Maldita sea mi suerte, cuando todo era perfecto mi suerte cambia haciendo que mi vida se convierta en una vida llena de miseria.
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capitulo 7
Como un abrir y cerrar de ojos había llegado el día de la boda, Julio por un momento dudo se seguir adelante pero sabía que no podía dejar el llegada de su padre y abuelo en manos de sus tíos, Julio no podía creer como en un momento a otro había cambiado su vida antes miles de mujeres estaban persiguiendo y ahora había comprado una esposa, él tenía mucha curiosidad de saber cómo era su futura esposa y ¿si no era como él la imaginaba?, Volvió a lo que estaba haciendo, abotono la camisa, estaba acomodándose la corbata cuando su madre llegó, Nadia lo dudo hacerse el nudo.
—Ahora su todo está listo — dijo Nadia mientras empujaba la silla de ruedas, todos observaban como llegaba Julio sus tíos esperaban verlo decidido pero el mostraba una actitud muy diferente, se mostraba altivo, orgullo, su personalidad era fuerte, dominante simplemente no se deja a intimidar, Julio mostraba una gran seguridad aunque por dentro el sentía su mundo desmoronarse pero jamás se los iba a dejar ver. Julio esperaba en el altar a su futuro esposa no podía evitar sentirse nervioso después de todo era la primera vez que contraía matrimonio, los minutos se le hicieron eternos, se podía ver cómo jugaba con sus manos hasta que por fin vio entrar a la novia de los brazos de su padre, el velo cubría su rostro y Julio no pudo evitar pensar —Solo espero que no vaya a ser fea, porque su estatura deja mucho que desear —, pues la novia era bajita, su cuerpo era muy delgado para nada eran los gustos de Julio pero sabía que no tenía opción, Joaquín le entrego a su hija y comenzó la ceremonia, Fátima no podía creer que esto le estuviera pasando a ella, no había duda era el hombre más perfecto que había visto en su vida, su cabello oscuro y su piel blanca que contrastaba con sus ojos negros, la expresión de aquel obre era dura, además Fátima se sintió muy nerviosa pues cuando su padre la entrego y Julio la tomo de la mano tuvo una sensación raro en el estómago, como si miles de mariposas revolotean, por su parte para Julio no lado desapercibido aquel toque sintió como si una descarga eléctrica pasará por sus manos, el miraba a Fátima pero su rostro no era muy visible debido a la distancia y aquel velo, cuando el clérigo le pregunto a Julio que si aceptaba a Fátima él de inmediato dijo que si, más cuando le pregunto a Fátima ella se quedó callada, así que el clérigo volvió a preguntar después de un momento de silencio dijo que si, Julio pensaba —Solo eso faltaba que dijera que no—, la ceremonia continuó hasta que llegaron a la parte donde dice,: —Puede besar s la novia —
Julio apartó aquel beso, no podía creer lo que tenía frente a sus ojos su esposa parecía una niña su rostro parecía el de un ángel con hermosos ojos rojos, sus labios estaban pintados de rosa, su maquillaje era tan natural, en ese momento quería reclamarle a su madre, pero no lo hizo tenía que seguir con el plan, así que le dio un suave beso en los labios, para Fátima era su primer beso ella si tío como la sangre recorría su cuerpo y como una parte de ella se humedeció, ella jamás había sentido tal sensación para ella eso era nuevo, por su parte Julio sintió ese beso diferente fue solo un roce de labios, sin embargo, tuvo mucho más sensaciones a comparación de besos anteriores, tanto que tuvo miedo.
La recepción fue algo sencillo, sus tíos esperaban ver a Julio sumido en una depresión pero al parecer era todo lo contrario y esto de la boda no se lo esperaban, al principio pensaron que quizá solo era una farsa pero ahora estaban convencidos que era real, sabían perfectamente que Julio iba muchos pasos adelante que ellos, pero quizá se estaban ahogando en un vaso de agua dijo Melquiades a su hermano pues la cláusula más importante del testamento de su padre era que alguno de ellos obtuviera un hijo varón y en las condiciones de Julio el tenía todo las de perder o al menos eso creían.
Cuando terminó la recepción y todos se fueron, Julio le gritó a su madre.
—Puedes decirme que significa esto,— señalando a Fátima.
—Verdad que es hermoso el vestido —
—Tú sabes bien a qué me refiero, ella es una niña que quieres que me acusen de pedófilo —
—Ella no es una niña tiene dieciocho—
—Pues no lo parece, cuánto puede medir, además está toda plana — Fátima solo escuchaba en silencio, pues al parecer ahora le tenía miedo a su nuevo marido.
—Estas asustando a la niña, deberías controlar tu carácter — dijo Nadia mientras abrazaba a Fátima.
—Te voy a llevar a tu habitación, si necesitas algo solo lo tienes que pedir, por cierto me traje a Mari la chica de servicio al parecer tu padre la iba a despedir, pero creo que la puedes necesitar así no te sentirás tan sola —
—Gracias señora, por ser tan amable — dijo Fátima, su voz apenas se podía escuchar.