El esposo de un famoso ingeniero de robótica se suicida un día de repente y él al no soportarlo decide revivirlo con partes de robot, pero no todo será de color rosa como él lo pensó.
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Capítulo 10: Abrir una herida.
Golpeé la mesa haciendo mucho ruido, sentía la vena de mi cuello palpitando como si quisiera salir de mí. Me levanté encorvado y suspiré con mucha fuerza, luego miré su rostro egoísta que me miraba de reojo como si yo fuera un animal.
—Cariño... —susurró Edwy tocando mi brazo con sus manos grandes que instantáneamente las quité sin dudar y sin pestañear. Entonces viendo la situación él se quedó callado y se mantuvo quieto.
—Usted es muy cruel, ¿cómo puede hablar así de ellos? Jamás le hicieron nada a usted, —dije con un tremendo ardor en la garganta, había un nudo en mi cuello, no lo podía ver, pero me apretaba haciendo que todo mi cuerpo temblara.
—Mira muchacho, ya están muertos. No estoy ofendiendo a nadie, porque ellos ya no existen.
Mis ojos se abrieron de par en par y sin poder aguantar las palabras que me estaba tragando dije exaltado: —¡Púdrase! Usted es horrible por dentro y fuera y nadie le anda diciendo eso.
Ella se levantó de su silla furiosa y pasando por encima de la mesa agarró el cuello de mi camisa. Mi cintura se golpeó contra la orilla de la mesa, mientras que mí dorso estaba sobre la mesa y mí cabeza cerca del rostro de ella. Por su empuje cada vez más bruto subí una pierna sobre la mesa sorprendido.
—¿Quieres ver qué tan feo eres tú por dentro? —dijo ella rozando una navaja sobre mis mejillas.
En ese momento un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, me apoyaba con fuerzas de mí pie en el suelo porque mi rodilla se estaba debilitando y mis brazos se doblegaban.
—Oye, Edwy, —dijo Dave mirando que los empleados con la comida ya habían llegado—. Acaba con esto, tengo hambre.
Sin moverme mucho observé a Edwy que con una mano sobre su boca pensativo observaba fijo hacia mi trasero, no sé si estaba en la tierra, pero ahora no era tiempo de dormir. Mí vida estaba siendo atentada.
—¡Uhg! —gemí sintiendo la mano de la mujer apretando mí cuello, realmente fue para exagerar y llamar la atención de Edwy.
Él levantó su vista hacia mi rostro y se sorprendió con todo el escándalo, entonces se levantó de su silla y me agarró de la cintura ayudándome a reincorporarme.
—¡Mamá estás loca! ¿Cómo te a través? —gritó enojado mientras hacía señas con su mano llamando a las de la limpieza para que ordenen el desastre—. ¿Te encuentras bien, cariño?
Asentí con la cabeza mientras me volteaba con lentitud a mirar la mesa, realmente estaba bien, pero casi morí de un infarto.
Necesito aprender artes marciales o algo por el estilo. Esta vieja se pasa.
Después de que las de la limpieza hicieron su trabajo nos sentamos cada uno otra vez en su lugar en un gran silencio. Observé el plato de comida que me habían servido y empecé a comer, mis ojos se desviaron de mi suegra al primo. Él se había servido un gran trozo de carne, pero empezó a escurrir sangre de su interior cuando él lo cortó. Iba a decir algo, pero él se lo comió sin quejas. ¿Tenía vergüenza de reclamar la comida?
—Amor, ¿No está rico? No estás comiendo, —preguntó Edwy mirándome preocupado.
—Está rico, —respondí girando mi cabeza a mirar las sillas vacías donde solían sentarse mis padres mientras contaban chistes y hacían de este momento más agradable.
—Hijo, ¿Recuerdas esa vez que lloraste porque Edwy te regaló una barra de cereal?
Recordé a papá trayendo eso a memoria y sonreí olvidando que él ya no estaba aquí.