-¿Están listas? - pregunto Isabella a las tres candidatas para su puesto de secretaria personal.
Dos de ellas no les agradaba y no era porque ya las hubiera conocido sino por su forma de vestir y su forma de mirar. No estaba siendo juiciosa pero, la camisa extremadamente ajustada a su cuerpo dejando unos botones abiertos enseñando su escote junto con la falda a dos manos arriba de la rodilla no le decía nada bueno y menos para su jefe quien no se contenía al ver culos y tetas al descubierto.
-Entren - mascullo a causa de las últimas dos candidatas, ahora se preguntaba ¡¿Cómo es que ellas habían llegado a candidatas?! En su currículo se veían tan conservadoras.
Alexander levanto la vista a penas la puerta de su oficina fue abierta, sonrió al ver a su secretaria pero después por su mirada se cruzaron dos provocativas mujeres la cual no pudo evitar mirarlas de arriba hacia abajo. Las miro con lujuria.
Las candidatas se sentaron en una silla frente a Alexander quien no dejaba de mirar ambas mujeres con su vestimenta muy probablemente dos tallas más chicas de la que solían usar. Isabella tomo asiento a un lado de su jefe y puso mala cara al notar la dirección de la mirada de Alexander.
-¡Vamos a comenzar! - grito casi en un rugido haciendo sobresaltar a su lado a su jefe y a las tres candidatas.
-Isabella - reprochó Alexander masajeando su pecho, ella le brindo una sarcástica sonrisa encogiéndose de hombros.
-Aquí tiene los currículos señor - le entrego una carpeta transparente - Yo haré las preguntas ¿Le parece?
-Sí, pero también quiero hacer un par - Alexander blanqueo los ojos y asintió.
Al terminar de leer, nuevamente levantó la vista y ahora más profesional miro a las tres candidatas... momento ¿Por qué habían dos mujeres vestidas provocativamente y solo una conservadora? Miro a su secretaria concentrada y con su ceño fruncido repasando las preguntas ¿Esto lo había planeado ella? ¿Era una prueba para él? ¿Qué es lo que su apuesta secretaria quería lograr?
-¿Señoritas...?- recalco la palabra "señoritas" - ¿Qué esperan de este trabajo? - sus ojos lanzaban dagas a las candidatas que no le caían bien - Comencemos desde esta esquina - señalo a una vestida provocativamente.
-Lo que yo espero es poder profesionalizarme en este ámbito, es una gran empresa por lo que espero lo mejor - respondió enviándole una mirada- nada desapercibida a Alexander - Isabella se contenía el querer gritarle y no sabía el porqué de su querer.
-Los proyectos y productos que ejercen me parecen cautivadores, me gustaría en un futuro ser espectadora en primera fila - respondió la candidata conservadora.
-Buena respuesta - ambos, Alexander como Isabella murmuraron sin dejar de mirar al frente.
-Ehh... la empresa es un buen lugar para trabajar - Alexander y Isabella enarcaron una ceja sarcástica - Además el sueldo no está nada mal y me parece que sus superiores son muy... atentos - Isabella con una mueca, tomo su pluma y con placer tacho el nombre de la chica de su lista, Alexander quien de reojo la observaba soltó una sonrisa burlona.
-¿Tienen pasatiempos? - lanzo otra pregunta.
-Me ejercito tres veces al día en un gimnasio exclusivo.
-En los trabajos que tengo leo variedades de libros en mi tiempo libre.
-Realizo natación.
-¿Puedo hacer una pregunta? – le murmuro de cerca Alexander a Isabella.
-Adelante autorizo sin ganas Isabella. - Alexander con una fuerza que creía sobrenatural se alejó de ella, su fragancia lo había embobado.
-¿Están dispuesta a hacer todo lo que su superior? O sea yo ¿Se le pida? - Isabella lo miro fulminante ¿Qué clase de pregunta era esa? - Respondan - ordeno.
-Por supuesto, obedeceré cada una de sus palabras- casi ronroneo la candidata y Isabella quiso ponerse de pie y estrangular a la chica por su desvergüenza ¡Prácticamente se le estaba insinuando!
-Siempre y cuando lo que me pida sea correcto, lo haré. Pero sí es algo incorrecto objetare - Isabella ya tenía a su favorita.
