Amor por Contrato...

DMITRI

La sangre me hervía del coraje de solo pensar en que Sofía tenía que estar cerca de Rhaegar, quien se regocijaba de alegría de tener a la madre de mi hijo a su lado, poco le importaba que el Padre del bebé fuera yo, porque le tocaba el vientre a Sofía y ella lo alejaba todo el tiempo, pese a ello ese maldito seguía acercándose a ella. Mi mujer, la madre de mi hijo y mundo entero.

Sofía, por otro lado, seguía reuniendo información en secreto, sin embargo, temía que un día la descubriera. Habían pasado ya dos meses y medio, y mi preocupación seguía allí. Ya no lo soportaba más, pero por mi hijo y Sofía era capaz de soportar cualquier cosa.

Estaba en mi oficina cuando vi entrar a Sofía en ella, lucía tan bella con su panza de cuatro meses y medio, era pequeña y apenas visible, llevaba puesto un vestido blanco sencillo suelto, sin escote y zapatos de piso, llevaba consigo un pequeño bolso marrón con correa del mismo color, cerró la puerta detrás de ella asegurándose de que nadie la viera.

—Hola, perdón. Me tomó más tiempo del que pensé—. Me entregó el teléfono que le había dado para que consiguiera toda la información necesaria sobre los negocios de Rhaegar y otras cosas de las cuales realmente deseaba no conocer a fondo. Le ayudé a sentarse en el sofá individual y me lo agradeció.

—No te preocupes. Gracias, por esto. Te prometo que esto terminará pronto—. Estaba decidido a ello. Pasé la información a mi teléfono y entonces Sofía me dio la última ecografía del bebé, mi pequeño había crecido.—Gracias, por esto.

—De nada—Dijo y siguió hablando.—Lo sé, pero... tendrás que apresurarte, Rhaegar está sospechando. No me ha hecho preguntas ni nada, pero sabe que alguien lo está traicionando, sin embargo, no ha descubierto que soy yo. Me tiene arriba de un pedestal, créeme yo soy la última persona de la cual él sospecharía.

—Lo tendré en cuenta, por favor, cuídate mucho y al bebé también—. Hizo una mueca.—¿Todo bien?

—Sí, es solo que... el bebé está pateándome, no fuerte, es como un hormigueo, incómodo que no me dejó dormir bien, lo bueno es que duermo sola, pero... aun así Rhaegar no evita venir a mi cuarto lo cual hace que el hormigueo sea más incómodo—. Oír eso me hizo enfurecer y mucho, pero no pude evitar sentir que mi hijo también estaba sufriendo por la situación.

—¿Puedo sentir a mi hijo?—Ella accedió y me acerqué ella, puse mi mano en su vientre y comencé hablarle al bebé.—Hijo, por favor, no patees tanto a tu mamá, la incomoda. Sé que estás preocupado por ella y yo también, pero por favor ayuda a tu mamá y no la molestes tanto. Hazlo por mí y por ella, y cuídala, no dejes que ella se esfuerce demasiado. Ayúdale y sé un buen niño—. Las patadas disminuyeron y ella respiró tranquila.

—Gracias, ahora me voy antes de que Rhaegar se dé cuenta de que estoy aquí—. La ayudé a levantarse, nos miramos mutuamente, sus ojos plateados tenían ese brillo que me cautivaba con cada segundo que los miraba. Sus labios rosados y perfectos eran una enorme tentación y necesidad de besar hasta el amanecer.

Estábamos a un paso de besarnos, cuando el teléfono de Sofía sonó. Nos separamos y ella tomó su teléfono del bolso era Rhaegar.

—Me tengo que ir...—Asentí, le di el teléfono que le había dado y se fue antes de que tuviera la oportunidad de detenerla y besarla hasta dejarla sin aliento.

—Al diablo...—La tomé del brazo y la besé. Ella se sorprendió y aun así correspondió el beso con bastante intensidad. Volver a sentir sus labios sobre los míos me era extraño y a la vez tan placentero, deseaba que ese momento nunca terminara, pero este se vio interrumpido por el teléfono de Sofía. Era Rhaegar, otra vez.

Rompimos el beso y ella se fue sin decir nada, aún podía sentir la suavidad de sus labios sobre los míos, el olor a rosas de su cabello y su perfume.

Dios, esta mujer es una droga que no podía dejar. Debía cumplir la promesa que le había hecho a Sofía y a mi hijo. Entonces tomé mi teléfono y envié la información que Sofía había conseguido a Jayden, quien estaba preparando todo para exponer a ese imbécil de Rhaegar.

—Rhaegar, te voy a destruir... nunca más vas a meterte con mi familia—. Juré ante la ecografía que me había traído Sofía.—Es una promesa...