Última parte de la saga Casualidad o Destino, continuando y culminando con la historia de Carlos y Lizbeth, así como de su descendencia, mostrando las experiencias, que puede vivir una persona sin importar, la edad que se tenga o la época en la que se encuentre.
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LOS DOS REGALOS
El día tan esperado, llego y la familia como cada año, realiza la doble celebración, en la casa familiar, este año los primeros gemelos, eligen una parrillada para celebrar con la familia y amigos, siendo la música del gusto de
cada uno, la fiesta empieza cuando los primeros invitados llegan, la comida y bebida empiezan a brotar.
La festividad avanza, sin ningún contratiempo, la felicidad y alegría son desbordantes, con más de una docena de jóvenes bailando y saltando, como si el resto del mundo desapareciera, esa noche, los juegos de fiesta no se hacen esperar, un tablero de dardo luminoso, así como máquinas de golpes, son la novedad, que causan
furor entre los jóvenes, que asisten a la celebración.
La noche llega y la fiesta continua, es momento de que Carlos III y Melania II, reciban el regalo de sus madres, les han preparado, así que el DJ para la música, ya dos damas bellamente vestidas aparecen en el escenario, pidiendo atención, la primera en hablar será Alondra.
Alondra:
Chicos los interrumpimos un momento les prometemos, que será rápido, Carolina y yo les queremos dar las gracias por acompañar a nuestros hijos en su cumpleaños 18, sabemos que en este punto ante la sociedad y la ley son mayores de edad, pero, espero entiendan que para su mamá y para mí siempre serán, nuestros niños.
Carolina:
Ya lo dijo Alondra, podrán cumplir 100 años, pero para nosotros siempre estarán pequeños, chicos, su mamá y yo estamos orgullosas de lo que se están convirtiendo un hombre y una mujer de bien, ahora chicos, permítanme decirles, que nuestro regalo para ustedes es su fiesta, pero el verdadero primer regalo no es nuestro, ni de sus tíos, este viene del más allá, ya que sus abuelos antes de partir, los dejaron para ustedes, pero es lamentablemente, no caben aquí, así que por favor salgan a la calle que los regalos de sus abuelos los esperan.
Los chicos, junto con sus invitados, salen a la calle, observando dos cajas enormes, las cuales, al abrir, se encuentran una caja más pequeña dentro de otra, al momento de abrir 10 cajas siendo la última la más pequeña, encuentran una llave, las cuales al presionar, hacen brillar, las luces de dos carros estacionados en ambos lados de la calle.
Carlos III:
¿Es en serio?
Melina II:
¿Es broma verdad?
Carolina:
A si es, mis niños, estos carros son el regalo de sus abuelos, antes de fallecer, se los compraron, y dejaron instrucciones específicas, de que se les entregaran, de esta forma.
Alondra:
Vamos muchachos, vallamos a partir, el pastel y después podrán quemar llanta, en el regalo de sus abuelos.
Después, de cantar las mañanitas y partir el pastel, los gemelos van a la sala familiar a dar, las gracias, ante el retrato de sus abuelos, por tan maravillosos regalos, al hacerlo, por un momento notan, como si sus abuelos en la fotografía les guiñaran el ojo.
Melina II:
Hermano, vistes eso o fue mi imaginación.
Carlos III: No lo sé, hermana mía, pero sí, tú te estás volviendo loca, yo igual.
Melina II:
Hermano mío, conociendo a los abuelos, son capaces.
Carlos III:
Yo tampoco lo dudo.
Al decir esto, los gemelos salen, apresuradamente, a estrenar sus nuevos vehículos, terminado la fiesta o simplemente siguiéndola en otro lado, Carlos III, con su novia América, yendo a un lugar especial a cumplir una promesa, y Melina II, con sus amigas simplemente paseando.
Carlos III:
Lista mi amor, es hora de cumplir aquella promesa que hicimos hace años.
América:
Lista mi amor, pero, estoy un poco nerviosa, dicen que la primera vez duele mucho.
Carlos III:
No te preocupes, amor te prometo, que seré cuidadoso.
América:
Lo sé amor, pero aun así tengo miedo.
La pareja llega a un hotel, estacionan el carro y piden una habitación tipo suite, al entrar a la habitación, América está más nerviosa, pero al tomar una gran bocanada de aire, sumada al entusiasmo, de su novio se tranquiliza.
América:
Amor, espérame un momento, traigo un regalo especial para ti, te va a gustar.
Carlos III:
De acuerdo mi amor, te espero en la cama.
Al meterse, al baño, América, se da una ducha rápida, se maquilla nuevamente, y se viste con un coordinado, de sostén de media copa y pantaletas rosas, con medias, y liguero rosa, rematando con unas zapatillas del mismo color con un tacón de 15 cm, al salir del baño arreglada tan bellamente, Carlos III se queda pasmado ante la hermosa imagen.
Carlos III:
Mi amor eres despampanante, eres la mujer más hermosa del mundo.
América:
Mi amor no me veas tan fijamente, me da vergüenza.
Carlos III:
No puedo evitarlo mi amor.
Carlos se para frente a América, la estrecha entre sus brazos, besándola apasionadamente, a lo que esta responde de la misma manera, dirigiéndose hacia la cama, donde poco a poco la desviste totalmente, consumando el acto, causándole un poco de dolor y sintiendo un hilillo de sangre que recorre su miembro, moviéndose poco a poco, aumentando, el ritmo, llegando los dos a la cúspide del placer sexual.
Carlos III:
Te amo mi hermosa América, ahora somos uno solo.
América:
Si mi amor, ahora somos uno solo, soy tuya y tu mío.
La noche avanza, y los novios, realizan una y otra vez el acto más antiguo de la humanidad, descansando, abrasados juntos, durmiendo parte de la noche y la mañana, al día siguiente, Carlos III, deja a América en su casa, despidiéndose con un beso, dirigiéndose inmediatamente al restaurante, donde lo espera Natalia,
vestida provocativamente, lo cual vuelve a despertar, los instintos apenas calmados de este último, a lo que, la maquiavélica chica, sonríe maliciosamente.
El día pasa, rápidamente, dando paso a la noche y la hora de cerrar se hace presente, lo cual es aprovechado por Natalia, la cual pondrá en marcha, el siguiente paso de su malvado plan.
Natalia:
Cumpleañero, es hora de tu regalo, te prometí que te iba a gustar, espérame en la oficina.
Carlos III:
De acuerdo.
Carlos, sube a la oficina y poco tiempo después Natalia, llega vestida con lencería roja, lo cual sorprende, ha Carlos.
Carlos:
¿Qué haces? Yo tengo novia.
Natalia:
Sí, pero es una niña todavía, y tú mereces una mujer.
Natalia, besa a Carlos, el cual ya no resiste y en aquella oficina dan rienda suelta a sus instintos toda la noche,
recibiendo a sí un regalo muy especial, pero estas ves no por amor sino por un malvado plan.
