La crida les decia que ya era tarde a los niños y q tenian que dormir pero ellos insistian en que tenian que despertar a la pregrina, el abuelo intervino asegurandoles que el mismo la despertaria a la hora acordada.
El abuelo se quedo mirandola y recordo donde la habia visto, hace tantos años de eso que claro que le costaria recordar, aquella peregrina dijo que generalmenre visistaba el pueblo en tiempos de lluvia y asi habia sido, la noche que se vino el derrumbe en el monte el mismo ayudaria a sacar los cuerpos de los siete hijos de la crida, el la habia visto entre la multitud de gente, muchos habian muerto ese dia. Se le helo la sangre al pensar que lo que estaba imaginando fuera verdad, incluso en su interior lo sabia, asi lo percibieron los perros que jamas ladraban, se encontro temblando, miro el reloj y eran las nueve. Al regresar la criada se acerco a la peregrina pues ya era la hora que habia señalado que la despertaran pero el abuelo la detubo, estaba mal pero tenia miedo, no sabia que esperar podia ser cualquiera, podia ser el mismo y estaria listo pero penso es sus nietos, en Sebastian que siendo tan joven habia quedado viudo a no mas de tres dias de su boda y en su hija que parecia destinada a no sonrreir nunca mas.
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Esa tarde habia discutio con su suegra sobre enviar a los niños a la escuela pero como simpre fue inutil. Sebastian estaba muy estresado, su vida se habia convertido en un infierno, los niños lo querian como si no hubieran perdido una hemana si no ganado uno, Antonia a pesar de su caracter y su pena simpre lo trato como a un hijo y lo habia hecho prometer que no se hiria despues de la desaparicion de Juana y el Abuelo en donde habia encontrado un sabio amigo.
Ya entrada la noche y pasadas unas copas en la taberna del pueblo decidio regresar a la casa pero resbalo y cayo muy cerca del rio, se golpeo la frente muy levemente pero en la obscuridad no era facil saberlo, no queria preocupar a nadie en la casa y la sangre parecia muy aparatosa asi que se lavo la cara en el rio, miro el reflejo en el agua, no podia creer lo que estaba viendo, era ella, esa mujer que habia pasado tantas noches añorando y estaba ahi, debajo del agua, no lo penso dos veces, la tomo entre sus brazos y la llevo a la orilla, pero no era Juanita, no era menos hermosa pero en cuanto abrio sus ojos quedo bien claro que no era ella, parecia confundida y asustada, tenia un golpe en la mejilla y la ropa estaba desgarrada del brazo, ademas era muy joven casi una niña, comenzo a escupir agua, parecia exausta. Sebastian no lo dudo, necesitaba su ayuda, asi que la cargo y la llevo a la finca.
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Braulio estaba enfadafo, como habia sido tan estupido creyendo que no pelearia, chiquilla estupida pero tarde o temprano tendria su merecido pero no seria hoy, miro como ese desconocido se llevaba su premio, quizas y seria otro pobre infeliz que tendria de ella lo que el estaba deseando tanto, desde que la vio se convirtio en su obsecion, habia tenido que conformarse con su tia pero por ahora tendria que esperar el momento de actuar.
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