Astrid Morano, hija de la poderosa líder de la mafia italiana, regresa a Estados Unidos con la fachada de estudiar en el exclusivo instituto Blackwood mientras resuelve una misión.
Tres apuestas peligrosas se entrelazan en su vida:
1. Seducción doble: Astrid apuesta con su mejor amiga Nadia seducir a los irresistibles hermanos Escott.
2.Desafío familiar: Su hermano Erick apuesta conquistar a la inalcanzable Nadia, con quién se lleva mal desde la infancia.
3. Amor prohibido: Nadia apuesta que su amiga Meredith no podrá enredarse con el apuesto profesor de matemáticas.
Entre amor, balas y secretos de familia...
Una apuesta que comenzó como un juego, terminó en un amor que cambió todo.
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NOCHE DE RUMBA
Al día siguiente, después de que la campana del instituto sonará para la hora del almuerzo.
Me siento en nuestra mesa habitual de la cafetería con Nadia, Meredith y Hanna.
Nadia está revisando su teléfono, Meredith come su ensalada con entusiasmo, pero Hanna apenas toca su sándwich, con una expresión triste.
—¿Qué pasa, Hanna?—, le pregunto, notando su estado de ánimo.
Hanna suspira y baja la voz:
—Escuché a Ethan hablando con su amigo en el pasillo... y dijo algo que me dolió mucho.—
Nadia y Meredith se inclinan hacia adelante, interesadas.
Hanna continúa:
—Dijo que solo quiere 'pasar una noche divertida' con alguna chica... y mencionó que yo soy 'esa chica'.—
Me quedo con la boca abierta, indignada por Ethan.
—Eso es horrible—, digo. —Ethan es un idiota si cree que puede tratarte así.—
Meredith asiente enérgicamente:
—Sí, Hanna, tú vales mucho más que eso.—
Nadia me mira y luego a Hanna, una idea parece surgir en su mente...
—Mejor salgamos de rumba esta noche—, sugiero con una sonrisa.
—Podemos ir al nuevo bar que abrió en el centro, 'La Luna Negra', he oído que tienen coctelería impresionante.—
Nadia se ilumina:
—¡Genial idea, Astrid! Hanna, ¿te animas a olvidar a Ethan por unas horas?—
Hanna sonríe débilmente, pero luego su expresión se vuelve más decidida:
—Sí... necesito emborracharme y olvidar que él existe.—
Meredith se ríe:
—Entonces está decidido, chicas esta noche. ¿A qué hora salimos?—
Yo respondo:
—A las 9 pm. Nadia, ¿puedes pasar por mi casa para que salgamos juntas?—
Nadia asiente:
—Claro, pasaré por tu casa a las 8:30 pm para arreglarnos y maquillarnos juntas.—
Hanna se levanta de su silla, ya con una sonrisa más amplia:
—Me siento mejor solo de pensar en esta noche. Gracias, chicas, sois las mejores.—
Meredith también se pone de pie:
—Bueno, creo que nuestra misión para hoy es: olvidar a Ethan y divertirnos mucho.—
Después de la charla en la cafetería, continué con mis clases del día:
Literatura con el profesor Lee, Matemáticas avanzadas con el profesor Jaxon, donde resolvimos ecuaciones complejas.
Finalmente, llegó la hora de mi actividad extracurricular favorita:
Me dirigí al estudio de pole dance en el gimnasio de la escuela, donde me esperaba mi nueva amiga y entrenadora, Brittany
—Tiempo de sudar, Astrid—, dijo Brittany con una sonrisa mientras encendía la música.
Comencé a calentar y luego pasé a practicar mis movimientos de pole dance:
La "mariposa"
El "giro de ángel"
La "caída libre"
Después de nuestra sesión de pole dance, Brittany y yo nos sentamos en el banco del gimnasio, sudorosas pero sonrientes.
—Me encanta cómo has progresado, Astrid—, dijo Brittany, recogiendo su cabello en una cola alta.
