rosado, un iPad a juego de última generación y una cámara nueva con la que Dairys había soñado desde siempre.

- Wow, gracias, te lo pagaré, esa cámara, ¿cómo supiste? - Dairys estaba muy emocionada.

- No me pagarás nada, eres mi novia ahora, además es lo menos que puedo hacer. Pedí un poco de asesoría para la cámara, debo admitir.

- ¡Es perfecta! gracias. - Dairys rodeo su cuello con sus brazos y luego tomó una foto de su rostro.

- El celular tiene tu mismo número, por eso estaba sonando.

Dairys lo tomó y lo revisó, aunque el número aún no estaba guardado, ella sabía que era Lili.

- Dai, responde, ¿estás bien? Vi las noticias.

- Dai, ¿qué está pasando?

También habían unos audios y llamadas perdidas.

- ¿Salió en las noticias? - Le preguntó a Leonel mientras marcaba a Lili. Él asintió.

- ¿Dónde rayos estás? tumbé la puerta de tu casa y nadie abrió, nadie te ha visto, estoy muerta de miedo Dairys. - Le dijo si amiga muy alterada.

- Tranquila, estoy... - Dairys miró a Leonel y este le hizo seña de que le podía decir. - Estoy en la casa de Leonel.

- ¿Qué haces allá? ¿estás bien?

- Si amiga, te lo prometo. Luego te llamo y te explico todo.

- Más te vale, te quiero.

Dairys cortó la comunicación y suspiró, le costaba mucho no decirle la verdad a Lili.

- Se que no querías que nadie supiera que estoy aquí... - Le dijo en un tono triste.

- Dai, no te preocupes. - La abrazó. - Rompí el contrato, no pasa nada.

- ¿Lo rompiste? ¿ya no quieres trabajar conmigo?

- No tontita, ahora eres mi novia, no deberíamos tener un contrato de por medio. Sólo te pido que te mantengas viviendo aquí. Aún la policía no ha detenido a Andrés y puede ser peligroso estar sola en tu apartamento.

- Gracias. - Dairys lo besó, primero tiernamente pero luego se llenaron de pasión.

Leonel la tomó por la cintura y la arrojó a la cama. La besaba mientras tocaba su cuerpo con desesperación. Dairys le sacó el sweater que tenía y acarició su espalda desnuda. Él se terminó de quitar la ropa y luego se dedicó a quitar la de ella.

- ¡Te deseo tanto!. - Le murmuró en su oído y ella dejó escapar un gemido. Acto seguido, se hundió en ella.

Dairys se presionaba más contra él con cada embestida. Leonel tomó sus pechos y los besó a un ritmo perfecto.

Leonel colocó el cuerpo de ella de espaldas sobre sus rodillas y así se hundió de nuevo en su elíxir. Con sus manos tomó sus pechos y su intimidad. Dairys gemía con cada roce y con cada embestida.

Él estaba profundamente excitado y ella también, ambos alcanzaron el climax al mismo tiempo.

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