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AMOR A DOMICILIO

AMOR A DOMICILIO

Status: Terminada
Genre:Romance / Completas / Aventura de una noche / Amor a primera vista
Popularitas:25.3k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Luna Azul

Amor a domicilio, es una historia de romance que se centra en Lya, una chica pobre, pero trabajadora que tiene el sueño de superarse a sí misma. Para esto, ella toma cualquier trabajo para ahorrar dinero para la matrícula de la universidad donde ella quiere estudiar. También, está William un joven millonario egocéntrico que cree que todas las personas tienen un precio cuando están necesitadas. Accidentalmente, las vidas de estos dos se cruzan y viven una encrucijada hasta descubrir que son el uno para el otro.

NovelToon tiene autorización de Luna Azul para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

X.

WILLIAM VON BRAUN

Tenía unas 50 llamadas en mi celular, mi madre, mi padre y Marisol eran bastante insistentes. Puse mi celular en silencio.

Ya había tomado una decisión, y esa era viajar con Lya.

Esa noche quedamos dormidos en su colchón, uno a la par del otro. Respeté su espacio aunque siendo un poco honesto, quería besarla y hacerla mía, Pero ya habrá tiempo suficiente para eso.

A la mañana siguiente. Me levanté con las costillas con un poco de dolor. Lya no estaba en el cuarto. Salí a buscarla. Lo que menos me imaginé, es que ahi afuera estaba mi madre con media docena de guardaespaldas.

Solo vi como mi madre le daba una bofetada a Lya. Corrí hacia ella.

—¿Qué te pasa? No la toques. — le grité a mi madre muy molesto.

— Que tan bajo has caído. Enredarte con esta muerta de hambre.

— ¿Cómo supiste que estaba aquí?

— Rastreé tu dispositivo. Aunque pensé que te lo habían robado. Pero cuando saliste de esa pocilga, me he sentido un poco decepcionada. Yo no te he educado así.

No podía creer que mi madre fuese tan controladora. Ella sabía dónde iba todo el tiempo.

— ¿Y qué tiene esto de malo?

— Ya no voy a discutir contigo delante de esta muerta de hambre.

Mi madre le hizo seña a los guardaespaldas. Ellos me tomaron a la fuerza. Aunque le di un poco de batalla, no fue suficiente.

Lya, se quedó ahí quieta sin hacer nada. Tenía la vista mirando el suelo. Seguramente, pensando tonterías. Lo único que he aportado a su vida es pura desgracias, humillaciones y sumado mi egoísmo.

Me llevaron a la fuerza a la casa de mis padres.

— Lo llevan a su cuarto y le ponen seguro y quedan dos afuera. Lo mantienen vigilado.

Intenté abrir la puerta Pero fue misión imposible. Empecé a tirar todas las cosas del cuarto.

— No puedes hacer esto, soy mayor de edad y decido que hago con mi vida— gritaba muy molesto.

Más que eso, sentía impotencia. Estoy harto de que siempre decidan por mí. Siempre he sido como una ave en una jaula. He sido prisionero de mis padres, y de sus intereses.

Lya debe sentirse libre, conmigo aquí. ¿Por qué no tomé ese maldito vuelo? Me cuestioné toda mi existencia.

Me senté en la cama. Cerré mis ojos y traté de tranquilizarme.

LYA CAMPOS

Humillada es la palabra que describe bien lo que siento.

Soy pobre, Pero nada le daba el derecho a esa señora de tratarme como una prostituta.

No merezco ser tratada así. No tengo nada que ver con William. Él es quién ha andado detrás de mí, molestando, queriendo que yo huya con él, él es quién dice que me quiere.

Mis sentimientos están confundidos. ¿Qué diablos siento por William? Esto es lo mejor.

De nuevo estoy sin trabajo. Mi vida es una maldición. ¿Debería buscar otro lugar donde vivir?

Entré a mi cuarto. Me acosté. Mis lágrimas salieron mientras pensaba un poco en William.

Pobre de él. ¿De qué sirve nacer en una familia pudiente si no puede hacer nada? Ni siquiera puede elegir con quién casarse.

