Una vez existió un pasado donde, de alguna manera, ella fue la villana de todo el imperio. Merecía morir en aquella guillotina. Sin embargo, ¿por qué recordaba ahora su vida pasada? Lo que era peor, había regresado en el tiempo, antes de que Kristina Laurent cavara su propia tumba.
Si de verdad había regresado, lo juraba. Juraba que, en esta vida, no volvería a ser la villana.
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Capítulo 9: Clases de Sucesión
A la mañana siguiente
Los rayos del sol se colaban por mi ventana, logrando que abriera lentamente los ojos. Con suavidad me levanté de la cama, fijando la vista en la pared, pensando en nada.
Moví levemente la cabeza, deteniéndome en Llyr y Rhys quienes dormían en la cesta de mimbre. Sin hacer mucho ruido, me levanté de la cama y empecé a alistarme.
En realidad, desde que empecé a tener consciencia, me cambio sola, a pesar de ser noble; más que nada, la iniciativa comenzó en un intento de llamar la atención de sus excelencias, cosa que no funcionó, pero me preparó para enfrentar mi realidad.
Suspiré al observar mi vestido, era muy sencillo, sin listones ni joyas, solo comodidad escritos en él.
Toc.
Toc.
—Señorita, traigo su desayuno, especialmente para estudiar —Helena entró con su sonrisa característica y su ánimo matutino.
—¿Helena, sabes cómo está Vicent? —Ante mi pregunta, Helena me miró con extrañeza.
Anoche no me dio tiempo para preguntarle en persona, ya que terminó de cenar y abandonó de inmediato el comedor.
—El joven maestro estaba bien, creo —dijo algo insegura— ¿cómo decirlo? Mm... Hoy me preguntó sobre las clases de sucesión de la señorita, aunque creo que es normal, después de todo, lleva años preparándose para ser el próximo duque.
—Helena, ¿tú crees que él se aleje de mí por esto? —cuestioné algo nerviosa.
En mi vida pasada, fue por mi culpa que nos alejamos, pero ahora, ¿también seré la responsable a pesar de no hacerlo apropósito?
Una suave caricia calmó mis nervios.
—Señorita, el joven maestro es muy amable, jamás la culparía por algo, que en primer lugar no es su culpa, ¿comprende?
Asentí dubitativa, después de todo, yo vi la leve pérdida que pasó por sus ojos cuando el duque habló sobre la sucesión.
—Luego nos preocupamos de eso, señorita, Tiene que desayunar e ir a la biblioteca, de ahora en adelante ahí serán sus clases.
Todavía un poco dudosa, me senté en el pequeño comedor que se encontraba en mi dormitorio.
Mientras comía no pude evitar pensar en lo que me espera durante el día y mañana. Sobre todo, mañana, ¿mis acciones repercutirán en la ceremonia del despertar?
Al terminar, me dirigí a la biblioteca. Sin embargo, llegando a la puerta, me topé con un hombre de aspecto mayor, que al verme, sonrió.
—Usted debe ser la señorita Laurent, ¿cierto? —preguntó con un tono amable.
—Así es.
El hombre sonrió levemente mientras hacía una reverencia: —Me presento, señorita Laurent, soy el vizconde Collin, Bastián Collin. Seré su profesor desde hoy.
—Encantada de conocerlo, vizconde Collin.
Bastián asintió mientras me indicaba que entráramos.
No pude evitar maravillarme al observar la biblioteca, pues en mi vida pasada no solía entrar en ella, y en esta no he tenido tiempo para preocuparme de los lugares que no he visitado con frecuencia.
Caminé hasta la mesa que tenía un par de libros encima y una pila de hojas al lado. Frente a la mesa había una pizarra de tiza nueva.
Me senté en la silla esperando a que Bastián se acercara.
—Señorita, la lección de hoy principalmente consistirá en la guerra de hace 500 años, ¿sabe algo sobre eso?
Mi sonrisa se congeló de forma antinatural, ¿por qué las clases de sucesión tienen relación con la historia de este mundo? Suficiente tenía con la historia compleja del otro.
Aun así forcé una sonrisa: —No mucho, pero sé que gracias a eso existen las cinco familias principales.
Contrario a la expresión de decepción o desilusión que esperaba ver, Bastián se veía feliz al oír eso.
—Está relacionado, sin embargo, es una historia mucho más larga.
Bastián agarró el libro de más arriba y lo abrió: —Se estima que hace más de 500 años, cuando el continente Ethoria y el continente Aethelgard eran uno solo. Era dirigido por los elfos oscuros y diferentes razas convivían entre sí, los humanos, los elfos, las hadas, las sirenas y los humanos con y sin maná. Incluso, investigaciones estiman que existió la raza de los dragones que se extinguió después de la guerra.
Aunque es interesante la historia, ¿estás son las clases de sucesión? Qué decepción.
