-¡Dios! - la exclamación del peli plata se escuchó en toda la mansión - Me duele todo... murmuro mientras se reincorporaba del sillón, su espalda dolía, sus piernas dolían y su cabeza retumbaba - ¿Qué paso anoche?
Descalzo empezó a caminar por la sala en círculos, aún confundido. Entonces se dirigió hasta la cocina al sentir un aroma exquisito. Con una mano en su cabellera despeinada entró.
-Buenos días señorito - la voz de Clara lo recibió.
-Buenos días Clara...- con los ojos cerrados tomo asiento en un taburete.
-¿Cómo se siente? - interrogó la anciana.
-Fatal, como la mismísima mierda. ¿Por qué he despertado en el sofá?
-Porque yo, ni loca pensaba subir las escaleras con usted dormido señor - la melodiosa voz de su secretaria se escuchó en la cocina. Alexander abrió sus ojos y la vio, implacable, vestida como ayer cuando vino a su casa.
-¿Qué? ¿Isabella? - desconcertado Alexander murmuro.
-Buenos días señor. Será mejor que tome una taza de café y suba a su habitación a cambiarse, le he dejado un conjunto tendido en la cama - informo Isabella mientras sorbía con tranquilidad su taza de café.
-¿Qué paso anoche? - pregunto Alexander.
-Sí no lo recuerda, creo que es mejor así. Lo digo por mi bien- sonrió un poco apenada Isabella al recordar lo que hizo con su jefe.
-Entonces ¿Qué me hiciste Isabella? - cuestiono escaneándola con la mirada.
-Nada de qué preocuparse señor. Por favor beba su café - le acercó la taza de porcelana con el típico café fuerte y sin azúcar para su querido jefe.
Alexander desconfiado empezó a beber de su café mientras trataba de recordar lo sucedido hace un par de horas.
La ida en coche hasta la discoteca, Isabella dejándolo solo y ella desapareciendo en medio de toda la gente, él bebiendo dos botellas de cervezas, él teniendo sexo con ropa mientras bailaba, toqueteaba y besaba a una mujer desconocida y de pronto él viendo como un desconocido tocaba y besaba a su secretaria. La furia entonces nuevamente lo invadió y apretó la manija de su taza con fuerza mientras que hacía rechinar sus dientes.
-¿Pasa algo señorito? - pregunto Clara al notar el cambio de su jefe.
-Recordé algo. Isabella y un completo desconocido. No conocía esa parte tuya Isabella, no sabía que te besabas con cualquiera que se te cruzara en el camino - con molestia lanzo.
-Bueno, para comenzar. Usted no me conoce tan bien como creía y sí me beso con cualquiera no tengo ningún problema, no tengo compromisos con nadie. Solo hago lo mismo que usted, solo que sin sexo - con hipocresía Isabella le sonrió dejándolo con la boca cerrada.
-¿Me reprochas algo?
-Nunca le he cuestionado su estilo de vida por lo que usted, no cuestione la mía señor - pidió con amabilidad le dio un último sorbo a su café terminándolo - Por cierto, su madre ha llamado, quiere que asista a su hogar este fin de semana - se puso de pie - Muchas gracias por permitirme quedarme, me marchó, nos vemos el lunes señor - se acercó a Clara y le dio dos besos у en ambas mejillas - Nos vemos Clara- Alexander se quedó mirando esa despedida, el también queria besos de parte de su apuesta secretaria.
Alexander subió a la segunda planta y entro a su habitación. Tal y como su secretaria lo había dicho, había dejado un conjunto de ropa casual tendido en su gran cama.
Y otra vez pensó que no sería capaz de dejarla ir, tal vez se valla de la empresa pero no la dejaría ir de su vida.
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-¿Entonces renunciaste o no renunciaste? - le dijo su hermano en tono de reproche, estaba en la casa de sus padres como un "Fin de semana familiar" al parecer los padres de su jefe y los suyo habían tenido la misma idea.
-He renunciado de palabra, el lunes le presentaré mi renuncia por escrito pero dudo mucho que mi jefe la firme - suspiro Isabella mientras recostada en el césped daba vueltas de una lado a otro.
-Tiene que firmarla, es tu decisión hermana - dijo su hermano molesto con el estúpido jefe de su hermana.
-Sí es mi decisión, pero... ahora, no estoy tan segura de querer renunciar - dijo en un tímido susurro mientras se sentaba en el césped. Su hermano le regañaría.
-¿Qué? ¿¡Pero tú estás bien o qué!? - le exclamo como todo un hermano mayor protector - ¡Desde que entraste a trabajar en esa empresa no dejaste de decir lo mucho que te gustaría renunciar! - y su hermano tenía razón, meses después de que empezó a trabajar para su jefe, no dejaba de quejarse con su hermano del mal genio y mimado de su jefe.
-Sé que he dicho eso muchas veces Erick, pero ahora... no sé, ahora no quiero - con ojos cristalinos observo a su hermano.
