Eras Tú.

Se sentó a su lado y solo observó el bello dibujo, se acercó a ella y le susurro— Mabel, ¿me recuerdas?.

Mabel al escucharlo se exaltó, levanto su vista y estaban a solo milímetros de que sus labios quedarán unidos, King se alejó un poco, bajo su vista y noto ese anillo colgar de su hermoso cuello.

Ese mismo anillo que le regalo antes de su partida.

Ella solo lo observaba sin siquiera querer contestar su pregunta aunque la realidad era otra, Mabel estaba nerviosa y su voz nuevamente había huido, King asintió y se atrevió a tomar sus manos con el riesgo de que Mabel se enojara y reaccionara de la peor manera.

Pero por fortuna no fue así, aclaró su garganta y decidió hablar— te contaré una historia— ella solo asintió y King decidió contarle su infancia con la esperanza que lo reconociera y conforme avanzaba su relato los ojos de Mabel se agrandaban— la promesa que hice no la pude cumplir porque muchas cosas sucedieron con mi familia, el divorcio de mis padres, el embarazo de mi madre, el hacerme cargo de la empresa familiar y la muerte de mi tía Eleonor.

Mabel al escuchar su historia todo apuntaba a que era él, no podía creerlo, su mente decía que era una coincidencia, pero su corazón gritaba qué era él, era Bastian y ese nombre de la tía fue el boleto de confirmación y que por casualidad sus caminos se cruzaron nuevamente.

Sonrió al verlo, su vista se cristalizó hasta que sus lágrimas salieron recorriendo sus mejillas, King con delicadeza acarició hasta limpiar con sus dedos el rastro de ellas Mabel al sentir su cálido tacto cerro sus ojos.

— ¡Bastian! — y solo con pronunciar su nombre se abrazaron con fuerza olvidándose de su alrededor.

Al separarse, Bastian nuevamente acarició su rostro y la beso sorpresivamente, pero ese beso fue correspondido, pues Mabel a pesar de que los años pasaron y que por adversidades de la vida el no regreso, pero aun así ella seguía amándolo al igual que Bastian a ella.

Pues él, cuándo tuvo más orden en su vida, mando a sus hombres a buscarla, pero su sorpresa era que en aquella casa ya no vivía e intentó localizarla, pero por desgracia alguien había bloqueado toda información sobre su amada Mabel.

Y aunque sentía frustración aun así no se daría por vencido hasta encontrarla, pero los designios de la vida misma son muy sabios y más cuando dos almas están atadas a un mismo destino y solo sería cuestión de tiempo para que ellos se encontrarán...

Al separarse Bastian juntó su frente a la de ella— no sabes cuanto te he extrañado, Bastian.

— Mabel, te juro que trate por años encontrarte, pero tu información estaba bloqueada, como si nunca hubieras existido— ella se sorprendió por lo que Bastian le decía— pero lo importante es que estamos aquí y juntos en este momento— Mabel sonrió hasta asentir— te amo Mabel.

— y yo a ti, Bastian.

Bastian se levantó, extendió su mano hacia ella y la ayudo a levantarse— ¿quieres dar un paseo?.

Ella asintió mientras sus manos se entrelazaban y comenzaron a caminar por la orilla de la playa, siendo el momento tan irreal, pero tan único.

Mientras que al otro lado del mundo un Ivar estaba qué el estrés se lo comía vivo, no podía descansar solo en pensar que su empresa podía morir si no tenía noticias de Mabel.

Tenía dos días que Talo no se comunicaba con él y temía lo peor, camino hasta su despacho, busco su teléfono, ya que la última vez lo había dejado en ese lugar.

Lo levanto del suelo y de inmediato marco el número de Talo y hasta el cuarto intento este le contesto con un poco de temor.

📲 ¿Porque carajos no contestas?, espero que haya sido por que estabas ocupado trayendola aquí.

📲 Patrón, la señorita Mabel llego a Sicilia y la seguí por varios días, pero cuando subió a un helicoptero perdí el rastro de ella.

📲 ¿¡Qué!?, escuchame bien Talo, no regresaras hasta que la encuentres y cuando la tenga aquí, veremos que haré contigo.

📲 Si patrón.

A Talo no le quedo de otra que aceptar y terminar su trabajo, pues zafarse en estos momentos no era una opción, pues sabía que el señor Cooper sería capaz de ir tras su familia.

Ivar resoplo con rabia y aventó el celular contra la pared, no podía creer lo que estaba pasando, haber mandado al que suponía qué era uno de sus mejores hombres y para que le dijera simplemente que la perdió del radar.

Pero un gran problema se avecinaba y ese era Sandro Bailey, quien solo le dio de plazo al terminar el tercer día de siete, fue al minibar, se sirvió un poco de licor y le dio un trago, se quedó observando el vaso y solo lo lanzó con rabia contra la pared.

— ¡te encontraré Mabel!...