Sentí pesar por él.

WILLIAM VON BRAUN

Una semana ha pasado desde que me encerraron aquí, he intentado escapar varias veces, desde que abren esa puerta cuando traen mis alimentos, hasta de amarrar una cobija y salirme por la ventana, Pero todas han valido nada.

Sé perfectamente que Lya no siente lo mismo por mí, y eso es gracias a mi por qué empecé a hacerle bullying cuando la conocí. Pero entre más me quieren alejar de ella, más siento que la amo, más siento que la necesito a mi lado. Quiero verla, quiero probar otra vez sus labios, abrazarla.

La puerta de mi cuarto se abrió.

—¿Qué haces aquí? — Marisol había entrado con mi madre.

— Ella es tu prometida, no le hables así.

— Ella no es nada mío. Yo no la acepto.

— Amor, no me trates así, que yo no he hecho nada malo para merecer tu desprecio.

— No has hecho nada malo, Pero desde que te prestas a este circo, eres una cómplice de ellos. Te detesto, me desagradas. No quiero verte, así que salgan las dos de mi cuarto.

— A mí no me tratas así, hijito. Pensé que tu rabieta de niño malcriado ya había terminado.

Mi madre salió, pero Marisol se quedó en el cuarto. Le di una mirada feroz.

— Sal. ¿Qué esperas para salir? — le grité.

— ¿De qué sirve todo esto que haces? Al final tu serás mi esposo y yo seré tu esposa. A mí no me disgusta casarme contigo.

— Que bueno, solo que yo no te quiero para nada. No te veo como una mujer.

— No me ves como una mujer, que chistoso eres.

Marisol se quitó su ropa y se acercó.

— Sal de aquí.

— Ahora no me ves como una mujer. No te gusta mi cuerpo.

— No me gustas. No me gustan las mujeres regaladas. Vete.

Me acerque a la puerta y golpeé.

— La señorita ya se va— Uno de los guardaespaldas abrió la puerta. Quise salir, pero me tomaron del brazo.

— Tonto— Marisol salió del cuarto.

— Suéltame— Me encerraron de nuevo.

No podía llamar, ni mensajear porque no tenía celular. Habían retirado de mi cuarto mi computadora y todos los dispositivos que tenían internet.

Me senti frustrado. Me senté a un lado de la puerta. Tenía que idear un plan para escapar. Siento que estás cuatro paredes me van a matar.

Nadie me da tregua en esta casa. Tiempos desesperados necesitan medidas desesperadas.

Me levanté del piso y empecé a buscar algo que pudiera cortarme la piel. Estaba más que decidido, iba a cortarme las venas, y cuando la empleada entrara a dejar la cena ahí ella haría el escándalo y cuando me llevarán al hospital, ahí iba a escapar.

Encontré una tijera. Inhalé y exhalé varias veces. La idea me inquietaba, pero no tenía muchas opciones.

Tomé la tijera. Corté los radiales de mis muñecas. Dolían. La empleada no iba a tardar en traer la cena.

Mi cerebro repetía una y otra vez, Lya. Empecé a llorar. Miraba mis muñecas. Hasta donde tengo que llegar para estar con Lya.

Empecé a sentirme un poco mareado. La empleada entró con la bandeja de la comida, en cuanto me vio, ella empezó a gritar para pedir ayuda.

Empecé a sudar. Inhalaba y exhalaba. Me sentía desesperado. Me mareé y perdí el conocimiento.

Abrí los ojos. Estaba en un cuarto a solas. Todo era blanco. Revisé mis muñecas, estaban vendadas. Sentía náuseas.

Me quité la intravenosa a cómo pude, me dolía, sentía un hormigueo en mis dedos. Fui al baño a vomitar.

Entre abrí la puerta. No miré a mis padres ni a los guardaespaldas. Salí del cuarto. Empecé a buscar la puerta de salida del hospital. Una enfermera me estaba siguiendo. Detuve un taxi y le di la dirección de Lya.

— No traigo dinero. Me espera por favor. Ya le pago— Subí al cuarto de Lya. La luz estaba encendida.