—Aparecieron cuatro jóvenes humanos con un maná descomunal entre su especie, liderados por una mujer humana, Amaia Belleville, la primera emperatriz del imperio Caunora.
¿El imperio fue liderado en sus inicios por una mujer?
¿Por qué nunca me interesé por la historia de este mundo?
—Esta parte suele ser la más impactante para la juventud —sonrió Bastián.
—Pero, ¿por qué la familia imperial no ha sido liderada por otra mujer? —pregunté curiosa.
Bastián negó con un suspiro.
—Hasta ahora, el actual emperador ha sido el único que después de 500 años ha concebido a dos niñas. Pero su alteza, el príncipe heredero, es el único con maná y el linaje despierto, como en cada familia. Claro, a excepción de ustedes.
Bajé la cabeza pensativa. La primera princesa es hija de una concubina y la segunda princesa es hija de su majestad, la emperatriz; si la primera princesa llegase a despertar el linaje, inevitablemente, las posiciones de los duques se vería presionadas a escoger un partido político...
Aunque es imposible, ya que la primera princesa nunca despertó el linaje.
Bastián tosió levemente para llamar mi atención.
—Continuemos —carraspeó— La primera emperatriz, reunió a 4 humanos con magias únicas, aquellos 4 jóvenes se les conoce actualmente como los únicos duques del imperio Caunora. Primero, el duque Edevane con su famosa magia de viento. Segundo, el duque Laurent con su conocida magia de naturaleza, tercero el duque Roux con su fuerte magia de tierra y por último el duque Valois con su poderosa magia de agua.
Repentinamente, me acordé de una situación en mi vida pasada, existió un joven que tenía suficiente maná como para compararse con el duque Laurent, el duque con mayor maná de su generación, pero que nunca pudo obtener un elemento.
Inconscientemente, hablé: —Las cinco familias principales son las que poseen un elemento que acompaña a su gigante cantidad de maná, pero los demás humanos no poseen ningún elemento, o si es que lo poseen, no tienen el maná suficiente para movilizarlo. ¿Por qué?
Bastián me miró con sorpresa, luego rápidamente respondió pensativo: —No lo sé, hasta el día de hoy, se ha mantenido en investigación, pero todavía no hay una respuesta para ello. Hasta ahora se mantiene la hipótesis de que los cinco fundadores estaban predestinados a ser los únicos humanos capaces de poseer un elemento para ayudar al mundo.
¿Por qué suena tan ridículo? ¿Tiene siquiera un poco de lógica eso?
Bastián ignoró mi distracción y continuó: —Avanzando con la guerra, los cinco fundadores triunfaron, bajó el liderazgo de la primera emperatriz, no obstante, la emperatriz no tomó acciones en contra de la reina de los elfos oscuros.
—Pero, ¿por qué no? —pregunté levantando un libro de historia que relataba la magia de la familia imperial— el libro dice que el maná de la emperatriz no se comparaba con el del resto de los fundadores, ya que era muy débil; sin embargo, poseía un elemento que nadie había visto jamás, el fuego, que en ese entonces se creía que era imposible que un ser vivo lo poseyera, pero la emperatriz no solo desafió a la naturaleza, sino que el fuego de ella era azul, entonces ¿por qué no hizo nada y solamente dio órdenes?
—Los libros de historia nos dicen que ella en realidad era un ser amable y justa por naturaleza, ella no podía lastimar a nadie, pero tampoco quería que sufrieran los demás bajo la tiranía de los elfos oscuros —comentó con orgullo.
¿No es más sencillo decir que era cobarde...?
Bastián tomó la tiza y empezó a dibujar mientras explicaba: —En aquel entonces, el mundo solamente tenía al continente Aethelgard, y los habitantes se esparcían por el continente, de modo que la raza de los elfos oscuros quedara en el centro de este, el resto de elfos que no eran del clan de la reina de los elfos oscuros vivían en las periferias junto con los dragones, sin embargo, las hadas, los humanos y las sirenas rodeaban el centro del continente.
Bastián dibujó varios círculos en la pizarra.
—No obstante, el continente se dividió en dos cuando la reina de los elfos oscuros lanzó una maldición —trazó una línea, separando los continentes— hasta ahora, nadie sabe cuáles fueron las palabras exactas de la maldición, pero afectó al mundo completo, logrando que se enemistarán los reinos que vivían en el mismo continente, como Cydonia y Caunora, Alastor y Xandor, además de aniquilar a todos los dragones.
La novela surgió un día mientras leía una historia en NovelToon, plagada de errores ortográficos y gramaticales. Pensé: "¿Por qué no escribo una yo, que tenga menos errores?". Lo hice sin mucha planificación, lo que provocó que la historia perdiera sentido, incluso para mí. Al releerla, me desanimaron las incoherencias, el mundo poco desarrollado y los personajes innecesarios que complicaron la trama hasta el punto de que ni siquiera yo recordaba quién era quién.