Josiane no quería estar allí, pero se vio obligada a ir a terapia debido a las reglas del refugio en el que vive.
Patrícia, su psicóloga, estaba acostumbrada a tratar casos difíciles, pero nada la preparó para Josiane.
Entre la ética y el amor ¿cuál prevalecerá?
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Capítulo 4
Patricia se hundió en el sillón, con el cuerpo tenso y la mente dando vueltas. La sesión con Josiane había sido agotadora, y la sensación de impotencia la consumía.
La puerta de la sala, entreabierta, revelaba su expresión incómoda a quien pasaba por el pasillo.
— ¿Patricia? — La voz de Caroline, su supervisora, resonó con suavidad, pero con la firmeza típica de ella. Su rostro, siempre sereno, traía esa sonrisa calculada que parecía tan acogedora como inquisitiva.
Patricia levantó la mirada e intentó recomponerse rápidamente, pero el cansancio era evidente.
— Caroline. — Se acomodó en el sillón, intentando recuperar una postura más profesional. — Adelante, por favor.
Caroline cerró la puerta al entrar. Se sentó en el sofá frente a Patricia, cruzando las piernas con elegancia.
— He notado que estabas... incómoda. ¿Ha pasado algo en particular? —comenzó Caroline, apoyando la carpeta que sostenía sobre sus rodillas.
Patricia dudó un momento. Sabía que podía hablar, pero necesitaba elegir las palabras con cuidado. Al fin y al cabo, tenía que hablar de una paciente, sin revelar nada delicado, aunque no tuviera nada de ella que contar.
— Es Josiane. Siento que estoy dando vueltas en círculo con ella. Nada de lo que hago parece tener efecto, y está empezando a desgastarme. —Patricia suspiró, tamborileando con los dedos en el brazo del sillón—. Simplemente no coopera, y yo... siento que estoy fallando.
Caroline mantuvo la sonrisa, inclinándose ligeramente hacia delante.
— Lo entiendo. Josiane es un caso complicado, pero eso es parte de lo que hacemos, ¿no? —comenzó Caroline, con el tono aún amable—. Quiero recordar que esta colaboración con el ayuntamiento es esencial para nuestro trabajo. Estos jóvenes vienen de historias difíciles, y muchas veces, esas resistencias son solo un reflejo de lo que han vivido.
Patricia asintió lentamente, pero no pudo ocultar su frustración.
— Entiendo eso. Solo que, en su caso, parece... diferente. No es solo resistencia, es como si estuviera cumpliendo con una obligación, nada más. —Patricia dejó escapar un suspiro cargado—. Y eso me hace sentir como si estuviera hablando con una pared.
Caroline se acomodó en el sofá, apoyando las manos sobre la carpeta.
— Patricia, confío en tu capacidad, y sé que eres una profesional dedicada, y precisamente por eso quiero reforzar algo: este contrato con el ayuntamiento tiene una duración inicial de dos años, con posibilidad de renovación. Y tú sabes tan bien como yo que esa renovación depende de los resultados. —Hizo una pausa—. No podemos permitirnos el lujo de dejar que un caso como el de Josiane se estanque. Tenemos que avanzar, aunque sea poco a poco.
Patricia tragó saliva. Las palabras de Caroline eran educadas, pero el subtexto era claro: darse por vencida no era una opción.
— Lo entiendo, Caroline. Solo que... está empezando a ser difícil. Siento que nada funciona, y, sinceramente, no sé cuánto tiempo más podré lidiar con esto sin desgastarme aún más. —La voz de Patricia flaqueó por un instante, pero rápidamente se recompuso.
Caroline se inclinó aún más, ahora con expresión más seria.
— Patricia, valoro mucho lo que has hecho, y haces aquí, me encantaría hacer una excepción y transferir a Josiane a otro profesional. Pero tú sabes que el contrato va más allá de nosotras dos. Es la base de algo más grande, algo que afecta a la vida de muchos jóvenes. No podemos permitir que las dificultades de un caso nos hagan perder el foco. —La sonrisa de Caroline regresó—. Confío en que encontrarás una solución, porque sé que eres capaz. Pero quiero que entiendas que necesitamos que todos los casos avancen. Eso es lo que se evaluará. Quieren el mínimo de abandonos y cambios de profesionales. —Hizo una pausa—. ¿Sabes por qué? Estos jóvenes ya cambian de profesional constantemente.
Patricia se quedó en silencio un momento, absorbiendo las palabras. Había algo reconfortante en la confianza de Caroline, pero también una "presión" que pesaba sobre sus hombros.
— Haré lo mejor que pueda. Lo prometo. —respondió finalmente Patricia, manteniendo el tono profesional.
Caroline relajó la postura y se levantó, ajustándose la carpeta en los brazos.
— Sé que lo harás. Y recuerda, puedes acudir a mí si necesitas apoyo u orientación. Mi puerta siempre está abierta. —Se detuvo en la puerta, mirando a Patricia una última vez—. Cuídate tú también, Patricia. Te necesitamos en tu mejor momento.
En cuanto Caroline salió, Patricia se hundió en el sillón de nuevo, soltando un largo suspiro. Sabía que Caroline no lo hacía con mala intención, pero el enfoque en el contrato parecía eclipsar la percepción de que la propia terapeuta estaba empezando a desgastarse.
Patricia sabía que tendría que lidiar con Josiane, pero también sabía que, para ello, tendría que encontrar una manera de lidiar con su propia frustración.