Tras quedarse dormida en el baño de su casa Blair se despierta en un lugar completamente desconocido y peor aun se había dado cuenta que se encontraba en el cuerpo de una extra en uno de los libros que leyó.
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06: Pecado
Magnus Wilder, el actual emperador de Windsong, con solo 28 años, lleva ya 8 años en el trono desde que su padre falleció debido a una enfermedad. Es un hombre que todos respetan, no solo por su poder sobre el trono, sino también por su carácter. Aelin lo mira embobada.
“Diablos, está para comer” , piensa, moviendo la cabeza para sacar esos pensamientos impuros de su mente. “Al diablo, está demasiado bueno” . Camina en dirección al hombre, sin dejar de mirarlo hasta llegar frente a él.
— Su majestad... — comienza a decir, pero sus labios son tapados por la enorme mano del hombre.
— ssh... — Aelin asiente, indicando que entiende, mientras el emperador baja su mano.
— ¿Qué hace la señorita Aelin por aquí? — pregunta el emperador.
Aelin abre los ojos sorprendida.
— ¿Nos conocemos? — pregunta.
— La última vez que te vi, estaba cumpliendo tus diecisiete. Además, es imposible olvidar esa cara — responde el emperador.
Aelin se sonroja levemente al tener al hombre demasiado cerca. No pensó que el emperador hubiera conocido a la dueña del cuerpo antes, ya que esta no frecuentaba salir, al menos eso decían en el libro.
"Vamos, Blair, piensa en la biblia y no en ese pecado que encuentras frente a ti", se dice a sí misma.
— ¿Qué hace aquí, señorita? ¿El general lo sabe? — pregunta el emperador.
— Necesito hablar con usted. Es algo muy urgente. Solo escúcheme por un momento — responde Aelin, mirándolo entre súplicas.
El hombre, sin decir nada, la toma de la mano y la arrastra a una de las habitaciones cercanas.
— Bien, ¿qué es lo que quiere decirme que es tan importante para estar aquí a media noche? — pregunta el emperador.
Aelin se da la vuelta a punto de hablar, pero termina chocando con el enorme cuerpo del emperador.
— Oh, lo siento — dice, levantando la cabeza para mirarlo. — ¿Ha escuchado el caso del burdel, cierto? — pregunta.
— Y, por lo que sé, ayudaste a descubrir quién fue el asesino — agrega el emperador.
Esta asiente.
— ¿Qué piensa hacer con la culpable? — pregunta.
Magnus frunce el ceño.
— ¿Vino aquí solo por eso? — pregunta.
— Responda, ¿qué piensa hacer con ella? Leyó su confesión, ¿verdad? — insiste Aelin.
— Sí, lo hice — respondió el emperador.
— En serio, ¿piensa matarla? Ese hombre hizo algo más inhumano. Ella no merece morir por eso. Podría perdonarle la pena de muerte. Además, tiene un hijo. ¿Piensa dejar al niño sin madre? — Cuestiona la chica.
Aelin se detiene al escuchar como el emperador suelta una carcajada, causando que todo su cuerpo se estremezca.
— ¿Quién te dijo que la mataría? — pregunta Magnus, dejando la chica confundida.
— ¿No lo hará? — pregunta Aelin.
— Ella me hizo un favor al matar a esa escoria. O sino, yo mismo lo hubiera matado al saber lo que hicieron. — responde el emperador.
— ¿Entonces? — pregunta Aelin.
— Veo que no estás informada para nada — dice este, avanzando hacia Aelin, quien retrocede. — Hace días, ella salió — dice el emperador, terminando acorralada entre los brazos de este.
— ¿Qué? — abre los ojos sorprendida Aelin.
«Entonces, todo eso que hice fue por nada» pensó Aelin.
— ¿Qué pasó con el compañero de ese hombre? — preguntó, al recordar que había un segundo involucrado m
— Fue ejecutado hace días. Alguien así no merece estar dentro de mi palacio — respondió Magnus sin dejar de verla.
Aelin respiró aliviada al escuchar las palabras. Levantó la cabeza para encontrarlo mirándola fijamente.
"Uno intenta no caer, pero él no colabora", pensó para sí misma, mirando los ojos azules del emperador.
