La Viuda Y El Mafioso

Capítulo 7

Allegra había salido de compras, Ulana no la había acompañado esta vez, sin embargo llevaba mucha seguridad. Mientras ella buscaba el vestido adecuado para celebrar el cumpleaños de su esposo. Ulana revisaba toda su habitación, sabía que algo estaba haciendo para evitar un embarazo. Y encontró lo que buscaba, Ulana tenía razón, Allegra estaba tomando píldoras anticonceptivas. Pero la pregunta correcta era ¿Quién se las estaba consiguiendo?

—Vilma, ven de inmediato.—

—Dígame señorita Ulana.—

—Tu eres la más cercana a la señora Allegra, así que aclárame algo. ¿Cómo consigue la señora los anticonceptivos? Habla, ¿quién de todos aquí se las compra?, esto es traición a los Volkov.—

—No tengo idea se lo juro.—

—Está bien, pero encontraré al traidor y lo va a pagar con su vida.—

Vilma estaba muy asustada, sabía quién era la responsable de conseguirlas. Sentían lástima por Allegra, ella simplemente no quería hijos de Petrov. Mientras tanto en la boutique, Allegra no podía acomodarse el vestido mientras estaba en el probador, decidió quitárselo arrojándolo al piso, por primera vez se observaba en el espejo y solo podía ver a una mujer a la cual le habían arrancado su libertad.

Pero en ese momento tomó la decisión de escapar, antes de salir de la área de probadores había una puerta de emergencia. No dudó y salió por ahí, bajo deprisa antes de que se percataran que ya no estaba probándose el vestido. Pero los hombres de Petrov se dieron cuenta que ya había demorado, así que entraron a la tienda.

—Oye tú, ¿dónde están los probadores?—preguntó Iván el perro fiel de Petrov

—Al fondo.—respondió una de las vendedoras de la tienda

Iván llegó hasta los probadores a revisar, abrieron cada probador incluso incomodando a las demás clientas.

—Disculpe no puede hacer eso.—

—¿Dónde está la mujer que se probaría este vestido?—

—Aquí estaba yo le cambié la talla.—Iván arrojó el vestido sobre la vendedora.—Busquen a la señora Allegra por todo el centro comercial, ha escapado.—les daba la orden Iván a todos sus compañeros por el radio.

Allegra caminaba por el estacionamiento, era enorme pero ya llevaba algo de ventaja. Estaba una mujer esperando a su hija en la parada de autobús, llamó su atención Allegra ya que lloraba y se veía angustiada.

—¿Estás bien?—

—Necesito irme lejos, antes de que se den cuenta que escape.—pero para su mala suerte la mujer no le entendía ya que no hablaban el mismo idioma, pero Iván la localizo, Allegra al verlo se hecho a correr.

Se había vuelto una persecución, la mujer que intentaba ayudarla llamó a la policía. Allegra corría por las calles de Moscú, intentando escapar de su triste realidad. Metros más adelante una patrulla la interceptó.

—Ayúdenme por favor.—el policía no dudó en detenerla, Allegra pensaba que la ayudarían. Pero en realidad ellos también servían a los Volkov.

—Gracias oficial yo me encargo, señora Allegra tendrá problemas cuando el señor regrese a casa.—

—No, no. Alguien ayúdeme. Suéltame no volveré a esa casa. Por favor Iván déjame ir, no quiero volver. No quiero.—

Todos observaban como la subían a la fuerza a la camioneta. Pero nadie hacía nada para ayudar a aquella joven. Minutos más tarde regresaron a casa, Ulana estaba muy enojada. Y su hermano aún más.

—Eres una completa estúpida.—

—Basta de tus insultos, no eres nadie para reclamarme.—

—Eres una estúpida, crees que es tan fácil huir de mi hermano. Le perteneces, esta vez no creo que te salves del castigo. Mira lo que encontré, así que ahora dime quién es la traidora o traidor en esta casa que te consigue los anticonceptivos.—

—¿Con qué derecho revisas mis cosas?—

—Porque puedo, habla Allegra no quiero lastimarte. Pero como comprenderás no podemos tener traidores aquí en casa.—

—No te voy a decir nada, y si tu hermano quiere asesinarme que lo haga, me haría un favor.—

—Jamás vas a irte de esta casa, mejor apresúrate a darle hijos a mi hermano. Y disfruta de la vida de reina que llevas.—

—Tu eres mujer al igual que yo, si tú estuvieras en mi lugar yo no dudaría en ayudarte.—pero Ulana simplemente la ignoro.

Más tarde Petrov regresaba a casa, estaba furioso de inmediato subió a la habitación con Allegra. Andrei se detuvo a saludar a su tía.

—Ahora si la va a pasar mal esa prostituta.—

—Lo tiene bien merecido.—

En la habitación Allegra estaba encerrada en el baño, Petrov golpeaba la puerta para hacerla salir.

—Abre esa maldita puerta, no me hagas que la tire.—

Allegra tenía miedo de él, no quería morir porque necesitaba volver con su familia. Pero tampoco quería seguir al lado de Petrov, así que decidió salir del baño.

—¿Por qué Allegra?, te he dado todo a manos llenas. No entiendo porque no te conformas con tu destino, eres mi esposa y te vas a quedar a mi lado hasta que nuestros últimos días lleguen.—

—Petrov no quiero estar aquí, si tan solo me permitieras ver a mi familia. Ayudarlas, tal vez así me conformaría.—

—Tu familia soy yo. Si vuelves a intentar escapar o sigues evitando tener a mis hijos. Iré por tu abuela y tu hermana, y te traeré sus cabezas.—

—No, por favor Petrov. Ellas no, por favor.—

—Espero que te hayas despedido de Vilma, porque se va de esta casa para siempre.—

—¿Que piensas hacerle?—

—Ya lo verás querida, nunca más volverás a conspirar en mi contra. A veces la culpa es la mejor manera de tener todo bajo control, y la vida de ellas dos siempre estará en tu conciencia.—Allegra se arrojó a sus pies para suplicarle clemencia, Vilma y la señora de la cocina eran buenas personas con ella. Ahora serían castigadas para servir de ejemplo, y Allegra presenciaría todo.

Días después de ese momento tan traumático, Allegra había decidido salir de su habitación. Estaba casada con un monstruo, ahora sabía que él no estaba jugando. Bajo a desayunar en familia, no podía olvidarse de lo sucedido.

—Hasta que la señora se dignó a honrarnos con su presencia.—expresó Andrei

—Basta hijo.—para variar Andrei se retiró de la mesa sin terminar el desayuno.

—Allegra tenemos dos nuevas empleadas, elegí a dos que no hablan para que no se puedan comunicar contigo. Así no podrás conspirar en contra de tu esposo.—

—También tú Ulana basta. Me alegra verte mejor, sé que es difícil superar lo que presenciaste. Tengo palabra, creo que ya te ha quedado claro. Pero no todo es malo, mira el periódico.—Allegra reconoció a Ornella de inmediato—Si es tu hermanita, que por cierto se comprometió con Bastian Leroy, el magnate de la empresa farmacéutica más grande de Europa. Te lo dije ella tiene carácter, ve hasta donde ha llegado, es claro que no te necesita y tu abuela tampoco lo hará.—

Petrov sabía de la muerte de su abuela, pero el hacerle creer que seguía con vida, le ayudaría a seguirla manteniendo bajo control. Allegra lloraba de felicidad al ver a su hermana, esperaba que su matrimonio fuera feliz y que siempre estuviera lleno de dicha. Se sentía orgullosa de su hermana.