—Gracias, Brittany , tú eres la mejor entrenadora—, respondí con una sonrisa.
Brittany se rió y preguntó:
—¿Qué planes tienes para esta noche? Estás muy emocionada desde la escuela...—
Me lancé a contarle sobre la charla en la cafetería y nuestros planes para salir en "La Luna Negra".
Brittany any se iluminó:
—¡Eso suena DIVERTIDO! ¿Puedo unirme a ustedes? Me encantaría bailar y olvidar mis propios problemas—
Me reí y la abracé:
—¡Claro que sí, Brit! Serás la quinta mosquetera - Nadia, Hanna, Meredith y ahora tú!—
Me dirigí a mi casa después de despedirme de Britany, emocionada por la noche que se avecinaba.
Al llegar, me cambié rápidamente y esperé a Nadia, que llegó puntual a las 8:30 pm.
—¡Hola, amiga!—, exclamé abrazándola.
—Listas para una noche inolvidable—.
Nadia sonrió y comenzó a sacar sus productos de maquillaje y ropa del bolso.
Justo cuando estábamos a punto de empezar a arreglarnos, escuchamos la voz de Erick desde la sala:
—Ya veo que ahora mi casa es también la casa de Nadia... siempre estás aquí—.
Su tono estaba lleno de desagrado y sarcasmo.
Me encogí de hombros y respondí en voz alta:
—Erick, no seas dramático, solo viene a arreglarse conmigo para salir con las chicas esta noche—.
Erick refunfuñó algo ininteligible y se retiró a su habitación, dejándonos solas.
Nadia se rió y me dijo:
—Creo que tu hermano está celoso de nuestra amistad... o de tu atención—.
Me reí y le di un abrazo:
—Tonterías, vámonos ya, las chicas deben estar esperándonos—.
Recogimos nuestras cosas y salimos de mi casa hacia "La Luna Negra", la discoteca más popular de la ciudad.
Al llegar, vimos una larga fila de personas esperando para entrar, pero Nadia sonrió y me guiñó un ojo:
—Tengo un contacto dentro...—
Se acercó a la entrada VIP y habló con el portero, quien nos dejó pasar de inmediato.
Dentro, la música estaba a todo volumen y las luces estroboscópicas iluminaban la pista de baile.
Hanna y Meredith ya estaban allí, bailando con vasos de cócteles en la mano, y Britany llegó justo detrás de nosotras, sonriendo.
—¡Chicas, la noche es nuestra!—, exclamó Nadia, abrazándonos a todas.
Bailamos y reímos durante horas, disfrutando de la música y la compañía de las unas a las otras.
Hanna fue la primera en retirarse junto a Brittany alrededor de la 1 am, Meredith se fue poco después, hacia la 1:30 am, mencionando que su madre la esperaba despierta y que ya había bebido suficiente.
Nadia y yo nos quedamos solas en la pista de baile, riendo y bailando al ritmo de la música.
La noche había sido mágica, pero el alcohol comenzaba a hacer efecto...
Nadia me abrazó y dijo con voz ligeramente arrastrada:
—Astrid, eres mi mejor amiga... siempre me haces olvidar todo lo malo—.
Yo sonreí, también un poco ebria:
—Tú también, Nadia... siempre me haces reír—.
El portero nos ayudó a salir hacia la calle, donde el aire fresco nos golpeó suavemente.
—¿Taxi o conducimos?—, preguntó Nadia, tambaleándose un poco.
Me reí y dije:
—Creo que ni una ni otra... ¿tu casa o la mía?—
Nadia y yo llegamos a mi casa tambaleándonos, riendo y cantando suavemente la última canción que sonó en la discoteca.
Al entrar en la sala, nos detuvimos abruptamente, sorprendidas por la escena que teníamos frente a nosotras:
Erick estaba sentado en el sofá, con una expresión seria y enojada.
Y a su lado, un chico impresionantemente guapo...
