Olvidada por su familia, utilizada por el imperio y traicionada por aquellos en quienes más confiaba… así terminó la vida de Liliane, la hija ignorada del duque.
Amada en silencio por un príncipe que nunca llegó a tiempo, y asesinada por el hombre a quien había ayudado a coronar emperador junto a su amante rival, Seraphine.
Pero el destino le ofrece una segunda oportunidad.
Liliane renace en el mismo mundo que la vio caer, conservando los recuerdos de su trágica primera vida. Esta vez, no será una pieza en el tablero… será quien mueva las fichas.
Mientras el segundo príncipe intenta acercarse de nuevo y Seraphine teje sus planes desde las sombras, un inesperado aliado aparece: el primer príncipe, quien oculta un amor y un pasado que podrían cambiarlo todo.
Entre secretos, conspiraciones y promesas rotas, Liliane luchará no solo por su vida, sino por decidir si el amor merece otra oportunidad… o si la venganza es el verdadero camino hacia su libertad.
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Capítulo 8: El doble juego
El sol apenas había comenzado a asomar sobre el horizonte, tiñendo de rojo las primeras luces del día. Liliane se encontraba en su habitación, frente al espejo, ajustando su peinado con una precisión casi matemática. Cada movimiento de su mano reflejaba el control que había ganado en su nueva vida, una vida en la que ya no sería un simple peón, sino una reina en el tablero de la corte imperial.
Su mente aún repasaba la conversación de la noche anterior con Adrian. Había algo en su presencia que había activado viejos recuerdos, pero también algo en su firmeza que la hacía creer que esta vez, las cosas serían diferentes. Adrian, el príncipe que había sido su único refugio en la oscuridad de su primer destino, había vuelto… y con él, la promesa de que no estaría sola en la lucha.
Pero Liliane no podía permitirse distracciones. El juego había comenzado, y cada pieza debía moverse con exactitud.
La tarde llegó rápidamente. Liliane, con una sonrisa serena pero calculadora, se dirigió al jardín sur donde el té benéfico se celebraría. A su lado, la corte se reunía en un bullicio sutil, con las damas nobles y sus acompañantes tomando asientos elegantes, todas bajo la apariencia de un encuentro social inocente. El aire fresco del otoño aún acariciaba las hojas doradas, creando un ambiente perfecto para lo que estaba por venir.
Seraphine había llegado puntual, como era de esperarse, con su porte altivo y su mirada fría. Pero Liliane ya no veía a la joven dama con el mismo temor que antes. Ahora la observaba como una rival, una pieza en su tablero que, en su momento, se había movido sin reparar en las consecuencias.
Liliane la saludó con una cortesía que rozaba lo glacial.
—Lady Seraphine, es un honor tenerte entre nosotras. Espero que este evento sea de tu agrado —dijo con una sonrisa de cortesía, pero en sus ojos brillaba la determinación de quien sabe que cada palabra es una semilla plantada para el futuro.
Seraphine, por su parte, la observó con una mirada que apenas disimulaba el desprecio, pero se inclinó con una sonrisa forzada.
—Por supuesto, Lady Liliane. Siempre es un placer asistir a tus eventos, aunque debo decir que nunca imaginé que tendrías un gesto tan… noble. ¿Acaso esto significa que has dejado atrás tus rencores?
Liliane no pudo evitar reír, aunque fue una risa suave y calculada.
—No, Lady Seraphine. No he dejado atrás nada. Solo me he dado cuenta de que, en este juego, todos necesitamos una armadura. Y la cortesía es la más afilada de todas.
La respuesta dejó a Seraphine en silencio por un momento, pero rápidamente recobró su compostura y se unió a la conversación con otras damas de la corte. Sin embargo, Liliane ya había plantado la duda en su mente. Lo que Seraphine no sabía, era que había caído directamente en la trampa.
Mientras tanto, Aiden observaba desde una distancia, ligeramente inquieto. El cambio en Liliane era palpable, pero él no sabía si aquello era un cambio para mejor o para peor. En su mente, los recuerdos de la joven noble que había conocido en su vida anterior no se parecían en nada a la mujer que tenía frente a él.
Acercándose a ella con cautela, Aiden le habló en voz baja, de forma que solo ella pudiera escucharlo.
—¿Estás segura de que este es el camino, Liliane? —preguntó, su tono una mezcla de preocupación y curiosidad.
Liliane lo miró sin sonreír, pero sus ojos reflejaban una determinación feroz.
—No hay otro camino, Aiden. He perdido demasiado para darme el lujo de ser blanda. Este es el único modo de sobrevivir.
Aiden, aunque dudoso, no respondió de inmediato. En lugar de eso, observó la escena a su alrededor, como si viera el juego de ajedrez que se estaba librando en ese mismo instante. Liliane había cambiado, y aunque aún no comprendía todo lo que significaba, algo en él sentía que ella tenía razón.
La tarde transcurrió lentamente, con conversaciones y cortesías llenando el aire mientras las damas nobles intercambiaban miradas furtivas y sonrisas calculadas. En el centro de todo, Liliane era la pieza central. No hacía más que mover sus fichas sin que nadie lo notara. Su té benéfico no era solo una reunión social, sino una oportunidad para hacer que las piezas se alinearan a su favor.
Cuando el evento comenzó a decaer, y los últimos invitados se retiraron lentamente, Liliane se retiró a su habitación, donde ya la esperaba un informe secreto. La dama encargada de los eventos había regresado con noticias importantes.
—Mi señora —dijo la dama, entregándole un sobre sellado—, he recibido información de fuentes confiables. El segundo príncipe Aiden ha comenzado a investigar sobre el intento de asesinato contra usted. Ha reunido algunos detalles que podrían ser peligrosos si llegara a saber la verdad.
Liliane frunció el ceño al leer las líneas escritas en el sobre. Sin embargo, no mostró sorpresa. Sabía que Aiden no permanecería indiferente mucho tiempo. De alguna forma, había comenzado a acercarse a ella de nuevo. Pero también sabía que debía mantener el control, incluso sobre él.
—No te preocupes —respondió Liliane, con una calma inquietante—. Yo me encargaré de Aiden… cuando llegue el momento. Por ahora, tenemos que movernos con más cautela.
Esa noche, después de que la corte se sumiera en el silencio de la oscuridad, Liliane se dirigió al lugar donde se encontraban los documentos secretos. Los registros de los linajes y tratados políticos guardaban información crucial, y ella sabía que Seraphine, con su ambición, no tardaría en intentar arrebatarle el control.
Pero esta vez, Liliane no estaría sola. Adrean había prometido estar allí, vigilante. Él, como sombra, la protegería en su misión.
Con una última mirada al espejo, Liliane susurró para sí misma.
—El tablero está dispuesto. Ahora solo queda esperar.
Ah no ser q ella se hace la Marcela q no sabe nada o sea ?
Pero se están repitiendo los capítulos ya van 2.