Y ese mismo grito de desesperación y amenaza lo sintió Mabel y se desestabilizó, pero Bastian nuevamente la tomo entre sus brazos.

— ¿está bien?, ¿te llevo al hospital?.

— no, no, Bastian estoy bien solo fue un repentino mareo, nada de que preocuparse— él asintió no muy conforme con su respuesta.

Al caer la noche, Bastian y Mabel continuaron en aquel paseo, hablando por horas sobre sus vidas, regresaron a la terraza donde Nil esperaba a Bastian, al verlo llegar con aquella hermosa chica se sorprendió.

Ya que él jamás estuvo interesado en alguna fémina, subieron los escalones y al estar frente a Nil, Bastian abrazo a Mabel y ella irradiaba felicidad por los poros de su piel.

Nil sin cuestionar solo asintió y se fue, pensando que Mabel por un segundo le había interesado, pero jamás pondría en juego su larga amistad con Bastian por intentar obtener el amor de aquella hermosa mujer.

Mabel se sentó junto a Bastian quien no la soltaba por nada del mundo— Mabel, ¿te gustaría ir a cenar conmigo?.

— claro que me gustaría— él asintió con una amplia sonrisa dibujada en sus labios, la abrazo y así se quedaron por largos minutos, ya que ambos temian que fuera un simple y cruel espejismo.

Ambos se levantaron del sofá y entraron al edificio, subieron por el ascensor hasta llegar al helipuerto, donde estaba el helicóptero listo.

Abordaron los dos y regresaron a Sicilia, al llegar abordaron el auto de Bastian, manejo hasta el hotel donde se hospedaba Mabel, Bastian la acompaño hasta el ascensor y mientras esté abría sus puertas.

Él no perdía el tiempo para abrazarla, robarle besos y elogiarla por su exquisita belleza, al abrirse las puertas era tiempo de despedirse aunque eso no le agradaba a Bastian, pero tenía que tener todo listo para la cena romántica.

— vendré por ti a las ocho y treinta— Mabel asintió dándole un tierno beso en su mejilla muy cerca de sus labios— te amo.

— y yo también te amo, estaré lista y ansiosa por tu llegada, nos vemos.

Se dieron otro corto beso hasta que subió al ascensor, al salir camino hasta su habitación, se desvisto y se metió bajo la regadera, mientras se daba una ducha su mente no paraba de pensar en todo lo que estaba sucediendo.

Disipo sus pensamientos y termino de ducharse, al salir seco y estilizo su larga cabellera, se maquilló y al tener puesta su ropa interior busco un vestido adecuado, pero por desgracia no tenía uno para la cita con Bastian.

La situación la comenzaba a estresar hasta que un toque a la puerta la saco de esa crisis, camino, vio por la mirilla y estaba un hombre sosteniendo en sus manos un gran paquete. .

— ¿qué necesita?.

— en recepción dejaron un paquete para usted— ella se sorprendió y terminó abriendo, pues su curiosidad era más grande que la precaución.

El mensajero le entregó una caja, Mabel firmo el recibo y aquel hombre se fue, la chica tenía tanta curiosidad que abrió esa caja, al ver su contenido se quedó sorprendida.

Era un bello vestido junto a sus zapatillas, los saco de la caja y se dio cuenta de que en el fondo había un sobre, lo abrió y al leerlo se dio cuenta de que era de Bastian.

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...Hola mi bella Mabel, soy yo de nuevo...

...Al ver ese vestido en el aparador...

...Sentí que era para ti...

...Ojala te guste y espero con impaciencia...

...Para verte de nuevo....

.....Bastian.....

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Mabel suspiró por el bello detalle, de inmediato se puso ese hermoso vestido se sentó y abrocho sus zapatillas que hacían juego con su prenda.

Camino al espejo de cuerpo completo y se quedó observando su reflejo, ese mismo reflejo que le mostraba a la mujer hermosa y fuerte que era.

Atomizo su piel con un aroma sutil y exquisito, tomo su cartera y salió de la habitación, camino por el largo pasillo hasta el ascensor, presionó el botón y espero.

Al abrirse de el salió su jefe, con sus facciones endurecidas, Nathan vio por un instante a Mabel y solo negó, ella aun no entendia su comportamiento, soltó el aire e hizo de lado toda esa situación.

Abordo el ascensor y bajo piso por piso, hasta que sus puertas se abrieron, atraveso el lobby, salió del hotel y ahí estaba Bastian esperándola al pie de las escaleras.

Mabel sonrió, pero en su interior un sin fin de sensaciones aparecían, Bastian al verla con ese bello vestido se quedó sin palabras.

Tomo su mano para ayudarla a bajar y al tenerla tan cerca no dudo en abrazarla— eres tan hermosa que tu belleza opaca el vestido — Mabel solo sonreía mientras se sonrojaba.

—¿nos vamos? — nuevamente Bastian hablo y Mabel solo asintió con un poco de nerviosismo pues no sabía que le deparaba en este momento.