Crucigrama

A las dieciocho horas del accidente, los rescatistas llegaron en helicóptero, y los pasajeros se pelearon por ser los primeros en ser recogidos, la desesperación era grande. Francamente ni los borregos se portan tan mal cuando ven el campo por primera vez, ellos se alocan de felicidad, pero no se dan de empujones causando daño.

Esa gente irrazonable, y con su ridículo comportamiento, lo único que logró fue hacer que los rescatistas tomen la decisión de dejarlos, ellos tuvieron que ponerse a buen recaudo, eso me recuerda al video clip de Billy Idol cuando canta Dancing with myself.

Esa conducta adoptada por los rescatistas ha decepcionado a los pasajeros sobrevivientes, pero las tripulantes y Elisa se quedaron de brazos cruzados escuchando las quejas de los irrazonables, por esa conducta la ayuda de fue, y los pasajeros que necesitan ayuda médica urgente tendrán que aguantar más ¿Cuánto tiempo más?

Seis horas, ya casi madrugada, un helicóptero más grande llega, los pasajeros están aturdidos por el ruido, son obligados a interrumpir su sueño, pero bajo los efectos del sueño y no poder ver por la luz que les da en la cara, ha permitido realizar la labor de rescate con mayor facilidad.

A las veinte horas llegaron los especialistas de accidentes aéreos y de la NTSB (Junta Nacional de Servicio de Transporte según las siglas en ingles) para investigar las causas que provocaron el accidente. Los de la NTSB se dividen en dos equipos, uno se enfoca más en las cajas negras, el otro equipo marca territorio para el día siguiente poder tomar las fotografías, las evidencias del accidente no se pueden tocar, ellos como encargados del peritaje, necesitan conservar la escena tal y como la han encontrado.

Al día siguiente, el equipo inicia su trabajo con los primeros rayos del sol, y empezaron a tomar fotografías a las piezas claves y de la posición frente al terreno para saber cómo cayó exactamente. El segundo vuelo del helicóptero llega para cargar con más sobrevivientes para que puedan recuperarse y volver casa por medio de sus embajadas.

Elisa pidió para que Guillermo sea trasladado de una vez, pero los enardecidos pasajeros hicieron lo imposible por ser los primeros ¿Qué podía hacer Elisa ante un gran grupo de inadaptados? Guillermo necesita ayuda, su organismo reacciona desfavorablemente a la medicina natural.

-Guillermo ¿Qué tienes? – Elisa lo ve sudado y caliente.

- Elisa – habla con fatiga – perdóname, …puedes irte sin mí… no tengo nada más que perder. –  respira con la boca abierta para poder seguir con vida

- ¡Estás delirando! – Elisa saca agua de una poronga – te mojaré la cabeza para enfriar poco a poco la sangre.

- Ya perdí… mi dignidad… te perdí…perdí todo… de que sirve… seguir viviendo.

- Deja de decir estupideces, - le coloca el trapo mojado sobre la frente.

- Un año juntos… que tonto fui…Elisa… tú me has querido…

- ¡Cállate! – Elisa le cortó la conversación – mírate, lleno de hematomas, dos fracturas entre costillas, y fiebre alta.

Guillermo empieza con los delirios, la fiebre sube y narra su pasado y se burla de sus ex, pero sobre Elisa no existe burla alguna solo recuerdos, sus ojos se mueven solos, la respiración se mantuvo difícil, por ratos se reía, a veces gritaba, hacía conversación sin sentido por momentos, hasta que se desmayó. No es fácil para Elisa lidiar con esta situación, es un paciente, necesita cuidados bajo supervisión médica y urgente, pero ese hombre le hizo daño. Todos los recuerdos le vienen a la memoria, todo lo que parecía bonito acabó de repente, le dio una cachetada a modo de desahogo, pero Guillermo no reacciona. Elisa llora, necesita botar todo lo que tiene reprimido en su corazón, por ella, lo hubiera dejado morir, pero ante tantos ojos, la podían acusar de asesinato premeditado y pagar por bueno algo que no es.

Horas después, parece que la fiebre ha bajado, Guillermo no está tan caliente, pero un autobús logró llegar a la zona del desastre y se llevó a todos los que podía, solo podía cargas a cincuenta y seis personas, tiene prohibido llevar pasajeros de pie, pues el, camino es accidentado, la carretera es peligrosa, y el chofer no puede arriesgar, pues el exceso de peso es fatal. Ya veinte han sido llevadas por helicóptero, por lo tanto, solo quedaron cinco.

Los equipos de investigación están esperando que vengan los camiones para la recolección de piezas para su respectivo estudio. Ellos se fueron en camioneta cuando el camión recogió los restos y se ofrecieron a llevar un pasajero, Elisa pidió para transportar a Guillermo, pero se negaron, Guillermo necesita de un helicóptero, está mal herido y el viaje en camioneta lo va a matar.

Los dos pasajeros que se quedaron con la pareja rota han querido irse por su cuenta, no quieren ser carga para Elisa, sin pensar que ella también los necesita y más por Guillermo, quien continúa durmiendo y ya sin fiebre.

-Quedamos cuatro – comentó Elisa – debemos esperar a que llegue la ayuda para irnos de aquí.

- Lo dudo, no creo que hagan un gasto hasta aquí por cuatro. – comentó uno con desánimo.

- La labor de rescate termina hasta que se haya recuperado el último sobreviviente.

- Estamos en China, a ellos les importamos un rábano donde quedamos, ya hicieron mucho con sacar al resto. – comentó el segundo pasajero.

- Tenemos que permanecer unidos, esté hombre – señalando a Guillermo – está en muy malas condiciones. Necesitamos trabajar como equipo.

- Yo nunca he trabajado en equipo, yo soy un hombre de negocios, no sirviente. – comenta el segundo pasajero.

- Usted está aquí como simple mortal, su título de hombre de negocios no sirve aquí.

- No quiero discutir con gente barata – señala el primer pasajero – prefiero buscar el camino que estar al hambre con una como usted y de un moribundo. - sentenció el pasajero.

Ellos se fueron sin más, Elisa los dejó hervir en su caldo, es inútil hacer razonar a unos niños ricos y caprichosos. Ya tiene suficiente con Guillermo, ella tampoco es sirvienta y no está obligada a serlo. Es una bendición que se hayan ido, dos grandes pesos menos, mucho menos estrés para la pobre Elisa.

Mientras ella cuida de Guillermo, una señora con su hijo, se han acercado a Elisa para tener noticias.

-Señorita del extranjero ¿Ya se fueron todos? – pregunta la mujer.

- Gracias señora, por venir. Gracias por todo, solo quedamos el señor herido y yo.

- Mamá, ellos pueden venir a nuestra casa, hasta que los vengan a recogerlos. – propone el niño.

- Debemos hablar con tu padre, tú no tienes edad para tomar decisiones.

Elisa sonríe, sería de gran ayuda por vivir en casa de una familia por el momento, los investigadores saben que todavía falta por rescatar a cuatro, bueno en realidad son dos quedados y dos desaparecidos. De los desaparecidos mejor olvidarlos, de los quedados al menos vale la pena ser rescatados.