Beatriz es una joven cuya vida fue destruida por su propia hermana, y ahora se encuentra en un callejón sin salida, solo su respuesta salvará a su hermana traidora y al resto de su familia.
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Capítulo 7
Matteo
Llego a casa y ya son las 22 horas, aproveché y pasé por casa de mi padre para ponerlo al día de las novedades y ver cómo va la operación que será a medianoche.
¡Antônio ya me esperaba en la puerta!
Antônio: ¡Buenas noches, señor!
Matteo: ¿Hiciste lo que te pedí?
Antônio: Sí, señor, ¡no ha salido de su habitación en todo el día!
Matteo: Estupendo, pídele a Joana que le prepare una comida y que la ponga en una bandeja, yo mismo la llevaré, estaré en mi despacho cuando termine.
Antônio asiente con la cabeza y se va.
Voy a mi despacho y me sirvo una copa, me siento en mi sillón y enciendo un puro.
¡Vamos a ver si ahora está más tranquila!
En cuestión de 5 minutos, Joana me avisa de que todo está listo, se ofrece a llevar la bandeja, yo asiento con la cabeza, me sirvo un vaso de whisky y la acompaño arriba, abro la puerta y todo está en calma, enciendo la luz de una lámpara, ¡no pretendo asustarla!
Matteo: ¡Déjalo ahí!
Joana deja la bandeja en la mesita.
Matteo: ¡Puedes retirarte!
En cuanto ella sale, tomo asiento en un sillón y la observo dormir.
Veo que tiene la cara magullada, niego con la cabeza sin poder creer que la haya golpeado.
****
Beatrice
Estaba durmiendo, abro los ojos y veo que hay una luz encendida, una que no he encendido yo, miro hacia delante y lo veo sentado frente a mí, me siento rápidamente en la cama, ¡apoyándome en el cabecero!
Beatrice: ¿Qué haces aquí?
Él no responde, en cambio se bebe todo el líquido del vaso.
Matteo: Te he traído comida.
Beatrice: No quiero.
Matteo: Maldita sea, ¿por qué tienes que ser tan testaruda?
Beatrice se encoge más en la cama, él se levanta y camina hacia ella sentándose cerca de ella, ¡su mano se dirige a su rostro!
Matteo: Lo siento, no quise hacerte daño.
Él le acaricia el rostro, ella lo mira fijamente tratando de no dejarse llevar por su tacto, de la mejilla, él pasa el dedo por sus labios, ella pone su mano sobre la de él, tratando de impedirle que haga cualquier cosa.
Matteo: ¿Qué te pasa?
Beatrice: ¿Cómo?
Matteo entonces captura sus labios en un beso rápido y desesperado, ella trata de empujarlo, pero él no se mueve, después de unos segundos las mismas manos que lo empujaban lo atraen hacia ella, el beso se vuelve lento y deseoso, Matteo pasea sus manos por el cuerpo de ella, que deja escapar un gemido ahogado, cuando él pone su mano entre sus piernas, ¡Beatrice se incorpora rápidamente!
Todavía sin aliento y totalmente desconcertada, dice:
Beatrice: ¡Fuera!
Matteo se levanta y camina hacia ella.
Matteo: ¿Por qué niegas que sientes atracción por mí tanto como yo la siento por ti?
Beatrice: No siento nada por ti.
Matteo: ¿Ah, no?
Dice acercándose más a ella, ¡acorralándola contra la pared!
Beatrice: ¡Por favor!
Matteo: ¿Dime que no sientes nada cuando te toco?
Él baja sus manos de su cuello a sus pechos, ella está jadeando, él continúa bajando por su vientre, cintura y finalmente ¡se detiene entre sus piernas!
Ella se arquea con su toque.
Matteo: ¿Dime que no me deseas?
Beatrice: Señor...
Matteo: Sí.
Beatrice: ¡Suélteme!
Él baja su mano por dentro de sus pantalones cortos y ella se mueve.
Beatrice: ¡Por favor, no!
(Una lágrima cae)
Matteo entonces se aparta.
Matteo: Espera, ¿tú...?
Beatrice gira la cara.
Matteo: Tienes 25 años, no puedes ser virgen.
Beatrice: ¡Déjeme en paz, por favor!
Matteo: Tú...
Beatrice: ¡Señor, váyase!
Matteo la mira incrédulo y sale, ¡volviendo a encerrarla!
Continuará...