-Hermana - ignoro completamente las palabras de su hermana menor - Tienes potencial, no eres alguien para ser una simple secretaria puedes ser mucho más - Isabella le sonrío agradecida.
-¡Gracias hermano! - lo abrazo desde sucuello cariñosa - Gracias por cuidarme - lo separó y lo miro a los ojos - Pero... ahora tomo mis decisiones, por favor acéptalas - Erick blanqueo los ojos y soltó un sonoro respiro -Además, no soy una simple secretaria,hago mucho más que una.
-Está bien - acepto con derrota – Pero si me enteró que tu querido jefecito hace algo, no me quedaré quieto.
-¡Pero que celosin eres! - lo volvió a abrazar cargosa - Dejemos de hablar de ti. ¿Como estás en el trabajo?
-Muy bien. Ya te dije que ser médico no es nada difícil para mí - rodeo los ojos. Voltear y blanquear los ojos era genéticamente algo de los Smith.
-Y ¿Cómo vas con tus conquistas?
-¿Qué? ¿Conquistas? - exclamo en sorpresa mientras se reía de lo dicho por su hermana.
-Erick, no te hagas. Desde que te dejo Victoria te has vuelto un maldito mujeriego - sin una gota de pena lo dijo.
-¡Victoria no me dejo, yo la deje! - exclamo con tono lastimado.
-Aja,si,si.
- iA comer! - la potente voz de su madre se escuchó hasta el patio de la casa. Isabella se puso de pie y empezó a caminar hacia el interior de la casa seguido de Erick.
-¡Yo la deje no ella a mí! – Isabella se carcajeaba internamente, el tema de la ex novia de su hermano Erick era como un tema tabú, pero a ella eso no le importaba.
La ley de hermanos es molestarse siempre que sea posible.
...----------------...
-¿Cómo estás en la empresa hijo? ¿Dedos arriba? - Benjamín su padre y antiguo magnate de las corporaciones Arnault's, cómicamente elevo sus pulgares con una ancha sonrisa.
-Dedos arriba papá - bostezo aburrido Alexander, estaba en la casa de sus padres a órdenes de ellos, pero se la estaba pasando de divertido- nótese el sarcasmo- él solo quería estar, hablar y mirar a su guapa secretaria.
-¿Sabes en que estuve pensando? - empezó diciendo su padre pensativo, estaban en la sala, sentados en los sofás con la televisión encendida. Alexander a punto de responder su padre lo interrumpió - Deberías de hacer una actividad recreativa junto con los trabajadores de tu piso, deben de tener confianza y ellos deben de saber que tienen a un buen líder a cargo de ellos.
-Papá... sabes - fastidiado intento hablar.
-Que sean por tres días, viernes, sábado y domingo - aconsejo su padre nuevamente interrumpiéndolo - Me acuerdo que cuando tenía tu edad yo lo he hecho, lleve a mi secretaria y hasta el chofer... después de aquello todos en el piso general trabajamos muy cómodos por laaaaaargos años relato Benjamín recordando con melancolía su juventud - Por supuesto que tú madre, tú de pequeño y hermano me acompañaron. Recuerdo que la pasamos muy bien.
Alexander entonces se puso pensativo, sí él hacía lo que su padre había dicho, tal vez y logré que su secretaria se encariñara aún más con él- y claro con los demás compañeros- Isabella entonces sería incapaz de renunciar.
¡Eso haría! Tres días serían suficientes para convencerla.
-Buena idea papá, eso haré - Benjamín se desequilibrio un momento al escucharlo ¿Su hijo aceptaba sin más presión alguna idea suya? ¿Alexander estaba bien?
-Querido, hijo la comida ya está lista - la tranquila voz de su madre avisándoles los hizo girar su cabeza a ambos. Sofia Arnault, la hermosa esposa de su padre y una cariñosa y atenta madre.
-Ahora vamos - dijo Benjamín poniéndose de pie junto con su hijo menor. Ingresaron al comedor familiar y tomaron asiento correctivamente. Benjamín en la cabeza y a sus ambos costados Alexander y su amada esposa Sofia.
-Hijo, me enteré que Isabella, tú secretaria, decidió renunciar - el tono preocupante de su madre le hizo entender que ella al igual que él, se habían acostumbrados a la presencia de la hermosa azabache.
-Es verdad. Pero no te angusties mamá, estoy haciendo lo imposible para evitarlo - le guiño un ojo.
-Eso espero...
-También espero eso hijo - Benjamín opino - Sí ella se va, tú sin Isabella estarías perdido - y no era algo por decir, Alexander también pensaba lo mismo.
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Comments
geo
un culebrón
2024-08-16
2
María 189
me encanta esta historia es muy parecida a un dorodrama que me vio
2022-07-18
7
Maria Delgado
su orgullo machista no deja disfrutar de ese lindo amor que isabela le puede dar y ella que no ve q el se muere por ella
2022-07-16
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