Rindiendome A Tu Piel

—¡Suéltame!, no te comportes como un animal o como una bestia, ¿qué vas a hacer?

Pregunto al ser ingresada en el auto.

—¡A actuar como un animal!, ¿no dices que soy un bestia? Estoy cansado de esta situación.

Le dijo cerrando la puerta trasera del auto para abrir la del conductor e ingresar, procedió a arrancar el auto rumbo desconocido.

ella quedó observando sin poder creer lo que estaba haciendo, no se había comportado así hace mucho tiempo y temía la dirección que tomara.

—¡Detén el auto o me voy a tirar!.

dijo para que se detuviese.

—Eres dueña de tus actos, si quieres tirarte, pues, hazlo, sabré vivir con eso .

Dijo él sin prestar más atención a su berrinche.

—¡Te odio! Will García.

Le gritó ella cruzándose de brazos, claro que no era tonta para lanzarse a la velocidad que él llevaba.

—Lo sé, siempre he sabido que me odias, yo también me odio.

Dijo él mirando fijamente el camino.

—No es cierto, no te odio.

Dijo ella soltando un gran suspiró.

Recostó su cuerpo a la puerta resignada, hace un año había regresado a la ciudad y su relación con Will es un tormento tóxico que ninguno de los dos da para arrancar de raíz y cada dia se hacian mas daño.

—No podemos continuar así.

Dijo Vanessa suspirando.

Will no dijo una palabra, solo escucho su susurró y sabía que ella tenía razón.

Después de cierto tiempo andando en el auto llegaron a una gran Villa de casas muy lujosas, ingresaron a una de ellas deteniendo el auto. Al bajarse, Will abrió la puerta trasera para que Vannesa se bajará.

No pienso entrar a esa casa.

Dijo ella retrocediendo.

Will suspiro el se odiaba más por lo que estaba haciendo sin embargo no podían continuar de ese modo, así que él procedió a sacarla cargada en sus hombros como si fuese un bulto de papa, ocasionando que ella al instante diera un grito.

—¿Qué piensas hacer?, ¡bájame!, estás loco, no me puedes obligar.

Gritó ella golpeando la ancha espalda del hombre.

Él no le prestó atención y siguió caminando con ella en sus hombros abriendo la puerta de la gran mansión al ingresar una amable señora los recibía.

—¡Will García!, ¿qué haces?.

Preguntó Lupe la nana de él.

—¡Hazme el favor!!, lleva algo para comer, voy a trabajar hasta tarde, lo llevas a la habitación.

Dice él sin detener su paso.

—¡Vannesa!.

Exclamó Lupe.

—Hola, señora Lupe.

Saludo Vanessa con una corta sonrisa hacia la señora, y volvio con su discusión.

—¿Cómo que tu habitación?, ¿está completamente loco? ¿Qué te pasa?, ¡bájame, estás loco! Te odio, te odio, te odio.

Gritó Vannesa sin dejar de golpear la espalda de Will .

—Eres una niña malcriada.

Dijo él subiendo las escaleras.

Vannesa alzó la vista viendo como la mujer reía de la escena vista.

—Mira la vergüenza que me haces pasar.

Dijo suspirando.

La Nana solo reía de la escena, parecían niños peleando, le traía bellos recuerdo verlos de ese modo.

Pero a la vez no pudo evitar estar preocupada, era la primera vez que veía a Vannesa entrar por la puerta de esa casa desde ese día. Y ya eso era mucho para ella.

Procedió a ir a la cocina a realizar algo para comer y hacer una llamada, ya que esto era un avance para los planes de Dalis, mamá de Will.

Al subir las escaleras Will fue directo a su habitación arrojándola a la cómoda cama, al caer se recompuso rodando su cuerpo hacia atrás quedando en la cabecera de la cama.

—¿Piensas hacerme algo?.

Preguntó ella abrazada de sus rodillas en la cama.

—No soy un monstruo Vannesa.

—¿Por qué me traes a esta casa?.

Preguntó empezando a llorar.

—¡Dijiste que no podíamos continuar así!, aquí empezó todo, vamos a terminarlo aquí.

Dijo él sentándose en un mueble al frente de la cama.

Se sentía agotado y a la vez agobiado de todo lo vivido el día de hoy.

Al ver que Vannesa se tranquilizó se levantó y se dirigió al baño.

Ella quedó desconcertada, al ver que el no dejo nada más, sino que se alejó, sintió el agua caer y dedujo que estaba dándose una ducha.

Su celular sonó viendo que era Mario, debió haber quedado preocupado, después de ella desaparecer de este modo.

contestó diciendo que estaba bien, Mario, le recordó de la propuesta que le había hecho, ella hizo silencio.

—Te daré tiempo de pensarlo.

Dijo Mario del otro lado de la línea.

Vannesa miró hacia todos lados, observando la hermosa habitación, colores neutros, está habitación le hizo traer hermosos recuerdos.

Pero todo en la vida tenía un límite y cree que el de ella y Will ya había llegado a ese límite.

Después de pasar cierto tiempo Will salió del baño.

Salió con una toalla alrededor de su cintura, dejando a la vista, la más maravillosa vista que pudo ver.

Gotas de agua resbalaban por todo su perfecto cuerpo, bajaban lentamente deleitando el camino recorrido hasta perderse en una perfecta V, su cabello húmedo lo seguía secando con una toalla que traía en sus manos. La escena ocasionada por él hizo que ella inconscientemente mordiese uno de sus labios. sacando una pequeña sonrisa de él,

—Ya no somos adolescentes, no creo que verme así te inquiete.

Dijo él sentándose en el mueble.

—¿No quieres darte una ducha?

preguntó él.

—¡Si quiero!!, ¿pero qué me voy a poner?, me trajiste arrastras, como si yo fuera un objeto o una pertenencia tuya.

Dijo ella cruzada de brazo.

—Necesitamos hablar, necesito que sea esta noche, estoy enloqueciendo, hoy me porte como él.

Dijo Will cerrando sus ojos.

—No lo menciones .

Susurró Vannesa.

—Improvisa mientras yo realizo una llamada, ve a bañarte.

dijo descaradamente, agarrando el celular, para proceder a hacer la llamada.

—¿Vamos a hablar de ese día?.

Preguto Vannesa con sus ojos llenos de lágrimas.

—No nos atormentemos aún, ve y toma una ducha.

Sugirió él, alejándose con el celular.

Vannesa se levantó de la cama y antes de entrar al baño habló.

—No fue tu culpa y yo lo superé, pero tu práctica me hace recordar a ese monstruo, pero quiero que sepas que no eres igual a él, nunca lo fuiste y jamás lo serás.

Dijo Vannesa entrando al baño, sin dejarlo responder.