Toqué la puerta. Ella abrió. En cuanto la ví, la abracé.

— Huyamos, ya. Vienen por mí. Un taxi está esperando abajo.

LYA CAMPOS

William estaba parado en la puerta. Traía ropa de hospital y vendas en sus muñecas. Mi corazón se sobresaltó. Cuando él me abrazó, sentí como un nudo en mi corazón, en mi garganta. Yo lo esperaba. Sabía que él iba a venir a buscarme. Después de todo, me di cuenta de que este chico me gusta.

Tomé mi mochila que tenía un par de mudas y mis documentos.

— Vamos— Bajamos del edificio y subimos al taxi.

— Nos lleva al aeropuerto— le dije al señor.

—No traigo dinero— él dijo un poco preocupado.

— No te preocupes por eso, tú habías dejado todo en mi casa. Así que tu dinero está aquí.

— Está bien.

— Señor puede detenerse aquí unos minutos, solo voy a comprar algo, en un minuto vengo.

Bajé del taxi, entré a una tienda de ropa, compré un par de camisas manga larga y unos jeans para que William se pudiera cambiar.

Regresé al taxi.

— Ahora sí señor, directo al aeropuerto.

— Cámbiate William la camisa.

— Ayúdame. Me duelen mucho las manos.

Le ayudé a cambiarse. La ropa de hospital la puse en una bolsa y la tiré por la ventana del taxi.

— Te ves pálido. ¿Por qué lo hiciste? — Aunque él No me ha dicho nada de lo que ha hecho, yo sé que cuando uno lleva vendas en las muñecas es por qué se cortó las venas. Él ha intentado suicidarse.

Llegamos al aeropuerto. Fui directo a comprar dos boletos a Londres.

— Listo— Me acerqué a William y por primera vez, fui yo quien le dio un abrazo— Todo es por mi culpa.

— No lo es. No te culpes. Gracias por hacer esto. Me siento conmovido.

— Tienes fiebres— Saqué de mi mochila unas pastillas para la fiebre y una botella de agua y se las puse en la boca. Él las tomó.

Quince minutos después nos subimos al avión y emprendimos el viaje a Londres.

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Emperatriz Reales
Gracias q lindos, venezuela
Veronica Carabajal
desde Argentina y la novela está espectacular me encantó sin muchos conflictos 👍👍
Mary Ney
Muy bonita historia felicidades escritora
Mary Guzmán
Felicitaciones hermosa novela me encanto ,puro amor y sacrificio pero feliz al fin, gracias
Lamaga Toledo
Excelente
Silvia Lovera
Hermosa novela, te felicito soy Argentina. /Heart/
Luna Azul: Un saludo hasta Argentina 😊
total 1 replies
Silvia Lovera
Malo
Silvia Lovera
Muy malo
Maritza Alvarado
me encantó la novela, fresca, diferente , felicidades escritora desde Venezuela
Marcela Allendes
Excelente
Maria Mongelos
Gracias autora!!! Me encantó, lindísima historia, felicitaciones, desde Uruguay te saludo
Luna Azul: Un abrazo fraterno hasta Uruguay. Gracias por leer y comentar 🩷🌸
total 1 replies
Maria Mongelos
Está muy interesante, pobre Lya no liga una
Osiris Vanegas
Excelente
Miriam Telleria
Me gustó la novela. sin errores de ortografía que es muy importante, corta y resolutivas. Felicitaciones!
Luna Azul: Gracias por leerla💖
total 1 replies
GISSETT GARCIA
👏🏽👏🏽👏🏽👏🏽👏🏽👏🏽🫂🫂
Ale
Me encantó esta novela y ya leí todas tus novelas, x más éxitos. Desde Mendoza, Argentina. 😘
Luna Azul: Un saludo hasta Argentina. Gracias por leerme ❣️❣️
total 1 replies
Bettzi Iseth Nieto Peralta
hermoso
Erika Guzmán
encantadora historia muchas felicidades por escribirla
Daiana Martínez
bella historia
Valeria Mendoza🌿🥀🌻🎆🎇✨️
Espero seguir leyéndote gracias mil bendiciones para ti muchos éxitos
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