11. GUERRA

• DOS MESES DESPUÉS •

5 DE MAYO DE 2.046

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EVANGELINA

Me estiro sobre la cama, otro día más. Me levanto y me ducho, al salir envuelvo en una toalla al rededor del cuerpo, encuentro mí reflejo en el espejo, me miró fijamente.

Estoy jugando con fuego. Juego a dos vidas completamente diferentes: Una es una vida de familia, una chica que sueña con ser diseñadora y la otra en una también de familia, la mafia de Hugo, una chica ruda que está perdidamente enamorada de este. Últimamente la segunda está pareciendo más real que la de ser una Leone.

–. ¿Quien eres ahora? –me pregunta–. ¿Eres Evangelina Leone o Angela Cruz?.

Salgo del baño y me visto. Un jeans negro con una camiseta blanca.

–. Cariño –mi madre toca la puerta–. ¿Estás despierta ya?.

–. Si, mamá –le respondo–. Enseguida bajo a desayunar.

–. De acuerdo –dice.

Mí celular se pone a sonar es Hugo, automáticamente mí corazón se pone a latir frenéticamente, lo tomo y contesto.

📱 << –. Hola. ¿Que paso? – >>

📲 << –. Hola, quería hablar contigo – >>

📱 << –. Si. Aquí estoy, jefazo. ¿Que quiere? – >>

📲 << –. Necesito que vengas. ¿Puedes hacerlo? – >>

Ufff.. No sabe cuánto me gustaría verlo todas las mañanas.

📱 << –. Ahora no se me es posible. ¿En dos horas puede ser? – >>

📲 << –. Claro, te espero en el búnker – >> *Cuelga*

Suspiro mirando el celular.

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Bajo al comedor, están todos aquí, me siento junto a Ornella y Pietro.

–. ¿Cómo estás, mí niña? –me pregunta Edna.

–. Estoy bien, abuela –le sonrío–. ¿Ustedes cómo están?.

–. Bien, gracias, hermosa –me dice mí abuelo Beliath.

Conversamos unas horas mientras desayunamos, entonces mis tíos Mitchel y Silas entran en la mansión.

–. Buenos días, familia –dice Mitchel y mira a mí padre–. Renzo, lo encontramos.

El comedor se queda en silencio, nos miramos entre todos. Los únicos que entienden eso son mí papá, hermano, mí abuelo y mí tío Aleskei.

Los demás nos miramos entre nosotros.

–. ¿A quien encontraron, mí amor? –pregunta mí madre.

–. Si, papá –lo miro–. ¿A quien han encontrado?.

Mí papá suspira y nos mira.

–. Antes de matar a mí padre –baja la mirada–. Aleskei nos dijo que estaba criando a un niño para que sea como él... Un asesino.

–. ¿Lo has estado buscando durante los últimos veinte años? –pregunto.

–. Si, además de hacer los negocios lo busque y ahora lo encontramos –afirma–. Hugo Salvador, es él.

¡BUM!. Mí mente su nubla, agarró la mano de Ornella para sostenerme, siento que voy a caer en cualquier momento.

–. Eva... ¿Que te pasa? –me pregunta.

–. Na-nada –niego temblando–. No me pasa nada.

–. Encontramos un búnker en el bosque donde se esconde –dice Silas–. Estamos preparando a los hombres para dentro de media hora.

Cuatro horas son las 13:00am. ¡Mierda!. ¿¡QUE CARAJO HAGO!?. La fidelidad a mí padre o a Hugo. Intento salir al garaje para ir por mí moto.

–. ¡EVA! –grita Ornella–. ¿A dónde vas, prima?

–. Aaamm... Yo. –me giro hacia ella–. Tengo que hacer una cosa.

–. ¿Que cosa para que salgas así? –pregunta–. ¿Está todo bien...?.

–. Si, si –asiento–. Pero tengo que irme.

No la sigo escuchando y me subo a mí moto.

A toda velocidad salgo de la mansión. Tengo que llegar antes de que una masacre ocurra.

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Llego al bosque y escondo mí moto detrás de unas rocas.

Entro rápidamente al búnker todos están alterados. Corro a la oficina de Hugo.

–. Hugo –lo llamo–. ¿Que está pasando?.

–. Nos van a atacar –dice preparando armas–. Han divisado autos acercándose.

–. ¿Son más que nosotros? –pregunto.

–. Si –afirma–. Pero conocemos mejor el bosque.

–. Soy buena francotiradora –digo–. Iré arriba y ayudaré desde allá.

–. De acuerdo –asiente–. Vámonos.

Salimos de la oficina y yo lo sigo.

–. Hugo, espera –lo llamo.

–. ¿Que pasa? –se gira hacia mi.

–. Cuídate –digo–. Por favor.

Se me queda viendo unos segundos, no logro descubrir algún sentimiento en sus ojos.

–. Tu también –me dice y se va.

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Corro para tomar un arma francotiradora y salgo corriendo.

Todos salen afuera y yo voy hasta las rocas de arriba donde escondí mí moto. Veo llegar todos los autos de los hombres de mí padre.

Veo a Hugo en la delantera y el auto de mí padre frena a unos metros de el, un par de árboles separan a los hombres más importantes de mí vida.

–. Dios, ayudame por favor –miro al cielo–. ¿Que hago?.

Los disparos no tardan en sonar. No quiero herir ni mucho menos matar a alguien.

Un disparo me suena más que otros. Por la mira del arma veo a Hugo herido en su hombro.

–. Maldición –digo–. Hugo.

Van a terminar todos muertos sino hago algo ahora. Pronto veo el montículo de rocas dónde estoy agachada, camino hacia ellas.. Tengo que salvar a ambos grupos.

Voy hacia ellas, entonces empiezo a golpear con el mango del arma, una y otra vez. Hasta que empieza a desmoronarse, miro hacia abajo todos empiezan a correr hacia todos lados, mí padre y sus hombres suben a sus autos para marcharse... Ya no puedo seguir con esto.

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