Juntando Mis Pedazos

Leicy- la chica sintió un beso en una de sus mejillas, y otro y otro y poco a poco unos labios fueron llenándola de besos para hacerla despertar.

- Mmmm- se recreó ella con aquella acción, además de que ya estaba sintiendo como las manos del hombre hacían magia en sus pechos.

- Siento despertarte nena pero ya no podía seguir aguantando, verte desnuda es una tentación muy grande.

Ella sonrió,  estaba cansada, habían dormido poco, pero era un cansancio placentero.

Y un minuto después lo tenía dentro de ella nuevamente.

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- ¿Qué quieres Gabriel?- Leicy lo escuchó hablar por teléfono todo lo bajo que pudo se imagina que evitando que ella despertara- Es verdad, lo siento amigo, te prometí ir, en un rato estoy allí,  perdona, de verdad lo olvidé.

Sabía que el hombre hablaba con Gabriel Patel, su amigo y el presidente de la empresa en la que ella trabajaba.

Lo vio poner el teléfono en la mesa de noche sin percatarse todavía de que ella estaba despierta y después girarse para quedar frente a frente.

- Hey, te desperté. - le dijo besándola- Voy a tener que irme, pero antes de que te des cuenta estaré de regreso.

- No Xavier, no regreses.- le detuvo al hombre sus palabras.

- ¿No quieres que regrese?- le preguntó pero no recibió respuesta- ¿Hice o dije algo para que no me quieras más aquí?

- Esto era todo.- contestó sin dar más explicaciones, aquella llamada la hizo volver a su realidad, él era el heredero de un imperio y ella una secretaria que no estaba a su altura, entre ellos había un abismo con un muro en medio, ella no quería sentir una vez más el desprecio de los que se creían mejores por ser ricos.

- ¿Esto era todo?¿Qué soy, un juguete, un muñeco?- le preguntó enfadado.

- Eres alguien distinto a mi, yo no encajo en tu mundo y como ya te dije una vez, para ti es mejor comprar un auto, así vas a agradarle más a todos.

- ¿Mi mundo?¿Te parezco un alien, un ente? Mi mundo y tu mundo son lo mismo.

- No lo son y la gente como yo no van con gente como tú.

- No puedo creer que me estés diciendo eso.- le reclamó, para ese entonces ya él estaba de pie junto a la cama y la respuesta que recibió de ella fue girarse y darle la espalda.

Xavier estuvo un momento esperando que la chica le diera una señal de que todo lo que había dicho fuera una broma, pero no llegó, entonces recogió su ropa del suelo y comenzó a vestirse en silencio.

- Muchas gracias por tu noche.- le dijo con desprecio- Tienes razón, esto era todo.- y salió de la habitación para después salir del departamento y si podía de la vida de la mujer que había puesto la suya de cabeza.

Los días siguientes para Gabriel fueron de odio puro, estaba enfadado con el mundo y destilaba veneno a donde quiera que fuera, aquella pequeña peliroja había logrado romper su corazón y hacerlo sentirse usado.

Pero para su buena suerte el fin de semana siguiente fue la gala de beneficencia a la que él no asistió por no estar de humor, pero su gran amigo Gabriel sí y este se encargó de contarle la conversación que había escuchado detrás de la puerta del baño en la que Violet Duff intentó humillar a Mariana por considerar que ella no estaba a la altura de su estatus social.

Entonces comprendió el miedo de Leicy, comprendió que en su mundo como ella lo llamó sí había gente muy cruel que harían lo que fuera por hacer sentir mal a otros y su odio se calmó dejando pasar de nuevo el amor que ya sentía por la chica.

Visitó nuevamente la empresa Patel rezando a todos los dioses encontrarla por casualidad pues no quería imponerle su presencia, se moría de ganas por verla, pero su buena suerte esta vez no lo acompaño.

- Señor Hudson- le llamó Carmela, la insuperable secretaria de su amigo cuando ya él se iba- La señorita Leicy se vio en la necesidad de pedir unos días de vacaciones.

Él la miró extrañado.

- Carmela, ya no soy tu jefe, solamente estoy de visita.

- Ah, lo siento, pensé que iba a seguir aquí con nosotros y que iba a llevar ciertos departamentos.- la mujer se inventó una disculpa fingida- Como ella es una buena trabajadora y muy querida por todos y lleva unos días muy triste además de que su padre está enfermo, pensé que algún jefe podría hacer algo para que estuviera mejor.- la mujer puso en orden algunas carpetas sobre su escritorio- Disculpe si lo molesté señor Hudson, ya le informaré a quien sea pertinente.- le dijo para terminar la conversación.

- No te preocupes Carmela, no me molestaste.- le contestó antes de seguir sus pasos.

- Pobre chica, espero que tenga algún buen amigo o un novio que la acompañe.- escuchó Xavier nuevamente la voz de la mujer en un tono más bajo pero que no pasó desapercibido para él y se detuvo un momento para sonreír por el intento de la secretaria para despertar sus celos.

Aquella tarde Xavier pasó un buen rato dentro de su auto aparcado frente al edificio en donde vivía su demonio rojo hasta que al fin la vio llegar.

Se bajó del pequeño auto azul que conducía y ayudó a un hombre a hacer lo mismo para después dejarlo de la mano de una mujer de la que ella parecía una copia para ir hasta el maletero y sacar varias bolsas de supermercado.

Se veía cansada y triste como le dijo Carmela, pero bella, él no dejaba de ver lo hermosa que era y tuvo muchas ganas de ir y abrazarla, pero sus deseos se vieron interrumpidos cuando de otro auto que aparcó al lado del de ella se bajó un hombre que tomó algunas de las bolsas y caminó a su lado.

Y entonces Xavier Hudson sintió por primera vez en su vida lo que eran celos por amor, no eran celos porque el hijo de algún otro tuviera un mejor auto que el que le había comprado su padre o había ido a un lugar más espectacular de vacaciones, no, aquello era distinto, era algo que rasgaba su pecho y lo hacía sentir vulnerable.