20. PSICÓLOGO

6 DE JULIO DE 2.049

...****************...

EVANGELINA

Toque su puerta desesperada, necesitaba su ayuda urgentemente. Pasan unos segundos y él abre.

—. ¿Eva? —pregunta confundido—. ¿Que tienes, Eva?.

Me lanzó a sus brazos sin esperar más, él me abraza también. Me aferró a él como si fuera un salvavidas.

—. Necesito tu ayuda, Theo –digo–. Por favor, necesito tu ayuda.

—. Sshh... —susurra pasando su mano por cabello—. Tranquila, linda. Ya pasó.

Me lleva hasta el sofa, me siento en uno y él enfrente mío. Le cuento todo lo que pasó, es él único que sabe la verdad, mí único confidente.

El me mira seriamente.

—. Entonces —dice mirándome—. ¿Él volvió a Nueva York?.

—. Si, volvió —murmuro—. Volvió a matarme, Theo... No lo reconozco.

—. Está herido —me dice—. Al igual que tu. No sabe que sentir en estos momentos.

—. Yo no sé que sentir.. Tengo una mezcla de emociones —bajo la mirada—. Estoy tan perdida.

—. Según lo que más has contado dos sentimientos tuyos están a flote —dice—. El amor y el miedo, es una combinación muy fea.

—. ¿Que hago? —lo miro—. ¿Que puedo hacer, Theo?.

—. Habla con él, has que te escuché y tu escúchalo —me sonríe—. Cuéntale sobre el bebé, el miedo que sientes ahora...

Empecé a negar con la cabeza, llorando mares.

—. No puedo hacerlo —digo desesperada—. No puedo enfrentarlo ahora.

—. Eva te hablo como tu psicólogo y como tu amigo —me sonríe—. Enfrentas un estrés postraumático muy grande. Una ruptura de corazón, un accidente... Y la pérdida de un embarazo.

—. Lo he llevado sola —lo miro—. Pero todo lo que pienso, todo lo que siento... Lo sabes tu solamente. Gracias.

Él se acerca de mí y me abraza.

—. Yo siempre voy a estar contigo —me dice—. Aunque después de esto yo necesitaré un psicólogo también.

—. Perdón —me río con él.

...****************...

Llegué a boutique que abrí. Theo me llego hasta allá. Siento mucho cansancio, solo el diseñar y coser me va a ayudar.

—. Gracias, Theo —le sonrío—. Eres un gran amigo.

—. No tienes que agradecer nada, linda —me sonríe.

Bajo del auto y veo como él arranca, entonces siento como si alguien me estuviera observando.

Entro rápidamente a mí tienda y la abro, enciendo las luces. Tomo mí libro de diseños y empiezo a dibujar.

—. Dios, líbrame de todo mal —digo rezando—. Y a mí familia.

Vuelvo a mí trabajo, atiendo a algunas personas. Entonces Bruno llega.

—. Primo, hola —lo saludo—. Bienvenido.

—. Hola, Eva —me sonríe—. ¿Cómo estás?

—. Estoy bien, señora dueña de boutique —sonríe—. Todo se ve increíble aquí.

—. Gracias. Siéntate —le digo.

Este lo hace y me sonríe.

—. Prima te quiero preguntar algo —suspira—. ¿Conoces a Hugo Salvador?.

—. ¿A Hugo Salvador? —pregunto.

—. Si, él desgraciado que fue a tu fiesta de inaguración —dice—. Bailaste con él.

—. Se quién es —le respondo—. ¿Por qué me preguntas si lo conozco?.

—. Quiero saber eso. Estaban conversando muy familiarmente —me mira curioso—. ¿Lo conoces?.

—. No, no —niego—. No lo conozco para nada.

Después de una hora de interrogación logro convencerlo de que no conozco a Hugo. Luego se va.

...****************...

La noche cae y me toca cerrar la boutique.

Salgo de la tienda esperan a mí chófer afuera. De nuevo la sensación de que alguien está observándome.

—. ¿Donde está? —pregunto para mí misma—. Por favor, se hace tarde.

—. ¿Esperas al amor de tu vida? —me pregunta Pietro—. Pues tu hermano guapo está aquí. ¿Sirve de algo?.

—. Pietro —lo abrazo—. ¿Tu viniste a buscarme?.

—. Claro que sí, hermosa hermanita mía —dice—. Anda, vamos. Sube al auto.

Mientras caminamos parece que todo está bien. Entonces un tipo se para frente a nosotros. Tiene mala pinta entonces Pietro me tira hacia el lado opuesto de él.

—. No te alejes de mí —me murmura.

—. Disculpe —dice este tipo tambaleandose—. ¿Tienen algo de dinero?.

—. Si, espere —dice Pietro.

Él saca su billetera en ese momento, entonces el tipo toma su mano y sin mediar palabras saca un cuchillo y se lo clava en el estómago.

—. ¡PIETRO! —grito.

El maldito toma la billetera y sale corriendo, yo me tiro junto a mí hermano.

—. ¡HERMANO! —grito—. ¡AYUDA! ¡POR FAVOR!. Pietro despierta... Por favor, despierto. ¡PIETRO! –empiezo a llorar.

Entonces alzo la vista y me encuentro con Theo corriendo hacia mí.

—. ¡EVA! —me grita—. Tranquila, tranquila... Vamos, ayudame a levantarlo.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***