¿Quién podría enamorarse de un misterioso hombre que solamente lo ve por las noches?
Rocío Martínez, una joven que se sacrifica día a día por su humilde familia. Con un primer amor que solamente le dejó inseguridades.
Sam Warren, un hombre que creció con todo el dinero del mundo, mujeriego y solitario. Que jamás a recibido afecto y amor de su familia.
Cómo estas dos personas tan diferentes pueden llegar a amarse incondicionalmente y enfrentarse a todos con tal de proteger su amor y a su familia.
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Comienza por mi boca.
Yo salí con mucha discreción por el ascensor de servicio, sin prestar mayor importancia a lo sucedido con el jefe, ya que él es libre de hacer lo que desee en su edificio.
Luego fui a limpiar unos pisos que me ordenó el señor Augusto en la mañana y que no había alcanzado a terminar temprano, (Hasta que llegó la hora de salida.)
Como eran las siete de la tarde, tomé el autobús que va al hospital donde el señor Carlos tiene internada a su esposa. Al llegar, pude ver y saludar al señor Carlos, quien me contó que su esposa ya se encontraba más estable y que el día de mañana sería enviada a su casa.
Al quedar más tranquila, me despedí de ambos y tomé un autobús que me llevó de regreso a casa, ya que el hospital quedaba un poco retirado.
Cuando bajo del autobús, caminé por las oscuras calles como de costumbre, esperando de alguna forma ver a Net y platicar con él, puesto que me he acostumbrado a verlo cada noche.
Hasta que lo vi sentado en aquella banca del parque y, sin darme cuenta, caminé hacia él.
_Hola, ¿cómo estás?_ le dije, mientras tomaba asiento a su lado.
_Bien, ¿y tú?_ me contestó, colocando en mi mano un sándwich.
_¿Y esto?_ le dije, mientras sostenía el sándwich en mi mano.
_Me imagino que vienes del hospital y que no has comido nada en toda la tarde._ dijo él.
Yo sonreí al ver que ese misterioso hombre que está sentado a mi lado me está comenzando a conocer muy bien.
_Muchas gracias, tienes razón y muero de hambre._ le respondí, dando el primer mordisco al sándwich.
Comenzamos a platicar como de costumbre. Le hablé de mi trabajo, le conté del seguro médico que nos dieron en la empresa y que es como caído del cielo porque por fin podré hacerle un buen tratamiento médico a mi amada madre.
Mientras Net me escuchaba, por unos segundos me quedé en silencio imaginando cómo sería su rostro, preguntándome ¿Qué habrá detrás de esa máscara que esconde una cicatriz? Porque yo detrás de esa máscara veo unos hermosos ojos oscuros que cuando me ven fijamente siento que tocan mi corazón.
_¿En qué piensas?_ me pregunta Net, sacándome de mis pensamientos.
Me sonrojé y me dio un poco de pudor responder su pregunta, ya que esto que acabo de sentir es nuevo para mí. Mientras Net comienza a reír, y de alguna forma inexplicable sé que él sabe lo que estoy pensando porque fui muy evidente al sonrojarme.
_Está bien, yo siento algo similar cuando estás cerca._ me responde mientras toma mi mano.
Yo me puse muy nerviosa, me levanté de la banca y comencé a caminar, pero Net de inmediato me detiene tomando mi mano.
_Sé que sientes algo por mí._ me dice mirándome con esos ojos profundos y hermosos que brillan más que nunca hoy, bajo la luz de la luna.
_No te conozco, ¿No sé quién eres?_ le respondo.
_¿Y eso importa?_ me dice mientras coloca sus suaves manos sobre mi rostro para acariciarlo.
_Claro que sí, me gustaría ver tu rostro._ le digo mientras llevo mis manos a la máscara que lleva puesta en su rostro.
_No puedo... Rocío._ Me dice apartándose de mí.
_Perdón, no quise incomodarte, es que quisiera saber quién eres._ le digo mientras tomo de su mano.
_¿Y eso importa?_ me pregunta.
_Claro que sí, porque podrías ser un asesino serial, un exconvicto, un viejo sádico, hasta un extraterrestre._ le respondo mientras le vuelvo a sonreír.
_No soy un asesino, tengo solo treinta años, soy soltero, no tengo hijos, jamás he asesinado a alguien, jamás he estado en prisión y no vengo de otro planeta si eso es lo que te importa._ me dice mientras se acerca quedando a un centímetro de mí, donde al tenerlo tan cerca puedo oler nuevamente su delicioso aroma.
_Quiero conocerte más._ le digo con mi voz entrecortada y nerviosa.
_Podrías comenzar solo por mi boca._ me dice mientras saca un pañuelo de su bolsillo para vendar mis ojos.
Yo me quedé inmóvil porque puedo imaginar el miedo que debe sentir al pensar que yo lo podría rechazar al ver su cara que puede estar desfigurada por esa cicatriz.
Lo que él no sabe es que yo jamás me fijaría solo en lo físico de una persona y si algo me gusta de él, es por cómo me trata, la conversación que tenemos cuando platicamos, la atención que me toma cuando le hablo y, por sobre todo, que algo muy en el fondo de mi corazón me dice que es una muy buena persona.
_Si no te puedo ver, podría tocar tu rostro._ le digo mientras Net toma mis manos y las lleva a su pecho.
_Yo te dejo que puedas tocar hasta mi corazón si así lo deseas, pero no mi rostro._ responde él.
_Entonces tendré que imaginar tu rostro._ le digo mientras siento que su respiración choca con la mía al estar tan cerca de mí.
Pasa sus manos suaves por mi cintura para abrazarme y de inmediato siento sus tibios y húmedos labios sobre los míos. Donde al mínimo contacto, siento algo que jamás había sentido antes en toda mi vida.
(Nunca imaginé sentir un beso como el que sentí esa noche con Net).
Sé que no tengo experiencia besando hombres, ya que nunca he tenido un novio y mi única experiencia fue con el señor Felipe, con quien perdí mi virginidad hace unos meses, pero este beso fue diferente...
Ese sabor dulce de su boca, los movimientos suaves y delicados, me hicieron responder a ese exquisito beso de inmediato, haciéndome sentir una enorme cantidad de sensaciones nuevas que invadieron todo mi cuerpo con solo el contacto de sus labios.