Alguien demandante

Analiza con ambos ojos azulados el conjunto que ha elegido en el día para el uso de su querido jefe. Camisa blanca mangas largas de marca al igual que la chaqueta y pantalón azul junto con zapatos Brogue chocolates. Descarto con sus labios fruncidos la corbata gris claro en su mano derecha, a su querido jefe no le gustaba usarlas. Le dejo-como toda las mañanas- su conjunto tendido en el mueble del extenso vestidor de su jefe.

Salió del vestidor y ahora se dirigió hacia la gigantesca cocina, para llegar paso por el cuarto de su jefe, escuchando el agua caer desde el interior del baño, su jefe ya se había despertado.

-Buenos días señora Clara - saludó amablemente ingresando al interior.

-Buenos días señorita Isabella - la azabache se acercó y le saludo con toda la confianza con un beso en la mejilla, haciendo sonreír a la mujer - ¿Él señorito ya se ha despertado?

-Probablemente ya se esté cambiando - respondió y vio el desayuno de su jefe, chequeando que todo estuviera en orden - Seguro ya está cerca de venir a desayunar. Iré afuera y veré si todo está en orden con el chofer. Nos vemos mañana señora Clara - sacó una tostada de la mesada y se retiró hacía el exterior de la gran mansión de su jefe.

Alexander Arnault, su jefe desde que tenía 19 años. Primero lo había asistido cuando él era un simple practicante de la empresa por órdenes de su padre, el magnate y fundador de las corporaciones Arnault's. Cuando su jefe subió de puesto a presidente de las corporaciones, él simplemente pudo escoger a una secretario con muchas más virtudes y conocimientos que ella pero no fue así, Alexander Arnault la siguió eligiendo para que siguiera siendo su secretaria personal.

-Buenos días señor Arnault - saludo Isabella en cuanto vio a su jefe salir por la puerta de su gran mansión.

Lo miro, su elegancia al caminar, pasos largos, firmes y un pie delante del otro siguiendo una línea recta imaginaria, una de sus manos guardada en el interior del bolsillo de su pantalón, el traje se le ajustaba a la perfección, su cuerpo esbelto y notablemente trabajado lo lucia. Su piel trigueña era absolutamente lo atractivo junto con sus ojos de iris doradas.

-Buenos días – respondió sin mirarla-como siempre entró al interior del coche tomando asiento en la parte trasera, la puerta fue cerrada por su secretaria quien se subió tomando su lugar como copiloto aún lado del chofer - ¿Qué tenemos hoy? - pregunto con su voz gruesa y rasposa Alexander mientras tecleaba su Tablet. Isabella sin mirarlo respondió como toda una profesional.

-Al llegar tendrá una junta con el equipo de desarrollo, después deberá de revisar los documentos, acuerdos y proyectos, almorzará junto con los inversionistas franceses, en la universidad dará una charla sobre futuros emprendedores y por último tiene la gala a la cual debe de asistir para obtener como futuros inversionista a los visitantes alemanes - Alexander asentía a cada palabra dicha por su secretaria.

-Espero y estés lista a tiempo, tú me acompañaras a la gala - ordeno aún sin mirarla, Isabella con cuidado de que no la observara, blanqueo los ojos acostumbrada.

-Señor, le recuerdo que su actual novia le acompañara - obligadamente respondió con una sonrisa hacía el frente.

-Me he aburrido, quiero que esta noche termines con ella - Isabella cerró sus ojos, ya lo venía venir.

-Está bien - nuevamente respondió junto con la sonrisa forzada.

Se estaba conteniendo tal y como lo hizo los últimos 6 años. La verdad detrás de aquella sonrisa forzada, era que Isabella solo quería agarrarlo de las solapas de su camisa y zarandearlo de un lado a otro, darle un par de bofetadas, escupirle en sus costosos zapatos y decirle toda palabra que contenía desde que lo conoció y no eran palabras nada agradables.

-Encárgate de comprarle algo costoso así no hace tanto escándalo – a Isabella la actitud mujeriega de parte de su jefe le crispaba, odiaba que jugara con los sentimientos de una mujer. Alexander Arnault solo las usaba para satisfacerse a él mismo.

El coche se estaciono frente al gran edificio de las Corporaciones Tecnológicas Arnault's. Un valet desde afuera le abrió la puerta del lado de Alexander Arnault haciendo que con toda galantería saliera y empezara a caminar hacia el interior de su edificio, mientras que Isabella desde atrás lo seguía.

