Tuya Por Un Trato

-¿Qué sucedió? -Pregunto Dante, pero Julieta tenía un nudo en su garganta que no la dejaba hablar. Al verla de ese modo, Dante le pidió a uno de los guardias que la lleven a la sala hasta que él bajara de nuevo y decidió ir con Bruno para preguntarle que había sucedido.

Golpeo la puerta de la habitación y al no recibir una respuesta ingreso de todos modos.

-¿Qué sucedió? -Pregunto Dante encontrándose con Bruno sentado en el borde de la cama.

-¿Puedes cerrar la puerta?- Exigió Bruno, Dante le hizo caso y cerró la puerta para luego acercarse a él con curiosidad haciendo un gesto con sus manos para preguntar qué sucedió.

-¿Y puedes decirme?

-Era virgen...-Contestó mirando al suelo.

-¿Qué? -Se sorprendió.

-Si, lo que escuchas...

-¿Y qué? ¿Lo has hecho entonces? ¿O qué?

-¡No! ¡No puedo!

-¿Pero y entonces como supiste que lo era?

-Ella me lo ha dicho...

-Tú sabes que muchas mujeres juegan con esa fantasía.

-No, yo pude sentirla. Pude sentir su temor, su cuerpo como temblaba.

-Seguramente tenía miedo de ti...

-¡No! Ella era diferente, pude sentirlo…

-¿Y por qué no lo has hecho? Ya hubieses cobrado tu deuda.

-No pude, lo haría por obligación y no me hubiese gustado.

-Pero no entiendo... -Lo miro confundido. -Tú sabías que lo estaba haciendo por obligación.

-Si, pero una mujer que ya tuvo relaciones es diferente no le afectaría tanto.

-¿Y te preocupas por ella?

-¡No! No quiero estar con una mujer virgen.

-¿Entonces que harás?

-Por ahora devuélvela a su casa.

-¿Y qué haremos con su hermano?

-Por ahora nada, déjame que piense unos días.

-Ok como tú digas.-Viró sus ojos. -El lobo feroz deja escapar a su presa. -Decía Dante mientras iba hacia la puerta, burlándose de Bruno.

-Cállate Dante que no estoy para tus payasadas.-Contestó ofendido.

-No te preocupes amigo... No le diré a nadie.-Bromeaba con una sonrisa haciendo enojar a Bruno quien le tiro con una almohada para que se vaya. Dante salió de la habitación y fue por Julieta que lo esperaba en la sala.

-Vamos Julieta, te llevaré a tu casa.- Dijo Dante señalando la puerta, mientras que ella iba tras él.

-¿Sabes si le hará algo a mi hermano?-Preguntaba mientras lo seguía.

-No lo sé... -Solo se animó a contestar, sabía que Bruno no era de fiar y talvez al día siguiente se le de la gana matar a Tomas.

Julieta volvió a la casa de Selene sorprendiéndola por haber vuelto tan pronto.

-¿Qué sucedió? -Pregunto Selene, pero al notar la negativa de Julieta, miró a Dante esperando una respuesta.

-Tu hermano cambió de opinión... -Contestó Dante.

-¿Cambio de opinión?

-Sí...

-Pero... ¿Y ahora que quiere?

-No lo sé... Debes esperar a que él se decida. -Contestó desganado.

-¡Ok! Puedes irte.

-Está bien señorita.-Contestó Dante irónicamente virando sus ojos.

-Luego contéstame el celular. - Le pidió Selene haciendo que se le iluminen los ojos a Dante.

-Claro, sí... -Contestó nervioso con una sonrisa, Selene hizo ingresar a Julieta a su casa y cerró la puerta.

-¿Qué sucedió amiga? -Indagó Selene abrazando a Julieta.

-Me ha dicho que no quiere estar conmigo.

-Pero... ¿Por qué?

-Le dije que era virgen y no le gustó.-Contestó con lágrimas en sus ojos.

-No le hubieses dicho nada...

-Ya sé... Estoy arrepentida. Ahora no sé que hará con mi hermano.

-Intentaré hablar con él.

-¿Tú crees que te escuchara?

-Puede ser que sí...

-¡Ay dios! Siento que esto nunca acabará. -Se afligió.

-Tranquila amiga, veré que hago...

