Mi Mujer, Mi Esposa

Robert

No podía creer que tuviera 53 años parecía de 40 mi cerebro no lo captaba todavía pero no me importó eso, no quería desaprovechar ningún minuto , la besé sin pensar en nada mas y ella me correspondió sentí tanto en ese beso que no podía creer que la tuviera ahí en mi casa, en mis brazos en mi boca, definitivamente la quería en mi cama.

Empecé a excitarme pero no era el momento para que pasara algo más, primero tenía que hablar con  ella y si la quería en mi cama pero que ella también lo quisiera, no quería que terminara este momento.

Nos despegamos del beso pero no quería soltarla sentía que se iría y no la volvería a ver, así que le hice una propuesta.

Te propongo algo, me volteó a ver con cara de "que se trae este".

Dime -respondió

Quédate en mi casa el tiempo que estés aquí y pásalo conmigo y si quiero todo contigo, quiero que estés en mis brazos, en mi casa, en mi cama, no despegaba sus ojos de mi como si no creyera lo que le estaba diciendo, estaba muy cerca de ella, olía delicioso

Sabes realmente lo que me estás pidiendo? – me dijo seria.

Si - le contesté

Se tapó la cara con sus manos y suspiró, se quedó callada por un momento no dijo nada, se levantó del sillón y me asusté pensé que saldría corriendo cuando se dio la vuelta hacia mi y me contestó.

Mañana te daré una respuesta, ahora creo que mejor me voy no vaya a hacer una barbaridad.

No pude evitar reír y ella también rió, tomaré un taxi dijo

Claro que no, yo te llevaré, quiero saber en donde te quedas- no la dejaría ir sola y arriesgar que algo le pasara, - la ciudad es muy peligrosa y más por la noche- no mentía si era peligrosa en la noche y más para una mujer

Solo porque no conozco la ciudad aparte  no se donde estoy y ya es tarde – dijo con una sonrisa que por cierto es hermosa, esta mujer si que me encantaba

La tome de la mano, envolví mi brazo en su cintura y la bese, esa boca me llamaba a probarla, acariciaba su espalda y volvió la excitación a mi cuerpo, jamás me sentí tan atraído por una mujer y menos mayor que yo

No dijo nada, solo me siguió el beso, besaba endemoniadamente bien, podría volverme adicto a su boca, ya me la estaba imaginando en la cama

Pasamos por la sala y estaba mi nana viendo su novela preferida, nos volteó a ver con sus ojos de amor

Ya te vas hija? – dijo con su voz tierna.

Si señora Mara, buenas noches, me dio mucho gusto conocerla.

A mi también, eres muy hermosa, espero y te quedes con mi niño – me volteó a ver

Nana- dije con voz de advertencia

Si, si, ya se, que les vaya bien, buenas noches – dijo con una sonrisa la nana.

Salimos a la entrada y estaba Sam

Abrí la puerta para que entrara al auto y yo di la vuelta para entrar por el otro lado, estaba algo nervioso y ansioso, no sabría su respuesta hasta mañana, Sam arrancó el auto y salimos a la carretera, quería hacerle muchas preguntas pero no quería responder a ellas así que guarde  silencio solo la tome de la mano y la besaba de vez en cuando, le sudaban, me daba risa porque sabía que estaba nerviosa.

No quería llegar al hotel, no la quería dejar, pero respire profundo, llegamos al hotel y antes de que se bajara le pregunté:

Cual es tu número de cuarto?

No me lo dijo solo me dio su número de teléfono y yo le di el mío por lo pronto me conformaba con eso.

Esperare con ansias tu llamada – le di un beso y sonrió.

Bajé del auto, le abrí la puerta y estire la mano para ayudarla a bajar, la tomé por la cintura y no pude evitar volverla a besar, la solté y dejé que se fuera.

Sabia que tendría una noche de insomnio esperando su llamada.

Marque el número de Saúl para contarle pero mejor colgué, sería mejor no decirle nada hasta que Ale me diera una respuesta, además me diría un montón de cosas .

Llegue a casa, me di un baño y me acosté en mi cama viendo hacia el techo, me venía su imagen a mi cabeza y sonreía como idiota.