En "Prisionera del Sultán", seguimos la vida de Aziza Rai'f, obligada a casarse con Akram Hassan como su segunda esposa. De esta unión nace nuestra protagonista, quien junto a su madre escapa hacia Occidente, donde es criada lejos de las tradiciones de Jaddara. Sin embargo, su destino cambia cuando Akram reclama a su hija de regreso, desatando una lucha de poderes entre el heredero de Burhan Sharif Bakhur y Akram por el control de la desafiante princesa.
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Sangre
Aziza viajo junto a Akram a Marambit estaba feliz de estar en su casa.
Akram conversaba con su suegro Aziza sobre los asuntos que lo preocupaban.
— Veo que tienes una relación armoniosa con mi hija, comentó Rai'f.
— Aziza es una mujer sensata pese a su juventud.
—Espero me den nietos pronto, un heredero para Marambit, dijo Rai'f. — Sé que tú tienes otros hijos, pero preferiría que sea un niño con mi sangre.
— Lo sé, espero pronto poder darle la noticia respondió Akram.
En cuanto su suegro se fue a descansar Akram, fue a buscar a Aziza antes de salir al desierto a atender algunos asuntos.
Aziza se encontraba en la huerta que solía cuidar su madre, hacía tres años la había perdido y aún le hacía falta, se preguntó que pensaría su madre de Akram, aunque su madre se había adaptado y aceptado las costumbres de Marambit, estaba segura de que no hubiera aceptado una segunda esposa, su madre le había contado que le había jurado a su padre que el día que una segunda esposa cruzara por la puerta debería buscar una tercera porque ella lo abandonaría en ese preciso instante.
— Su Alteza, hemos cuidado de todo según sus órdenes dijo uno de los criados.
— Lo sé, está todo tal cual estaba cuando me fui.
Akram ingreso a la huerta hizo un gesto con la mano y despidió a los empleados.
— ¿Qué haces aquí jamila?, pregunto él mirando los guantes que llevaba en sus manos.
Aziza sonrió — Este lugar era de mi madre, siempre la ayude desde pequeña con su cuidado, a su muerte me ocupe personalmente de cuidar de su huerta y jardín me gusta. Es lo que más extraño de no estar aquí, aparte de mi padre, dijo con una enorme sonrisa.
— ¿No eres feliz en mi casa?, pregunto él.
— Por supuesto que si tú estás ahí, solo que tal vez se enoje por lo que voy a decir y no quiero que me malinterprete, no me gusta ser segunda esposa y no es por ser primera o segunda. Crecí con otro ejemplo y sé que fui criada contemplando la posibilidad de que hubiera otras esposas, y no estoy pidiendo nada ni intento correr a la Reina, la respeto por ser su esposa y madre de sus hijos. Solo me cuesta acostumbrarme pero sé que lo haré.
— ¿Sabes que puedo tomar dos esposas más?, pregunto él mirándola.
— Lo sé, pero en ese caso preferiría que me devuelva con mi padre, si necesita otras dos esposas es porque yo no lo hago feliz¿para qué me va a conservar?, pregunto Aziza.
Akram sonrió — No habrá otras esposas, tienes mi palabra. Aziza sonrió. — Te veré más tarde dijo el besándole la frente.
Akram se dirigió al desierto de Marambit.
El helicóptero se elevó en el aire. Cuando se dirigieron al desierto, Akram se quedó pensando en lo que había dicho Aziza. ¿Había el tomado otra esposa porque la primera no lo hacía feliz?, mientras reflexionaba sobre eso observó las dunas de tonos ocres y canela que se extendían durante kilómetros y kilómetros.
Debía reconocer que él había elegido a Dalia porque era una joven de buena familia y muy hermosa. Luego vio su comportamiento como esposa no tenía recriminaciones, pensó. Aunque solía despreciar a los miembros de la familia de rango inferior al de ella y alentar chismorreos maliciosos para divertirse, lo cual lo irritaba bastante y si tal vez no fuera feliz, pero era la madre de sus hijos su esposa.
Quería que Aziza se sintiera cómoda y fuera feliz.
Akram regreso tarde esa noche, Aziza dormía profundamente cuando él se deslizó en la cama.
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Ellos regresaron a Jaddara después de cuatro días, la primera noche Akram se quedó con su padre, al día siguiente ceno con sus hijos y Dalia, pero volvió a dormir a lo de su padre, pero durante el día había estado con Aziza desayunando con ella.
Dos días después una fuerte tormenta de arena azotó Jaddara, Akram se encontraba fuera del país.
Así que por primera vez salió del palacio, la tormenta redujo la visibilidad a cero para los vehículos que circulaban a toda velocidad por la autopista fue una tragedia. Decenas de coches se estrellaron y cientos de personas habían sido hospitalizadas y al menos siete habían muerto. Aziza decidió visitar el hospital quería ver que tenían todo lo que necesitaba y si era necesario ayudaría, su madre solía llevarla a visitar los hospitales, incluso le había enseñado a realizar curaciones.
Akram regreso a su país llevaba veinticuatro horas sin dormir aun así se dirigió al hospital, sabía que Aziza estaba ahí ayudando a realizar curaciones, antes de dirigirse al hospital dio varias órdenes.
Akram la miró cuando llegó Aziza se encontraba conversando con unos niños pequeños. Obviamente, la noticia se conoció rápidamente y los elogios dirigidos a su esposa llenaron de orgullo a Akram…
Aziza se encontraba en el palacio, Akram seguía ocupándose del caos causado por la tormenta.
— Su Alteza si me permite unas palabras, Aziza lo observó era uno de los consejeros —El Rey debe descansar ahora y le agradeceríamos que fuera usted quien lo sugiriese, ya que no quiere escuchar a nadie.
—Si veo al Rey, haré lo posible.
—Estoy seguro de que lo verá y la escuchara, respondió el consejero.
Aziza estaba sorprendida que el consejero le pidiera eso.
Dos horas después Akram ingreso a la habitación— Pase a saludarte, debo revisar algunas cosas, al observarlo con detenimiento Aziza comprendió la preocupación de sus consejeros, se veía cansado.
— Te ves cansado deberías dormir dijo Aziza.
— Dormiré esta noche respondió él sentándose junto a ella en la cama. Él se acercó y la besó, — Te agradezco que fueras al hospital y te preocuparas por mi pueblo.
— Es mi pueblo también respondió ella, Akram sonrió le acarició el rostro y volvió a besarla, una hora después dormía profundamente.
Una semana después Aziza salía feliz de la consulta médica, Akram había viajado a Marambit.
— ¿Porque haz ido al medico?.Necesito saber qué te pasa, pregunto Akram preocupado cuando regreso.
—No estoy enferma, te lo aseguro -dijo Aziza, intentando que la alegría no se le reflejase en la mirada.
—Entonces, ¿por qué fuiste al hospital?
—Estoy embarazada.
—¿Estás esperando un bebé? -preguntó Akram sorprendido-. Vamos a tener un bebé.
-Sí. Eso dije -dijo Aziza sonriendole al ver la sonrisa y brillo de sus ojos al ir asimilando la información.
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