— ¿Tiene algo que decirme, su majestad? — preguntó, al ver como este se quedo mirándola.
— Has cambiado mucho. La última vez que te vi, eras demasiado tímida como para venir a buscarme hasta aquí. Comentó el emperador, sonriendo. — Y eso me hace pensar que tienes otro motivo para estar aquí. — Agregó.
— ¿Así? — preguntó Aelin, sonriendo de lado y poniendo su dedo en el pecho de Magnus, deslizándolo hacia abajo. — ¿Y qué motivo crees que es? — Preguntó sin dejar de mirar el hombre, quien nisiquera había apartado la vista, mirándola fijamente.
Aelin miró cómo este detenía su mano sin dejar de mirarla.
— Señorita, no juego con fuego. Se puede quemar — dijo el emperador.
La respiración de Aelin se aceleró. Aunque intentara negarlo, ese hombre era malditamente su tipo. Debido a su trabajo, ni siquiera tenía pareja, porque se enfocaba más en sus casos. Pero ahora, era todo lo contrario. Estaba completamente en un mundo distinto, y de paso le sobraba tiempo.
— Qué casualidad — sonrió de manera traviesa. — Me encanta quemarme con el juego — dijo, sus palabras fueron como una aprobación para Magnus, y este, sin dudarlo, juntó sus labios con los de ella. Ella correspondió de inmediato, poniéndose de puntillas y envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Magnus.
El beso fue apasionado e intenso, como si ambos hubieran estado esperando ese momento. Magnus, sintiendo el calor de su cuerpo y la pasión de su beso.
La chica se estremeció al sentir la mano del hombre enrollarse en su cintura, profundizando más aquel beso. Ambos tuvieron que separarse por falta de aire.
— Si no se va ahora, haremos una locura — Advirtió con una voz seria.
Aelin, que apenas se estaba recuperando el aire, escuchó aquellas palabras en un susurro en su oído. Sonrió para esta vez ella susurrarle al oído.
— Quiero continuar con esa locura. — Susurró, rozando sus labios con los del emperador.
Y la poca cordura que le quedaba al hombre, desapareció al escuchar aquellas palabras. La chica jadeó cuando este nuevamente volvió a besarla, correspondió, sintiendo cómo el emperador la cargaba en sus brazos. Para no caerse, tuvo que afirmarse bien en su cuello y con sus piernas envolviendo su cintura, sintiendo el calor de su cuerpo y la fuerza de sus brazos.
La habitación daba vueltas a su alrededor, y todo lo que podía sentir era la pasión y el deseo que la consumía. Magnus la llevó hacia la cama, sin dejar de besarla, la depositó suavemente sobre el colchón.
Aelin se sintió envuelta en una nube de sensaciones. No era la primera vez que estaba con un hombre, por lo que tenía bastante experiencia, pero ese hombre le hacía olvidar todo con solo unos besos.
Magnus se tendió a su lado y continuó besándola, explorando cada rincón de su boca y sintiendo el calor de su cuerpo. Aelin se sintió perdida en un mar de sensaciones y no podía hacer nada más
que dejarse llevar por la corriente de la pasión.
"Felicidades, Blair, te has convertido en una adolescente calenturienta", pensó para sí misma, hundiendo sus dedos en el suave cabello negro del hombre que se encontraba sobre ella.
De repente, Magnus se detuvo y la miró fijamente a los ojos. Aelin se sintió confundida y no supo qué hacer. Pero entonces, Magnus sonrió y dijo:
— Quiero verte. — Este acarició su cintura, dando a entender lo que quería decir. — Quiero verte completamente, señorita Laurent — dijo Magnus.
Aelin respiró agitada, extasiada por ese beso.
— Llámeme Aelin — Tomó la mano de Magnus y metiéndola bajo su vestido. A pesar del beso, Magnus no se había atrevido a tocarla en ningún lugar sin su consentimiento.
— Puede tocarme si lo desea. — Con esas palabras, el emperador no dudó un segundo antes de empezar a desvestirla, sin dejar de tocar cada parte de su cuerpo. Ella solo pudo estremecerse con cada toque. La habitación a su alrededor se desvaneció, y todo lo que importaba era el calor de sus toques.
gracias por compartir tu talento 🫂✨🌹✨🪻✨🌷🍀