-¿Sabes que es lo peor? Estaba grabándome, trajo una cámara para grabar todo... Sentí tanta vergüenza y solo accedí por Tomás, pero no sé que sucederá la próxima vez.

-En verdad no entiendo a mi hermano, no sé por qué tanta maldad. -Contestó tomando su cabeza.

-Ya no quiero hablar de esto Sele... Siento que es algo de nunca acabar, tengo miedo por mi hermano.

-Yo hablaré con él...

-No, no. No quiero que dañes tu relación con tu hermano por mi culpa.

-Al menos déjame intentarlo.-Le pidió mientras tomaba su mano.

-Está bien amiga... Pero si no es mejor que hable yo con él.

-¡Ok! Bueno... ¿Quieres tomar algo?

-Si por favor.

-Bueno vamos a la cocina. -Contestó Selene y juntas fueron hacia la cocina y tomaron café para intentar tranquilizarse.

Al día siguiente Julieta preparó a sus hermanos para ir a la escuela, almorzaron y salieron de la casa de Selene, pero al llegar a la esquina una camioneta se detuvo junto a ellos, al bajar la ventanilla, que estaba polarizada, pudo ver el rostro de Bruno tan sombrío como de costumbre esperando lo peor.

-Sube... -Le ordenó.

-Estoy con los niños.

-No soy ciego, llevémoslos a la escuela. Quiero hablar contigo.-Contestó Bruno sin darle opciones, ya que uno de sus hombres abrió la puerta de la camioneta para que ellos ingresaran. Con temor Julieta subió a sus hermanitos al auto y se sentó en uno de los asientos de atrás.

Durante todo el camino quedaron callados mientras que los niños le susurraban preguntando el porqué ese hombre los quería llevar a la escuela.

Al llegar a la escuela Julieta bajo rápido e hizo ingresar a los pequeños dándoles un gran abrazo, no sabía los planes de Bruno, por lo que temía incluso por su vida, pero aun así se sentía tranquila de que sus hermanos finalmente estén en la escuela.

Al subir a la camioneta volvió a sentarse en el asiento detrás de Bruno, por lo que Bruno se levantó de su asiento para poder sentarse junto a ella.

-¿Por qué te sientas detrás de mí? ¿A caso no sabías que es de mala educación?

-Lo siento mucho... -Contestó Julieta cabizbaja.

-Está bien, quisiera hablar contigo.

-Dígame...

-No te obligaré a nada por ahora, quiero que estés tranquila en ese aspecto.

-O sea que... ¿Ya no tendré que tener nada con usted??

-Por ahora no quiero nada contigo.

-¿Por ahora?

-¿No sabes que quiere decir por ahora?

-Si, pero es que...

-¿Es que, que? Esto será así, yo ahora no quiero tener nada contigo, pero el día que yo quiera tendrás que ser mía y estar dispuesta a lo que yo te pida.

-Pero... ¿Y eso cuando será?

-¿Qué pasa? ¿Tienes pretendientes?-Pregunto enojado.

-No, no... Es que quiero estar preparada.

-Lo estarás, comienza a prepararte desde ahora.

-¡Ok! Está bien.

-¡Bien! ¿Iras al colegio?

-No, no. Iré al hospital.

-Bueno te dejaré ahí, pero ya no faltes tanto al colegio.

-Esta bien.-Contestó Julieta levantando la mirada.

-Bueno niña, no me mires de esa manera que me hace mal.

-¿Por qué? -Contestó con una sonrisa.

-Porque eres bella... -Dijo Bruno, finalmente cambiando la expresión de su rostro sombría a un hombre más cálido, dándole un poco de tranquilidad a Julieta.

-¿Le puedo hacer una pregunta?

-Dime...

-¿La próxima vez usted grabará?

-No lo sé... -Contestó Bruno poniéndose serio.

-¡Está bien!- Contestó ella sabiendo que tampoco podía pedir demasiado.

-Bueno. ¡Llegamos! Ahora recuerda que tu virginidad es mía, si a ti se te ocurre hacer alguna estupidez pagará tu hermano.

-No, no. Está bien yo lo entiendo y prometo que así será.

-Ok ahora bájate. -Le Exigió.

-¡Está bien! -Tomó su mochila rápido Julieta y bajo. -¡Gracias! -Dijo antes de cerrar la puerta y se quedó en el hospital para poder visitar a su hermano.