Un Sinvergüenza En Redención

Sintiendo que sus piernas cedían repentinamente, Milena dio unos pasos hacia atrás y se apoyó contra la pared, de hecho, tenía miedo de caerse, sus manos estaban sudorosas y sus piernas un poco débiles, ¡Dios la agonía!

—Es rápido, ya he visto que es un idiota y ciertamente no será un buen hombre para mí—susurró para sí misma mientras intentaba mantener la calma.

No es que estuviera pensando en ser más que una empleada, pero espera al menos ser respetada.

Como Milena ni siquiera se molestó en preguntar cómo era su marido, guardó el número de David como: viejo gruñón y luego se fue a casa.

Como sus finanzas estaban un poco menos apretadas, Milena tomó un taxi y pronto llegó a casa.

De pie cerca de la puerta, Milena encontró a Jane, tenía a Levi en su regazo y aunque el niño mostraba una hermosa sonrisa alegrando el ambiente, Jane continuó mirando a Milena con una mirada crítica.

Cuando la puerta estaba completamente abierta, Milena vio en la esquina de la habitación los productos que acababa de comprar en el mercado y por primera vez tuvo ganas de golpear al repartidor.

“Quería hablar primero, ahora es más difícil explicarlo todo”, pensó Milena y sin decir una palabra, colocó su bolso en el sofá y caminó hacia la cocina, se lavó las manos y luego regresó a la sala, llevó a Levi. Sus brazos y comenzó a amamantarlo, fingiendo no preocuparse de que Jane la mirara.

—¿Ganaste la lotería o pediste un préstamo al banco?-Preguntó Jane mientras cerraba la puerta.

Al escuchar esas palabras, Milena forzó una sonrisa y dijo:

—No digas tonterías, no me gustan los juegos y no tengo créditos por ningún lado, solo acepté un trabajo y recibí un adelanto.

Mientras hablaba, Milena acarició el cabello negro de Levi, mientras este sentía el tacto de su madre, Levi cerró los ojos, pareciendo tener sueño o simplemente sentirse seguro.

—¿Tenía mucho trabajo?-Preguntó Milena queriendo posponer esa conversación.

Jane simplemente negó con la cabeza, se sentó junto a Milena, apoyó la cabeza en su hombro y luego dijo:

—Perdón por ser tan molesta y querer a veces adivinar hasta tus pensamientos, pero es porque te amo mucho y siempre quiero lo mejor, soy tu hermana pequeña y quiero que confíes en mí, siempre. Prometo nunca decepcionarte.

Al escuchar esas palabras Milena no pudo contener las lágrimas, esa declaración de la joven que estaba a su lado le dio a Milena la falsa impresión de que acababa de traicionar su amistad cuando firmó ese contrato sin hablar primero con Jane, darse cuenta de esto entristeció mucho a Milena. . .

Muy preocupada, Jane se acomodó en el sofá, secó las lágrimas de Milena y luego quiso saber qué estaba pasando, pero Milena no podía pronunciar una sola palabra, así que, en silencio Jane abrazó cariñosamente a madre e hijo, sin duda queriendo demostrarles todo su amor. . .

Ella sólo lo abrazó cuando Levi comenzó a gemir, ciertamente muy incómodo.

—Deja que Levi amamante en paz, dentro de un ratito te cuento el lío en el que me metí.

—Está bien, ahora voy a empacar las compras, pero no creas que no te estoy vigilando, dijo Jane para luego guiñarle un ojo a Milena y luego salir de la habitación cargando varias bolsas.

Estando sola en la habitación, Milena besó a Levi en la frente y le dijo:

—Gracias por tu existencia, te quiero mucho y por querer siempre lo mejor para ti, terminé metiéndome en un maldito matrimonio otra vez, no lo digo con la intención de hacerte sentir culpable, solo te quiero. Para saber cuán grande es mi amor por ti, sé que pagaremos un alto precio, permaneceremos distantes y dolerá, pero en la primera oportunidad que tenga te llevaré a vivir conmigo – mientras hablaba, Milena se volvió emocionado y lloré mucho.

Sus lágrimas cayeron sobre la ropa de Levi, haciendo sonreír al pequeño, él es adicto a tomar un baño, la visión de Milena se volvió borrosa debido a las lágrimas que caían sin parar y tal vez por eso le tomó un tiempo darse cuenta que Jane estaba ahí, mirándola con curiosidad.

—¿Cuánto tiempo llevas allí?-sondeó Milena, pero Jane no dijo nada, solo recogió el resto de las bolsas y luego se alejó con largas zancadas.

Unos minutos más tarde, Levi finalmente se quedó dormido, Milena lo colocó justo en el centro de su cama y colocó muchas almohadas y sábanas alrededor del niño y solo entonces salió de la habitación y se dirigió a la cocina, donde encontró a Jane, sentada en la mesa. y tomando un trago de café mientras miraba distraídamente a un punto fijo, era su celular.

Muy asustada, Milena se sentó a su lado, se sirvió un poco de café y miró a Jane.

Milena estaba segura de que Jane se enteró de la boda y por eso de repente habló:

—Hay mucho dinero de por medio, sabes que no soy una persona inútil, veo lo que funciona, como lo que tengo y si lo tengo, voy a lugares donde puedo permitírmelo, no importa lo que pase. la persona tiene, pero lo que tiene. Sí, conmigo es así, pero cuando se trata de mi hijo, las cosas son diferentes, sé que es una locura, pero era necesario, en el futuro estaré orgulloso de lo que tiene. Lo hice porque sé que todo saldrá bien.

Al escuchar esas palabras, Jane dejó escapar un largo suspiro, pero no dijo nada, porque en el fondo sabía que Milena sería capaz de cualquier cosa por Levi.

Luego de enfrentar el silencio ambiguo que allí reinaba, Milena planeó volver a hablar, pero Jane tomó su mano y dijo:

—No quiero ser ejemplo para nadie ni ser juzgada, pero si estuviera en tu lugar ciertamente ni siquiera sería madre, mientras más recuerdo de tu recorrido de vida, más orgullosa me siento de ti. , ahora cuéntame los detalles-Jane Pronunció las últimas palabras sonriendo, tal vez tratando de ocultar el malestar en su pecho, acababa de sufrir una traición, pero al ver a Milena enfrentando sus propios problemas, Jane camufló su dolor y comenzó a hablar de temas relacionados. a Milena.

Después de escuchar todo con mucha atención, Jane esbozó una sonrisa pícara y dijo:

—Sí, tuviste suerte, me acaban de despedir del trabajo, ahora seré la niñera oficial de Levi.

Al escuchar esas palabras, Milena se puso muy feliz, pero también estaba preocupada y si no fuera porque estaba a punto de llegar tarde, definitivamente querría saber los detalles.

—Amiga, necesito salir nuevamente, te prometo recompensarte, dijo Milena y luego fue a alistarse.