Tenía el cabello pelirrojo, peinado hacia atrás, revelando unos ojos verdes brillantes y penetrantes.
Su piel era clara, y su mandíbula era fuerte y definida.
Llevaba una camiseta negra ajustada que destacaba sus brazos musculosos, cubiertos de tatuajes coloridos:
- Un águila en vuelo acompañada de unos pájaros en su bíceps derecho
- Una rosa con espinas en su antebrazo izquierdo
- Y un símbolo celta en su hombro derecho
Nadia y yo nos miramos y luego a Erick, y de repente nos comportamos como niñas pequeñas:
Nadia comenzó a hacer pucheros y dijo con voz temblorosa:
—¡Erick es malo! ¡No nos deja salir hasta tarde!—
Yo me uní, cruzando los brazos y haciendo una cara triste:
—¡Sí! ¡Siempre nos regaña!—
Erick se levantó del sofá, con los brazos cruzados y una expresión severa:
—Son las 3 am. ¿Se puede saber por qué llegan a esta hora? ¡Y en este estado!—
Nadia comenzó a gritar a todo pulmón:
—¡NO QUIERO IR A DORMIR! ¡QUIERO SEGUIR DIVIRTIÉNDOME!—
Yo, completamente ebria, empecé a cantar en voz alta y desafinada:
—¡La la la, la noche es joven, la la la, no queremos dormir...!—
Erick se cubrió la cara con las manos, exasperado:
—ESTO ES DEMASIADO... ¡NADIA, BÁJALE EL VOLUMEN!—
Pero Nadia solo gritó más fuerte, así que Erick no tuvo otra opción:
Se acercó a ella, la levantó en brazos como si fuera una muñeca y comenzó a caminar hacia mi habitación.
Nadia seguía gritando y pataleando en el aire:
—¡SUÉLTAME, ERICK! ¡NO QUIERO IR A DORMIR!—
Yo me reí tanto que me caí al suelo, aún cantando:
—¡La la la, la noche es joven...!—
Erick me lanzó una mirada asesina mientras pasaba por mi lado y dijo:
—Y tú, Astrid, deberías dormir también... mañana hablaremos de tu estado.—
Depositó a Nadia en mi cama, donde ella se dejó caer boca arriba, aún gritando suavemente.
Luego se volvió hacia mí y me ayudó a levantarme del suelo.
—Vamos, Astrid. A la cama—, dijo con firmeza.
Erick me ayudó a levantarme del suelo, pero en lugar de ir hacia la cama, me lancé hacia el pelirrojo, que nos miraba con una mezcla de sorpresa y diversión.
Me tiré a sus brazos y le robé un beso apasionado, completamente ebria y sin inhibiciones.
El pelirrojo se sorprendió al principio, pero luego me devolvió el beso con igual pasión, mientras Erick gritaba:
—¡ASTRID, DETENTE! ¡ESTÁS BORRACHA!—
De repente, mi estómago se revolvió y...
Me separé del pelirrojo justo a tiempo para vomitar en la alfombra, a su lado.
El pelirrojo se apartó rápidamente, con una expresión de sorpresa y risa, mientras decía:
—Creo que tu hermana necesita agua... o un hospital—.
Erick me fulminó con la mirada y dijo:
—Voy a matarla...—
Erick me levantó del suelo, ignorando el desastre en la alfombra, y me cargó en brazos como si fuera una muñeca rota.
El pelirrojo se rió y dijo:
—Creo que deberías llevarla a un lugar con alfombra fácil de limpiar... o un balde cerca—.
Erick no se rió, solo me miró con exasperación y respondió:
—Ya he tenido suficiente de esta noche—.
Me llevó en silencio hasta mi habitación, cerró la puerta con el pie y me depositó suavemente en la cama.
Nadia ya estaba dormida en el otro lado de la cama, roncando suavemente.
Erick se inclinó sobre mí y susurró:
—Mañana... te mataré.—
Luego apagó la luz y cerró la puerta al salir.