-Lo que solicite lo haré.
-Pueden retirarse, mi decisión será tomada y ustedes serán informadas por MI secretaria a cargo - Alexander las despacho de su oficina, no sin antes mirar a las dos mujeres vestidas casi para una película porno.
Isabella cruzo sus brazos bajo sus pechos, no hacía falta pensar mucho para elegir a la futura secretaria de su jefe, aunque ella no podía decidir, su maldito, lujurioso y mujeriego de jefe tenía que tomar la decisión.
-¿Qué te pareció la primera candidata? - pidió la opinión Alexander al quedarse solos en la oficina.
-Vulgar - sin pensárselo respondió.
- ¿Y la tercera? - sonriente se acercaba.
-Zorra - Alexander ensanchó su sonrisa ¿Su secretaria estaba celosa?
- ¿Y la segunda?
-¡Perfecta! - exclamo sonriente saltando de su lugar- Es la indicada señor.
- Como sea, yo tomo la decisión ¿Cierto? - el descontento de Isabella se esfumo, sino conociera a su jefe, sabía que escogería a una de las dos prostitutas de hace unos momentos presentes.
-La directiva de la junta empresarial me ha informado, que la semana que viene, tienen una junta obligatoria para todos los jefes señor - cambio de tema.
-¿Ver a mis competencias en una semana? Suena tan genial - con sarcasmo respondió tomando asiento detrás de su escritorio - ¿Hay algo en mi almuerzo? - pregunto.
-Tiene una reserva en el Rominic, en una cita con su conquista Emilia Aguirre - Alexander abrió sus ojos.
-¿Emilia Aguirre? Pero si te dije que la botaras - confundido exclamo.
-Señor, lo hice, pero usted ya debe de saber cómo son las mujeres. Si quiere, puedo hacerlo nuevamente - con cansancio se ofreció.
-No. Simplemente ya no la veré - dijo con simpleza encogiéndose de hombros. Emilia Aguirre era menor a Alexander por 5 años.
-Me retiro señor - con rapidez antes de que su jefe la volviera a llamar se retiró.
-Quiere renunciar pero ni siquiera me dejo su renuncia por escrito - alardeo y se carcajeo, pero su risa fue detenida por un sobre blanco en su escritorio encima de una de las carpetas - Carajo - mascullo, era la carta de renuncia de su secretaria.
-Mierda - lanzaba maldiciones tras maldiciones, tomo el sobre en sus manos y sin abrirlo lo guardo en unos de sus cajones, no aceptaría su renuncia.
Una semana después seguía todo igual, Alexander ni siquiera nombró la carta de renuncia de su secretaria, Isabella también hizo lo suyo, no le recordó la selección de candidatas. Alexander le había pedido que organizara la salida de recreación para los días después de la junta empresarial, Isabella sorprendida la organizo, reservo cabañas, se encargó de avisar a sus compañeros de piso y a comprar comida para los tres días que estarían en medio del campo.
-¿Estás lista? - pregunto Alexander llegando al edificio en donde sería la junta empresarial.
-Lista señor.
-Por cierto, necesito que vuelvas a casa y me combines más trajes, el que llevó puesto es el último - dijo mientras se miraba a sí mismo - Y también necesito que me prepares el bolso para los días de recreación por favor.
-Está bien señor - con una sonrisa sincera asintió.
-Bien, vamos. Deslumbremos a todos Isabella - le guiño un ojo y se bajó del coche. Isabella desconcertada por el guiño, un poco acalorada también lo siguió por detrás.
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Por simple curiosidad, Isabella volteó distraídamente su mirada, se encontraba sentada a un lado de su jefe esperando a que la junta diera comienzo. Entonces su mirada azulada se topó con unos ojos negros que se le hicieron conocidos. Lo escaneo y sus ojos se abrieron al reconocerlo.
Era Elías, el hombre al que había conocido en aquella noche cuando acompaño a su jefe a la discoteca. El hombre al que casi correspondió el beso, Elías Medina, dueño de una gran corporación y rival de su querido jefe, Alexander Arnault.
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Comments
geo
bueno bueno
2024-08-16
2
Patricia Luayza
llego la competencia 😊
2022-07-24
3
cristina padilla
chin ya se le juntaron
2022-07-23
1