La Niñera

Mientras me terminaba de mostrar la casa pequeña, me había comentado que la mayoría de los empleados se quedaban en esa casa, y si los guardaespaldas también se quedaban allí.

No había muchas mujeres trabajando en la casa, solo éramos Gloria, Marta y mi persona. Que gran alivio, porque trabajar con tantos hombres debe de ser algo complicado.

No quería quedarme a trabajar de interna, pero cómo podría solventar los gastos de mi hermanita y mi papá.

- Y ahora vamos a presentarte a los niños.

- Claro que sí.

En el poco tiempo que los vi en la oficina los niños parecían muy tranquilos.

- Él es Sasha y él es Dante, son gemelos como puedes ver, muchas de las niñeras se van, ellos pueden parecer muy tranquilos, pero la verdad es que no es así. Tiene un temperamento bastante difícil al igual que el de su padre.

- No parece que fuera así.

- Las apariencias engañan. Otra cosa te entrego esta carpeta en ella encontrarás el horario de los niños y las actividades que están aprobadas por el señor.

Esto está a otro nivel, cómo puede ser esto cierto, son niños de menos de un año y tienen un horario que seguir. Reviso la carpeta que me acaba de entregar y parece más una agenda para un niño de cinco años.

- Esto es en serio, cómo es posible que los niños tengan que realizar estás actividades, son bebés todavía.

- Es lo que el señor preparó, y si no quieres tener ningún problema más te vale seguir con las indicaciones establecidas allí.

No soy madre ni docente, pero lo que estoy leyendo es algo absurdo, hay que dictarles clases de matemáticas durante una hora, de español, ciencias sociales y ciencias naturales, tienen docentes para cada una de las asignaturas.

Yo tengo que estar presente en cada clase y seguir las indicaciones de los docentes, aparte de eso sí el docente le deja tareas que se deben de realizar el mismo día.

- Por hoy vas a estudiar bien la carpeta que te acabo de entregar y te vas a instalar, a partir de mañana los niños son todos tuyos, se me olvidaba tienes que llevarte el monitor de bebés para todo lado, incluso en la noche, si los bebés se despiertan a media noche tendrás que venir a revisar el porqué.

- Entonces es un trabajo de veinticuatro horas.

- Si, pero no te preocupes los niños duermen toda la noche.

Que alivio, todo me imaginaba menos que me tocará estar 24/7 pendiente de los niños.

- Una pregunta tengo algún día libre.

- Si, un fin de semana cada quince días, eso sí tienes que llegar el domingo no puedes llegar el lunes, ya que el señor se va muy temprano al trabajo.

- Gracias.

Gloria se va con los niños y yo me dirijo a la casa pequeña en donde entró a mi habitación, es más grande que la sala y el comedor donde vivimos.

Como no había dormido la noche anterior, es solo poner la cabeza en la almohada y ahí quedó, profundamente dormida, no es hasta que escucho que alguien toca a la puerta que me despierto.

- Señorita Clara, la cena está lista. - la voz que me llama es tan dulce como la de un ángel.

Al abrirla puerta me encuentro de cara con un hombre no mucho mayor que yo, tiene un traje de color negro y en su oreja tiene un audífono. Es bastante lindo, eso no se lo puedo negar porque es así que me roba un suspiro.

- ¿Qué hora es?.

- Pasadas las siete.

- Gracias por avisarme.

- No es ningún problema, puede llegar a pasar que alguno de nosotros se nos pase la hora de la cena, el trabajo es bastante duro y agotador.

- Aun así muchas gracias, ¿cómo te llamas?.

- Que modales los míos me llamo César, es un placer conocerte tú debes de ser la nueva niñera.

- Si, me llamo Clara.

Mientras llegábamos al comedor hablamos de todo un poquito, al menos mis compañeros de trabajo no son tan amargados como el señor.

La velada fue muy agradable, distinguí a los guardaespaldas, a los cocineros y las demás empleadas de la casa, es un ambiente de trabajo muy agradable.

Después de esa noche tan agradable mis días de trabajo habían empezado bien, la paga era buena, muy acorde a las actividades que tenía que hacer, Sasha y Dante eran unos niños muy activos, pero se la pasaban de clase en clase, cuando terminaban o tenían que hacer tareas, o comer o dormir.

Tenían prohibido escuchar música y hasta ver televisión. Al señor nunca lo veía y era lo mejor porque cuando llegaba a veces se escuchaba peleando con alguno de sus empleados.

- Te vas.

- Sí, llevo dos meses trabajando y hasta ahora me dieron mi fin de semana libre.

- Suele pasar que al señor le salgan viajes de improviso.

- Me lo imaginé, y cuando vuelves.

- El domingo si todo sale bien.

En las noches hablaba con mi papá y mi hermana, era la única conexión que tenía con ellos.

- Señorita Clara por favor no te vayas. - Gloria llega corriendo a mi habitación. - El señor se va de viaje y esta vez no se va a llevar a los niños.

Enojada boto la maleta al piso, esto no me puede estar pasando, dos meses sin ver a mi familia y el día que por fin puedo ir a verlos sale con esto.

Entro al baño y cierro la puerta fuerte, que demuestra mi mal humor despótico en el baño en voz alta, afuera no se escucha ni una sola palabra, pero sé que están todavía en la habitación.

Los minutos pasan, y yo comienzo a calmarme antes de salir, lavo mi cara con agua fría, nunca es bueno hablar con alguien con la cabeza caliente.

- Si no puede señorita yo me quedaré con ellos, el señor no se va a enterar de nada.

- Gloria no te preocupes yo me quedaré. Y el próximo fin de semana me iré, pasa lo que pase.

Gloria me abraza y suspira de alivio, sé qué ella no tiene la culpa y que si le dejo a los niños no podrá con los demás deberes.

- Eres un sol mi niña, ve a la casa para desayunar, te voy a preparar algo muy delicioso.

Esta mujer es muy bella, me preguntó cómo hubiera sido ser su hija, si le trata tan bien sin serlo. Que llegaría a hacer por una hija de verdad.

Trato de no llorar, de no acordarme de mi pasado y no vivir en el, ahora lo mejor es pensar en el presente y en un futuro mejor para mi padre y para mí.