La Autora Maldita

__Mi señor, el general Fenrir ha llegado y solicita una audiencia__. Anunció el mayordomo.

__Hazlo pasar__. ordené, y unos minutos después Fenrir ya se encuentra dentro del despacho.

__Debe ser algo importante para que estés aquí, sobre todo después de tu informe mensual de la semana pasada sobre mi prometida, que como siempre, no traía nada nuevo__. Fenrir ha estado a cargo de la seguridad de mi prometida desde que fue elegida como mi esposa, como parte del tratado de paz con su imperio.

Mes tras mes, el informe de mi prometida es el mismo: nada cambia en su rutina. Vive encerrada en su habitación, sumida en un mar de lágrimas por su inminente matrimonio con un monstruo como yo. Las escasas veces que sale, su hermana menor apenas intercambia unas palabras con ella, y luego regresa a su encierro, como si las lágrimas pudieran cambiar su destino.

El tratado de paz es lo único que me impide romper este compromiso. La creciente amenaza de las bestias es innegable. Su número ha aumentado drásticamente en los últimos años, y su voracidad es tal que, si no se toman medidas, podrían aniquilar a ambos imperios.

La otra razón es que mi prometida posee una gran cantidad de magia. Al tener descendientes con ella, serán mucho más fuertes que yo, lo cual es crucial para combatir a las bestias. Pero su actitud llorona y deprimente me desespera. Yo tampoco quiero este matrimonio, lo hago por mi gente, es mi deber como emperador. Ella parece olvidar que no es la única que sufre.

Pero hay algo que no entiendo. ¿Cómo es posible que mi prometida posea una gran cantidad de magia si nunca se ha interesado en aprender a usarla y controlarla? Además, ¡ni siquiera sabe defenderse! Espero que esto no sea un problema en el futuro, porque no pienso ser su niñero y tener que cuidarla hasta de una hormiga culona que puede terminar acabando con su vida si se le descuida.

__Su majestad, tengo noticias importantes y... sorprendentes que conciernen a su prometida__. Anunció Fenrir con cautela, ganándose toda mi atención, ya que mi prometida no ha hecho nada más que llorar desde que sé dé su existencia.

__Continúa, Fenrir - Exigí con voz demante__.

__.Quiero saber qué ha hecho mi prometida además de llorar para llamar tu atención y hacerte venir aquí tres semanas antes de tu próximo informe__. El cuerpo de Fenrir se tensó ante mi voz, y tomó aire con fuerza, como si estuviera buscando el momento o las palabras correctas para seguir hablando. Eso me hizo preguntarme si la llorona de mi prometida se ha suicidado y tendré que volver a buscar otra candidata apta para darme herederos.

__Después de días de fiebre, su prometida se levantó transformada. Radiante, con un vestido de colores alegres, salió al jardín, comió postres y tomo el té, se defendió con palabras de su hermana hasta hacerla enfurecer, y luego partió hacia el templo. Allí, ignorando las advertencias del líder sobre los peligros de iniciar a practicar la magia a su edad, lo convenció , o mejor dicho lo compro con una buena suma de oro, para que así le asignara al mejor maestro. Su argumento: su compromiso con un orangután gruñón que, según ella, la abandonaría a su suerte ante el ataque de una bestia, y eso la obliga a aprender a defenderse sola__.

Fenrir habló sin aliento, las palabras se agolpaban en su boca, pero logré seguir el hilo de la conversación. A medida que escuchaba, la incredulidad se apoderó de mí. Esa mujer, mi prometida, la que siempre se mostró sumisa y vulnerable, ¡me había comparado con un orangután gruñón! La comparación me quema por dentro.

__Mi prometida ha emergido de su encierro, aparentemente más valiente. Tal vez una visita de su prometido le refresque la memoria. Estoy ansioso por ver hasta dónde está dispuesta a llegar__. La nueva actitud de mi prometida es un enigma que debo resolver. Ha llegado el momento de conocerla en persona y descubrir la verdad detrás de su belleza, su magia, sus lágrimas... y su valentía recién descubierta.

Hasta ahora, mi prometida era solo una serie de informes de Fenrir. Firmé el acuerdo de paz con el emperador, pero me negué a conocerla. ¿Para qué? Sabía que había montado un escándalo por ser la elegida, llorando como si no hubiera mañana ¿Acaso no entendía que miles de mujeres matarían por estar en su lugar?.

Fenrir me miró como si me hubieran salido dos cabezas, pero no me importó. Cuando le ordené que preparara el viaje para conocer a mi prometida, me interrumpió.

__Aún hay más información sobre ella__. Dijo, con un tono y una expresión que presagia malas noticias... o algo tan sorprendente que teme que no le crea.

__Fenrir, habla de una vez. No tengo todo el día, y hay que preparar todo para mi viaje al imperio vecino, debo conocer a la llorona__. El tiempo es un lujo que no me puedo dar. Si quiero tener la libertad de ir a conocer a mi prometida (y quizás "molestarla" un poco), necesito adelantar trabajo. Una semana en otro imperio requiere planificación.

__Después de salir del templo, su prometida se dirigió a la nueva tienda de la baronesa. Quería renovar su guardarropa con ropa más cómoda y funcional, lista para cualquier eventualidad. Pero sus planes se vieron interrumpidos por un exangüe que atacó la ciudad, sin importarle el daño que la barrera mágica le causaba. La joven se sintió extrañamente atraída hacia la criatura, y cuando el exangüe la atacó, hiriéndola en una pierna, su reacción fue inesperada: el miedo despertó su magia latente, absorbiendo la energía vital del exangüe hasta matarlo. El exceso de poder la dejó inconsciente, y aún no a despertado__.

Casi caigo de la impresión. No puedo entender cómo mi prometida fue capaz de despertar su magia y usar la habilidad del exangüe para matarlo. Es una caja de sorpresas, y estoy decidido a descubrir todos sus secretos. Hay algo oculto detrás de su repentino cambio de actitud, y voy a averiguarlo.

Fenrir también me informó sobre el estado actual de mi prometida. Aún no ha despertado de su sueño mágico. El líder del templo asegura que es parte del proceso: su cuerpo debe integrar la magia que ahora fluye por sus venas. Pero advierte que esa misma magia podría ser fatal si no logra dominarla.

La nueva versión de mi prometida me intriga. Si su cambio es real, estoy dispuesto a ayudarla y protegerla. Pero para eso, necesito conocerla y descubrir qué causó su transformación.