Alexander prácticamente tenía sexo con ropa con una de las mujeres que había conocido en el boliche, se había tomado dos botellas de cerveza y ahora se divertía у a gusto. Meneaba sus caderas contra el trasero de una desconocida, le besaba en la boca mientras que le tocaba un seno.
En eso giro su cabeza y de pronto vio a Isabella en brazos de otros fue ahí donde recordó que había venido con ella. Dejo de mover sus caderas y dejo colgando su mano juguetona. Isabella abrazaba el cuello de un desconocido, movía sus caderas con las de él. Sus frentes apoyadas entre sí. No aguanto tal espectáculo en cuanto vio que su secretaria le frotaba su trasero a ese desconocido.
Hizo a un lado a la mujer y camino hacia ella dispuesto a retirarla del agarre de ese desconocido.
Tensó su mandíbula, sus ojos se convirtieron en pequeños alfileres, sus manos se cerraron dejándolos en puños ¡El desconocido besaba a SU secretaria! Prácticamente corrió y al tenerla cerca, estiro su mano y la agarró del brazo jalándola hacia su cuerpo.
Isabella lo miraba sorprendida, el desconocido lo miraba enfadado ¡¿Pero quien rayos se creía ese para mirarlo así?! En todo caso él tendría que estar en estos momentos, rompiéndole su cara por haber tocado lo que era y es suyo.
-¿Pero qué? Señor Arnault...- murmuro confundida y molesta la azabache tratando de zafarse del agarre de su jefe que tenía su mano en su brazo.
-Vámonos - murmuro Alexander entre dientes.
-¡Oye pero qué te pasa! - se escuchó la voz gruesa de Elías - ¿¡Quién te crees!?
-Señor...
No recibió respuesta y fue callada a sus protesta cuando Alexander la empezó a jalar de la mano por en medio de todo el tumulto de gente hasta llegar a la salida, haciendo que la brisa nocturna le estremeciera sus brazos y piernas descubiertas. Alexander sintiendo su estremecimiento se sacó su chamarra y la puso sobre los hombros de su secretaria.
-Es mejor que usted la siga teniendo, se enferma rápido señor - trato de quitársela pero la mano de su jefe en sus hombros le impidió la acción.
-Quiero que tú la tengas, hoy tengo mi temperatura estable- Isabella entonces se apretó la chamarra con una pequeña mueca.
-Gracias...- agradeció.
-Solo no la manches con algo, es modelo exclusivo - y hasta ahí llegaba la amabilidad del gran Alexander Arnault. Isabella blanqueo los ojos.
-¿Tan rápido se aburrió de la noche? - pregunto Isabella mientras cruzaban la calle para llegar hasta su coche.
-Fue un error haber venido - masculló aun recordando lo que hace unos momentos había presenciado.
-Y yo con lo bien que la estaba pasando - susurro para sí misma Isabella, pero Alexander la escuchó y la fulmino con sus ojos ambarinos pero ella lo ignoro. Alexander se adelanto y se abrió la puerta del coche solo, Isabella con desinterés se dirigió del lado de chofer.
-¿Enserio la estabas pasando bien? - pregunto con un tono aniñado.
-¿He?... claro señor, hace mucho no salía y la estaba pasando bien - dijo Isabella sonriente mirando al frente mientras conducía ¿Y usted, ha atrapado a algunos corazones hoy?
-He atrapado muchos pero no el que deseo confesó sin darse cuenta. En el auto reino el silencio, un tanto incómodo y otro necesario - No renuncies Isabella, enserio no lo hagas. Te necesito conmigo - medio adormilado la miro, estiro su mano y la puso sobre la de ella que estaba en el volante. Isabella detuvo el coche en medio de la carretera y lo miro con confusión y aterrada.
-Señor...
-Dime Alexander por favor - rogó con una mirada de borracho.
-Señor Arnault, esta pasado de copas - dijo paciente Isabella mientras retiraba la mano de su jefe de la suya, pero el peli plata en una maniobra la toma y entrelazo sus dedos - Señor Arnault...- enrojeció Isabella.
-Ya no me llames así - ronroneo Alexander desabrochándose el cinturón, se acostó a lo largo recargando su cabeza en los muslos descubiertos de su secretaria - Ahora eres tú mi almohada favorita - adormilado se acomodó.
-Señor... señ... Ay Alexander - suspiro frustrada al ver que se había dormido.
Las bocinas de los demás autos sonaron detrás de ella, estaba impidiendo el andar, mascullo maldiciones y permitiendo que su jefe la usara de almohada encendió el coche y siguió el camino hacia la mansión de su jefe.