Todo personal que se encontraban en el camino del gran jefe se hacía a un lado, con temor a las consecuencias si no lo hacían. Toda persona que haya trabajado o si quiera le haya dirigido unas cuantas palabras, conocía el mal genio que tenía su jefe. Así que, lo mejor, era no interponerse en su camino.

La mayoría del personal admiraba a Isabella, la única persona que había logrado lidiar con el mal genio y particular comportamiento del primogénito de su antiguo jefe. Algunas mujeres le envidiaban por permanecer a su lado pero después recordaban lo que ella estaría viviendo y se les pasaba. Alexander Arnault lograba intimidar solo con su mirada ambarina.

Ambos entraron al elevador, exclusivo solo para él, Isabella y gente importante de la empresa. Su oficina era el último piso, a Alexander Arnault le gustaba sentirse superior a todo y todos. Aceptaba que era un poco egoísta, un poco mimado y un poco de todo.

Su mantra de todos los días era: "Soy perfecto".

Mantra que Isabella lo sabía de memoria, ya que lo escuchaba todos los días, mayormente en las mañana o cuando estaba con su jefe mientras que él no dejaba de ver su reflejo en el espejo de su habitación, de alguna tienda o... no, no importaba, lo escuchaba siempre que su jefe veía su reflejo en algo.

-Trae mi té de manzanilla junto con las galletas - ordeno tomando asiento en detrás de la mesa de junta, Isabella asintió y salió de la gran sala dejando al equipo de desarrollo como carnada fresca para su jefe.

...----------------...

Miro su conjunto para la dichosa gala tendido en su cama, un vestido rojo largo de un solo hombro, pegado a su silueta, a sus caderas y cintura. Busco unos zapatos de punta negros no tan altos en su cajonera. Asintió orgullosa de su combinación, ya había encontrado los accesorios perfectos para la noche.

Retiro la toalla que tenía en su melena azabache y empezó pasándose el cepillo, el secador de pelo, se hizo unas definidas ondas en las puntas, se recogió solo un lado de su melena. Un maquillaje suave y nada cargado. Tiro la toalla que cubría su desnudes, no pudo evitar correr al espejo del baño y verse de pies a cabeza tal y como dios la trajo al mundo.

Estaba satisfecha con el cuerpo que tenía, unos pechos bien formados no chicos ni tan grandes, perfectos, sus caderas y cintura definidas, su trasero firme y en forma de corazón, las piernas torneadas al igual que sus brazos, y su vientre plano. Al parecer ser la secretaria de Alexander Arnault algo bueno podría tener. Correr de un lado para otro, subir y bajar escaleras, tener un horario específico de comida.

Deslizo el vestido rojo por sus piernas, paso su trasero empezando a cubrirlos, de apoco su desnudes era cubierta por la refinada tela del vestido rojo, que por cierto, Alexander Arnault se lo había regalado en una anterior ocasión para que la usase en otro tipo de gala, pero ella de testaruda no lo había hecho. Se colocó sus zapatos negros y se miró en el espejo. Estaba satisfecha con lo logrado.

Al instante escuchó su celular vibrar, prácticamente corrió hacia el desbloqueándolo, un mensaje de su jefe.

De: Jefe A.

\=Sal, ya estoy afuera\=

No pudo evitar decir la palabra...

-Demandante - dijo con sus labios fruncidos. Cogió su bolso de mano, se hecho una colonia en los lados de su cuello, en sus muñecas y salió de su apartamento.

Presiono el botón del ascensor para que la dejase en la planta baja.

Isabella suspiro en cuanto vio su reflejo en las paredes del elevador, tenía 25 años y desde que ha dejado de estudiar lo único que había hecho en su corta vida fue solo, trabajar con Alexander Arnault, fue su asistente personal, su selectora de vestimenta, su huida de cualquier compromiso a la que el niño mimado de Arnault se negaba a asistir, ella era quien se encargaba de los rompimientos con sus conquistas. Estaba cansada de todo aquello. Ella ya no quería que su vida siguiera ese rumbo.

Estaba decidida, esta noche renunciaría a ser la secretaria del gran Alexander Arnault.

......................

¡¡¡Hola!!! espero que les guste esta historia y me den su apoyo...

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Comments

JZulay

JZulay

🤭 se perfila prometedora.....el hombre controlador que piensa que el mundo gira alrededor de él y que todos deben rendirle pleitesia.....solo de imaginarlo..🤭😂 me da risa
Vamos a ver qué nos espera 👏🏼👏🏼

2024-11-26

0

Analia Vila

Analia Vila

se ve interesante 🤔

2024-12-20

0

Belquis Judith Osorio Rudas

Belquis Judith Osorio Rudas

y las fotos de los personajes

2024-11-17

0

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