Del Odio Al Amor: Eres Mi Obsesión

Laureano acepto ayudar a su hijo, él sabía que la decisión de esos dos muchachos atraería muchos problemas, pero era lo menos que podía hacer por su hijo Dominic quien había sufrido tanto desde pequeño y además también quería que los Ivanov sufrieran un poco por ser tan engreídos, Alana y Dominic se quedaron por un tiempo hablando con Laureano, pero no podían quedarse mucho, ya que primero tendrían que decirle a Mauricio la identidad de aquel muchacho.

Al llegar a la sala se encontraron con Carolina la esposa de Laureano.

— Y tu qué haces aquí?. — pregunto ella, algo molesta.

— Vine a ver a mi padre o acaso es un delito?. — respondió Dominic molesto.

— Todo lo que tú representas es un delito. — dijo la mujer.

Dominic no quiso seguir discutiendo con la esposa de su papá, pues ella pensaba que los negocios en los que andaba Dominic eran de él y no de Laureano, así que solo la rodeo y siguió su camino con Alana de la mano, al salir de la mansión Lombardi, Alana se sentía muy triste por como esa mujer había visto a Dominic y que además él viviera escondido y alejado de su hermano (ella aún no sabía de Lucia).

— Tu niñez fue difícil?. — pregunto Alana tímidamente.

— Así es, pero ahora no quiero hablar de eso. — respondió Dominic algo distante.

— Ok, lo siento.

Alana miró por la ventana del auto sin volver a ver a Dominic durante todo el camino, ella se sintió mal, ya que Dominic había tenido una vida tan difícil, según las conjeturas que ella había sacado.

Por otro lado, Dominic luchaba por el odio que sentía hacia Adrik Ivanov y el amor que sentía por Alana Ivanov la hija del hombre que lastimó a su madre y él que lo separó de papá por diez años, el demonio que había dentro de él luchaba por salir, pero el amor que sentía por la chica lo mantenía escondido, durante todo el camino agradeció que Alana no dijera ni hiciera ninguna pregunta, ya para cuando llegaron al apartamento, Dominic se había calmado y había logrado domar a la fiera hambrienta por salir.

— Hemos llegado. — dijo Dominic.

— Ya sé, respondió Alana. — abriendo la puerta del auto y bajando tranquilamente.

Dominic también bajo del auto y agarró de la mano a Alan, quien no lo rechazo y sin cruzar palabras subieron al apartamento.

— Estás molesta?. — pregunto Dominic.

— No, solo he estado pensando. — contesto Alana.

— Y en que tanto piensa mi mujer?. —

— En cosas, bueno iré a bañarme y luego salgo a preparar la cena. —

— Y si nos bañamos juntos?.

— No, gracias yo me sé bañar sola, mejor descansa un poco.

A decir verdad a ella aún le dolía en cuerpo por la noche anterior y la mañana y esa era la razón por la que no quería estar en ese momento con Dominic, quería recuperarse un poco, pero Dominic no lo vio de esa manera, él pensó que ella lo estaba rechazando por la actitud que tuvo hace un rato con ella, así que no volvió a insistir y se fue a otro baño a darse una ducha.

Cuando estaba listo salió del baño y encontró a Alana con una de sus camisas, cocinando la cena, se veía realmente sexy, quiso llevársela en ese momento a la cama, pero respeto la decisión de ella de no querer que la tocará.

— Hola!, ven siéntate, te estoy preparando algo sencillo, pero sé que te va a gustar. — dijo Alana sonriente.

— Eso espero, ya que tengo gustos exquisitos. — contesto Dominic serio.

Alana no le dio importancia a su actitud, Dominic había demostrado ser muy extraño en algunas ocasiones, así que continuo cocinando, al terminar la cena puso la mesa y sirvió la comida, Dominic se sentó al lado de ella, aún muy serio.

— No pensé que la niña de mami y papi supiera cocinar. — dijo el hombre con sarcasmo.

— Mi madre me enseñó varias cosas. — respondió Alana confundida por la actitud de Dominic.

Ella empezó a comer muy despacio, no quería pensar que se había equivocado al tomar la decisión de venirse a vivir con Dominic, el cambio de humos en ella fue muy evidente y Dominic se sintió culpable, pero tampoco hizo nada para resarcir la situación.

Al terminar la cena, Alana recogió los platos y los dejo en el lava vajillas, se retiró a la habitación sin decirle ni una sola palabra más a Dominic, entro al baño por unos diez minutos y salió encontrándose con Dominic ya acostado en la cama, ella se acostó del otro lado cuando sintió que él la abrazaba por la espalda.

— Quiero hacerte mía de nuevo. — dijo Dominic con voz ronca.

— Yo también quiero, pero mi cuerpo está muy adolorido por lo de anoche y esta mañana. — respondió Alana quitándose el temor.

— De verdad es por eso que no quieres estar conmigo, estás mal y por qué no me lo dijiste antes, te hubiera comprado algo para el dolor. — respondió Dominic preocupado.

— Pensé que se me pasaría rápido, pero no es así y me siento muy cansada.

— Entonces descansa mi amor.

Dominic la tomo entre sus brazos y acarició su suave piel hasta que ella se quedó dormida, el remordimiento de Dominic no lo dejaba dormir, el había pensado mal y además ella estaba así por su culpa, ya que no había sido nada amable en la mañana cuando le hizo el amor salvajemente.

A la mañana siguiente, Alana despertó y se encontró sola en la enorme cama, ella se levantó y aseo su cuerpo, busco algo de ropa de la que habían comprado el día anterior, se cambió y salió para preparar el desayuno, al salir se dio cuenta de que la mesa estaba servida y que Dominic estaba en la cocina haciendo algo, se acercó a ver qué pasaba y se llevó una gran sorpresa.

— Hola!, que haces. — dijo Alana.

— Buenos días, amor, solo quise preparar el desayuno, ve y espérame en el comedor. — respondió Dominic.

Alana hizo lo que Dominic le pidió y se quedó esperando a que el volviera, después de un minuto salió Dominic de la cocina llevando con el el desayuno, Alana sonrió al ver lo guapo que se veía y lo lindo de su sorpresa.