-¿Qué no renuncie? Deme usted una razón para no hacerlo - hablaba sola mientras conducía. Las palabras que su jefe le había dicho la desequilibraron y le causo efecto en su cuerpo, ya que sintió algo removerse desde adentro - Deme una razón señor...
-Soy perfecto - murmuro dormido.
-Tal vez me adelante un poco. Usted está borracho, solo dice estupideces - y un poco molesta piso el acelerador.
-Levántese ¡Señor arriba! - le grito Isabella. Se había bajado del coche y ahora le gritaba con la puerta abierta del copiloto - ¡Señor!
-iSilencio!- balbuceo Alexander aún recostado entre los dos asientos de los coches.
-¡Agh! - gruño mientras se le agotaba la paciencia - Encima que no hay nadie más en la casa - sonrió maléficamente, ahora podría desahogar todo su enojo contenido por 6 años y por estos últimos días. Mas por estos últimos días.
Lo cogió de ambas piernas y con fuerza de apoco lo iba arrastrando, dejo la mitad del cuerpo de su jefe en el pavimento y se acercó a su cabeza, no sería tan cruel de hacer golpear la cabeza de su jefe con el pavimento. Ya con todo el cuerpo de su jefe tendido en el suelo, empezó a arrastrarlos hasta la entrada de la mansión. Isabella empezaba a cansarse, su jefe tenía el sueño pesado.
-¡Por Dios, despierte! - grito cansada con los brazos colgados a su lado. La azabache era capaz de dejarlo dormir afuera, pero temía que se enfermara, porque sí, su jefe cuando se enfermaba se enfermaba bien fiero - Encima ni siquiera puedo llamar a un vecino porque mi querido jefe vive en una zona privada - se quejó, estaba sentada a un lado de su jefe descansando.
Se puso de pie con sus fuerzas revitalizadas, decidida cogió los brazos de su jefe y empezó a levantarlo, logró sentarlo cuando Alexander abrió sus ojos adormilado.
-¿Qué haces? - murmuro con sus ojos entre abiertos.
-Trato de adentrarlo a su casa, por favor ayúdeme señor - casi rogo Isabella. Paso un brazo de su jefe por sus hombros y una de sus manos lo paso por la cintura de su jefe, inhaló y con todas sus fuerzas lo levantó, logrando que se pusiera de pie - Por favor camine - pidió Isabella dando pequeños y temblorosos pasos.
-Tú sí me quieres - embobado Alexander murmuro mientras daba pasos y le sonreía a Isabella.
-Lo quiero... lo quiero asesinar ¿¡Cuánto tomo en unas horas!? - regaño mientras abría la puerta y al fin se adentraba al interior de la casa, sintiendo de apoco el calor entrar por sus poros.
-Tú tenías que cuidarme - Alexander se encogió de hombros.
-Lo único que tenía que hacer era conducir por usted ¡No toda esta chorrada que estoy haciendo ahora! - cerró la puerta y miro los escalones que tenía que subir para llegar a la habitación de su jefe - Sí cree que yo subiré las escaleras con usted así está muy equivocado. Dormirá en el sofá y si despierta con dolor en su cuerpo ¡Me vale! Me importa más mi espalda que la suya- y con eso, con fuerza lo tendió en el sofá carísimo de su jefe.
-Me hace frío - escucho el murmuro de su jefe, entonces volteo los ojos y corrió escaleras arriba en busca de mantas y una almohada.
Lo cubrió, le puso la almohada bajo la cabeza y le retiro los tenis, el sofá de su jefe le quedaba pequeño, por los que los pies y parte de la pierna quedaba fuera. Se estiró y entonces decidió dormir en la habitación de huéspedes, se merecía este descanso.
Antes de marcharse escaleras arriba observo detenidamente a su jefe y no entendía lo que sentía.
¿Por qué ahora su corazón latía al mirarlo? ¿Porque no latió antes?
-Te necesito conmigo Isabella - y otra vez su jefe lo había dicho.
Llevo sus manos a su pecho al sentir su corazón estremecerse y encogerse.
¿Por qué?
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Comments
Maria Fuenmayor
Si es así de ladillon como jefe, cómo será de marido? Huy, que horrible.
2024-09-15
4
geo
/Drool/
2024-08-16
0
Berta magaly Mezeta canul
Eso de arrastrarlo con cuidado de no golpear su cabezita estuvo super /Smirk/
2024-07-16
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